jueves, 15 de febrero de 2018

SENTIDO Y FUNDAMENTO DE LA LIBERTAD DESDE LA PRIMERA PIEZA TEATRAL DE JEAN-PAUL SARTE: BARIONÁ, EL HIJO DEL TRUENO

SENTIDO Y FUNDAMENTO DE LA LIBERTAD DESDE LA PRIMERA PIEZA TEATRAL DE JEAN-PAUL SARTE: BARIONÁ, EL HIJO DEL TRUENO

Jonathan Quinche Moreno*
* Estudiante de Estudios y Licenciatura en filosofía. Corporación Universitaria Minuto de Dios
Artículo presentado para optar por el título de profesional en filosofía
Asesor: Profesor Víctor Florián

                           Desde mi nacimiento fui un campo de batalla. Pero eso mismo les ocurrió a los demás.
A veces basta sólo con existir, tan sólo con existir, tan sólo con… ser. JURO QUE EMPIEZAN A
TENER SENTIDO ALGUNAS DE ESTAS COSAS…
(Marlín Harris. Diario de una huida. Pág. 197)

En este artículo nos interesamos por presentar y divulgar la primera pieza teatral poco conocida del filósofo existencialista que no necesita de Dios para ser libre. Barioná, el hijo del trueno, presenta a un Sartre que fundamenta la libertad en la elección y da sentido a la misma en la Esperanza, la cual es la Encarnación de Dios, el nacimiento de Cristo. El hombre preocupado por su existencia y su condicionamiento se supera a sí mismo en tanto que se proyecta en el mundo con Esperanza, alegría y libertad. Sartre ateo y antiteísta pasa por el no antiteismo en tanto que permite un sentido a la libertad más allá de sí mismo. La libertad del hombre es por el hombre y para el hombre, pero para ser libre es necesario decidir como fundamento de la libertad adquiriendo sentido en la Esperanza ya sea frente a la muerte inminente. Escribir y representar un mito del cristianismo en un campo de reclusión alemán, se da con el fin de acercar a los presos entre sí para existir al participar en dicha empresa, para sentirse vivos, y así ser libres en la alegría aunque cautivos. Sartre presenta en esta pieza una Esperanza que se asemeja bastante a Dios, que da sentido a la libertad proyectando a futuro su ser, como superación del hombre por el hombre en el mundo dentro sus posibilidades y condiciones, con el fin de cambiar el mundo y cambiarse a sí mismo en tanto que libre, es decir en tanto que se hace.
Palabras claves: libertad, sentido, fundamento, Esperanza, no antiteísmo.
Abstract:
In this article we are interested in present and disseminate the first piece theatrical little-know existentialist philosopher who does not need God to be free. Barioná, the son of thunder, presents a Sartre who founded the freedom of choice and gives meaning in to the same Hope, which is the incarnation of God, the birth of Christ. The man concerned about his existence and his condition surpasses himself while projecting in the world with Hope, joy and freedom. Sartre atheist, antitheist passes by not antitheist while it allowing a sense of freedom beyond itself. The freedom of man is by  the man and from man, but to be free it must to be decide as the foundation of freedom gained hope and meaning in the face of death is imminent. Write and perform a myth of Christianity in a to be participating in the company that closely resembles God who gives meaning to their freedom by projecting future be as overcoming of man by man in the world inside their possibilities and conditions, in order to change the world and change yourself as a free, if as you do.  
Key words:  Freedom, meaning, fundament, Hope, not antitheist.

Este artículo parte de la pregunta ¿Cuál es el sentido y fundamento de la libertad humana en el texto Barioná, el hijo del Trueno de Jean-Paúl Sartre? Para hacer una aproximación a la respuesta se hará en primer lugar una contextualización del origen de la obra con el fin de mostrar algunas características elementales de las circunstancias de su génesis. En segundo lugar se tratará de buscar el sentido y fundamento de la libertad humana que presenta Sartre en Barioná (1).                                                          
No hay que olvidar que esta obra presenta al Sartre ateo escribiendo sobre la Navidad, sobre Dios hecho hombre, sobre el Rey hecho un niño miserable (Sartre, 1940). Para el análisis del texto se tomarán aportes de la presentación de José Ángel Agejas (2) con respecto a Barioná, se desarrolla en 152 páginas, 43 de ellas contienen un estudio valioso, en el que se encuentran cuestiones considerables, como las noticias de su existencia, la localización de un ejemplar de esta casi olvidada obra, su contexto general, Sartre y el cristianismo y por último, la esperanza cristiana y otras esperanzas (Vaquero, s.f).
El objetivo de este artículo es divulgar la existencia de Barioná  con el fin de develar en un ateo o antiteísta (Moeller, 1961) existencialista su esperanza no antiteísta.  Además se tratará de hacer una aproximación a la respuesta acerca del sentido y fundamento de la libertad desde Barioná.
La primera pieza de teatro de Jean-Paúl Sartre, es un escrito de innegable tensión cristiana, que ha pasado desapercibida en algunos medios intelectuales (Vaquero). Barioná,  El hijo del Trueno, es una obra sobre la Navidad que “sonaba a música celestial.” (Agejas, 2004, p. 09) compuesta por un ateo comunista. Cuando Sartre estuvo cautivo por los nazis, en el Stalag 12D (campo de concentración alemán cerca a Tréveris) en 1940, escribió esta su primera obra teatral en la que revive el Misterio (3) de la Encarnación; hecha para representar con prisioneros en el campo de reclusión y para 12.000 de ellos (Vaquero). En ella se le da tanta vida al Misterio de la Navidad que el teólogo René Laurentin dice “Sartre, ateo deliberado, me ha hecho ver mejor que nadie (…) el Misterio de la Navidad” (Agejas, p. 10). El Misterio de Navidad es un subtitulo que no remite directamente a un ateo. Ateo que con destreza literaria y sensibilidad finísima, presenta estéticamente en Barioná (Agejas) una Esperanza no anticristiana de la libertad. Sartre que ataca deliberadamente el principio fundamental de la religión, la existencia misma de Dios, manifiesta que escribiendo sobre la Encarnación de Dios, ha encontrado la fuerza del teatro (Agejas). Esta obra escrita en cautiverio, con simples símbolos, esta hecha también con el fin de esquivar el censor alemán de vigilancia, y por un instante animar a sentir la Esperanza y ser libres.
            “De un prisionero, interpretada por prisioneros y para prisioneros” (Agejas, 2004, p. 15) es la característica elemental de la obra determinada en demasía por las circunstancias, pues fue escrita durante el cautiverio de 1940, en el transcurso de la segunda guerra mundial. Una primera edición de Barioná de quinientos ejemplares  autorizada en 1962, o sea 22 años después de escrita, fue distribuida entre compañeros del Stalag 12D y sólo queda un ejemplar en la biblioteca nacional de Francia pero incompleto. Elizabeth Marescot realiza con insistencia una nueva edición para conocer la primera obra de teatro de un ateo filósofo considerado padre del existencialismo en la que lleva la misma anotación de la editada en 1962:
“<<El hecho de que haya tomado el tema de la mitología cristiana no significa que la dirección de mi pensamiento haya cambiado ni siquiera por un momento durante el cautiverio. Se trata simplemente, de acuerdo con los sacerdotes prisioneros, de encontrar un tema que pudiera hacer realidad esa noche de Navidad, la unión más amplia posible entre cristianos y no creyentes>>”. (Sartre, 1975, p. 57)
Finalmente en 1970, treinta años después de su escritura, Gallimard difundió la primera edición regular de la obra como uno de los apéndices de la publicación coordinada por Michel Rybalka y Michael Contat (1970). Allí encontramos en Barioná que su temática y contenido discrepan del pensamiento sartriano; él mismo se desentiende de la profundidad como de la  seriedad que posee la obra, con la anotación que encontramos al inicio de la misma.
Trabajar con la mitología cristiana no puede ser justificación para que se crea en un acercamiento al cristianismo por parte de un ateo aliado con el engagement del 68 que precisa de una radical actitud (Agejas, 2004). Este desentenderse de la obra puede resultar claro cuando responde Sartre (1973) que ciertos aspectos de los primeros trabajos han cambiado radicalmente después de la segunda guerra mundial, es decir que la vida enseña “la fuerza de las cosas”. O en otros términos “Había entonces hecho la experiencia de algo que no era mi libertad, y que me gobernaba desde afuera.” (Sartre, 1973, p. 75). Así se descubre del hombre su real situación entre las cosas, “el ser en el mundo” (Ibíd.). Es entonces posible que Sartre ¿escribiera sin querer, sin decisión porque esas obras primeras son sintomáticas debido al estado espiritual de esos años de guerra? Es decir, que ¿en guerra se evoca a Dios para que dé Esperanza a la vida?, pero ¿si no hubiese habido guerra? o ¿si no hubiese sido apresado Sartre?, ¿existiría hoy el mismo corpus literario y filosófico en Sartre? ¿Existiría Barioná como primera obra de teatro de un ateo?
La Fundación Sartre no reconoce la autoría de esta obra, ni se encuentra en sus obras completas. Pero lo que sí es cierto es que se representó ante miles de presos. Además porque Sartre autorizó la edición de quinientos ejemplares, uno de ellos hallado en una universidad de Estados Unidos (Barioná,…). Moeller (1961, p. 57) que por su lado sólo dice que escribió un auto de Navidad pero nada más. Además clarifica que Sartre es artista y que por ello puede a voluntad evocar escenas vivas y al mismo tiempo quedar lúcido dentro de sí (Moeller, p. 64), es así que ha podido escribir sobre la navidad sin dejar de ser ateo.  
En el Stalag 12D Sartre tiene como compañeros a sacerdotes; a Perrin, al dominico Pierre Boisselot capellán del campo, al jesuita Mairece Espitallier y a Henry Leroy. El capellán Pierre consigue de las autoridades vigilantes permiso para realizar la Misa del Gallo (4) y previamente un concierto. Sartre se ofrece para los ensayos de coral, pues sabía música y poseía buena voz; aunque a los sacerdotes les producía un aprieto por tratarse de un ateo oficial (Agejas, 2004). Sartre piensa que la Misa de Gallo y los cantos están bien pero que resultan pobres y escasos,  para él “tiene que haber alguna manera de marcar la fiesta también humanamente sin que perdiera su sentido comunitario” (Agejas, p. 20) “¿Por qué no resucitamos la tradición de los Misterios que antes se celebraban y en la que todos pueden participar de alguna manera?” (Ibíd.). Aquí, resulta claro que Sartre es quien propone dicha empresa no como resulta de su anotación inicial del texto en la que dice “de acuerdo con los sacerdotes” (Sartre, 1940, p. 57). En seis semanas escribe, ensaya, dirige y supervisa a actores, vestuarios y decorados. Tiempo record en el que se plasma una profundidad y seriedad recubierta de circunstancias específicas. En esta empresa encuentra en el hombre la fuerza de su grandeza, en la relación con los demás (Agejas). Es decir, comprueba la fuerza y cohesión del teatro entre actores, actores y público, y público. Además, eso es significativo porque permite percibir una cierta decaída en la perspectiva solipsista, elemental en Sartre, de la que se pudiera decir que surge “<<un segundo Sartre>>” (Agejas, 2004, p. 21) más optimista y menos individualista. Y no es que se perdiera el sujeto entre la colectividad sino que es en ella en la que puede ser sujeto de sus actos pues “en toda circunstancia siempre había una elección posible” (Sartre, 1973, p. 76) y porque se elige, frente a otros (Sartre, 1975).
Aunque la Fundación Sartre no la reconozca, sí esta claro en la carta que Sartre escribe a  Simone de Beavoir el 10 de diciembre de 1940:
“imagínese lo que significa para un escritor conocer a todo su público y escribir precisamente para ese público, y para un autor dramático montar e interpretar él mismo sus obras. He hecho un misterio de navidad muy emotivo, parece, tanto que a uno de los actores, cuando actúa, le vienen ganas de llorar. En cuanto a mí yo hago el papel de mago. Escribo la obra por la mañana y ensayamos por la tarde.” (Agoff, 1986)
Es así que ya no se puede dejar de reconocer este trabajo hecho por Sartre, en el que se plantean problemas literarios y metafísicos, en el que se puede ver el vuelco en la vida y obra de Sartre. En la que trata “sobre la libertad invencible de los hombres, y el poder que tienen en cualquier circunstancia, si así lo deciden, de enfrentarse a sus opresores.” (Lèvy, 2001, p. 314)
Pero lo intrincado y conflictivo del asunto surge cuando el mismo Sartre crea la pieza El diablo y el buen Dios para refutarse (Sartre, 1973); ya que la elección posible es falsa, siempre se encuentra totalmente limitado por la situación (Sartre, 1975). El pensamiento de la post-guerra le hace aferrarse a que todo hombre esta condicionado enteramente por la existencia social, esta hundido a su pesar en la historia. Pero hay esperanza aún, a pesar de la condición y el hundimiento, es el hombre capaz de decidir ser responsable de sí “Porque la idea que nunca dejé de desarrollar es que, al fin de cuentas, cada uno es siempre responsable de lo que se ha hecho de él (…) Creo que un hombre puede siempre hacer algo de lo que se ha hecho de él.” (Sartre, 1973, p. 77). Así define Sartre la libertad después de su travesía por la guerra. Y, en Barioná esta el hombre condicionado y hundido, pero se encuentra esperanzado en Dios que da sentido a la libertad. Así en este tejido, es importante no olvidar que no se persigue afirmar que Sartre fuese en ese lapso creyente, pues a él se le identifica en su existencia por el aborrecimiento visceralmente anticristiano (Vaquero).
Ahora, el quid, según Agejas, de la historia en Barioná es la desesperanza del Zelote que no ve alguna salida a la opresión de los romanos. La reacción es convertirse en un <<pueblo para la muerte>> para que así no haya a quién tiranizar. El niño de Belén supone la luz que cargue de significado la decisión de Sara, tener el hijo que espera. Ella misma decide, y al decidir realiza su libertad, condicionada por la agonía pero esperanzada por algo externo a ella, aunque propio, su hijo.
Es importante tener en cuenta que en el camino de abandonar la desesperanza, Barioná mantiene un dialogo con Baltasar, quien es el que alienta al revolucionario de Barioná. Baltasar posee parlamentos sencillos pero hondamente filosóficos y espirituales, y, lo primordial es que es interpretado, Baltasar el esperanzador, por el mismo Sartre ateo (Agejas, 2004). La opresión hace desear la libertad pero al momento de querer buscarla se pierde, pues ella no se encuentra sino que se hace, es la voluntad de decidir frente a condiciones que humanamente son soportables y que libremente son superables.
Esta obra también puede entenderse como “<<multiartística>>” (Agejas, 2004, p. 26) por poseer música, pintura y poesía, estructurando una única atmósfera estética. El filósofo usa una carga poética para describir las pinturas utilizadas mientras era representada. Sartre con emotividad y estilística no desdeñables describe a un personaje <<atrapado>> “por la necesidad de tomar decisiones radicales (…) encontrará una salida esperanzadora que dé sentido a una libertad…” (Agejas, p .28). En las descripciones que hace el filósofo francés motiva sentimientos y estimula sensaciones, los diversos elementos de la realidad los recopila en detalles que desmenuza hasta lo más mínimo, por eso, “No cabe duda de la seducción que ejerció sobre él la fenomenología de Husserl, que conoció y estudió en Alemania”. (Ibíd.) Así no es fortuito que acceda a lo divino por vía estética puesto que Sartre considera la fe como una actitud vital y no intelectual.
Superar la tiranía y realizarse con la libertad adquiere sentido en la Esperanza, en la Esperanza cristiana que se presenta en Barioná (Agejas, 2004) aunque esto no quiere decir que Sartre se haya acercado al cristianismo o que sea creyente por una crisis espiritual. ¡No! Sino que por el rechazo al nazismo hay algo común con los sacerdotes. Lo común entre creyentes y no creyentes es su cautiverio y el odio a la opresión. Necesitan Esperanza. Más que un Misterio, es el poder de dirigirse a prisioneros y evocar los problemas, que les son comunes, para articularlos a hechos e implicaciones vitales y personales (Agejas, 2004). Es decir, que el hombre en cualquier circunstancia, si tiene Esperanza, adquiere sentido su libertad.
En Barioná, se presenta una perspectiva para comprender la libertad humana en relación con Dios como sentido único, último y definitivo de la libertad del hombre, fundamentada en las elecciones propias. En Las Moscas se centra en el desprecio de que la libertad humana sea posible por Dios. En Barioná se centra en la Esperanza como sentido de la libertad; así, lo común es que “Orestes llega <<hasta las últimas consecuencias de su libertad>>, asume <<la totalidad de su gesto>>” (Lévy, 2001, p. 319) al igual que decide Barioná.
“No es difícil establecer un paralelismo entre el Sartre de Barioná, el hijo del trueno, como así se llama la pieza teatral, y el Sartre de Las Moscas. Orestes desafía a Júpiter como Barioná desafía a Dios. Orestes le recuerda al dios del Olimpo que él es su libertad; mientras que Barioná, convertido tras escuchar a Baltasar, entrega su corazón a la Gracia de Dios, la forma plena de la Esperanza. Si algo no parece haber resuelto el hombre autónomo con su razón, en un mundo en el que el mal acecha en cada hora, es la pregunta por esa forma de libertad que se llama Esperanza y que se manifiesta como Gracia de Dios en la Historia.” (Serrano, 2004)
En Barioná podemos observar un Barioná antes de Cristo y otro después de Cristo; en el antes de, se encuentran visiones materialistas pesimistas y negativas pues “el mundo es una caída infinita, (…) es una mota de polvo, (…) Las personas y las cosas, (…) son arrastradas por esta caída universal (…) La vida es una derrota, (…) todo el mundo resulta vencido (…) la mayor locura del mundo es la Esperanza” (Sartre, 1940, p. 77). Aquí se parece al Roquentin de La náusea que ve la realidad como algo caído y la existencia como imperfección (Murdoch, 1956). Barioná después de Cristo se lanza, convertido dice Serrano, al cielo para no asfixiarse en la desesperanza (Agejas, 2004). Más aún, en el filósofo francés se encuentra una apuesta: “La libertad de una persona está no en apostar por sí sino en abrirse al otro”. (Agejas, p .40) Concebir que un ateo hable de la libertad desde la  Encarnación de Dios es creer que el ateo no es tan ateo a raíz de dar sentido a la  libertad autentica, en Cristo (Agejas). Pero a Sartre lo que le interesa es proponer que haya Esperanza en cualquier circunstancia para dar sentido a la libertad. Moeller afirma ver en Barioná un Sartre antes de Sartre (Moeller p. 153 citado por Agejas), un Sartre del “teatro de la libertad” (Sartre. 1973. p. 75) de escritos espiritualmente sintomáticos; todo para que después pretendiera anularlo sujetándose al marxismo.
Sartre en Barioná presenta una cosmovisión materialista y atea, e irrumpe con la Esperanza como sentido de la libertad humana; ¿una paradoja o un misterio? (Agejas, 2004). Las neo-políticas y las neo-economías globalizantes someten al hombre al dominio externo y le alienan, por eso el hombre no se hace a sí, es un utensilio desechable y cambiable del mecanismo capitalista alienante, así se pierde el sentido y el fundamento de la libertad, se crea un sentimiento de vacuidad  y de falta de significación que se desvanece y que sin embargo hay que restaurarla (Murdoch, 1956).
Aunque, superar la condición de cautivos es el anhelo, desean desde el Stalag 12D, sin libertad, a través de una obra de teatro en un 24 de diciembre de 1940, bajo un mito cristiano, recobrar la Esperanza, para tener así una posibilidad de hacer su proyecto de vida como auténticos hombres que deciden dentro de sus condiciones y circunstancias propias; aunque compartan de común un cautiverio, sus sufrimientos son distintos, únicos, de cada quien, nadie puede sufrir lo que sufre el otro.
El filósofo francés al escribir un Misterio de Navidad se impulsa a mover el esquema en el que piensa la libertad humana, ora atea ora cristiana, sí abre la necesidad de un sentido (Agejas) porque leyó alguna vez que “de qué os servirá fabricar la propia vida si habéis perdido el sentido de ella” en el texto Diario de un cura rural de G. Bernanos (Serrano); piensa así que es necesario un sentido y un fundamento para la libertad, de lo contrario será mejor volarse la tapa de los sesos, en palabras de Bernanos. Ser libre sin esperanza es ser no-libre, pues la libertad es una proyección del hombre frente a sus circunstancias, las cuales tiende a superar en la toma de decisiones; así estas decisiones fundamentan la libertad del hombre, y la Esperanza da el sentido a su existencia en el mundo, para que se haga por él dentro de sus situaciones responsable de sí, de sus sufrimientos y libre de hacer de estos lo que quiera.
Abierta esta la cuestión sartriana sobre el sentido y fundamento de la libertad. No hay una salida racional pues “no parece haber resuelto el hombre autónomo con su razón” (Serrano) nada. Sartre llega al solipsismo antes del giro marxista, al pensar que la razón nada dice de Dios. (Agejas.) Es en esta medida que Sartre entiende la libertad como pura voluntad dentro de unas circunstancias: “el hombre se realiza asumiendo una libertad de la que Dios no sería más que un límite insostenible” (Agejas, 2004, p. 48) pero en este trabajo se entiende desde Barioná que el hombre se realiza asumiendo una libertad de la que Dios es un no-limite sostenible, el sentido, como Esperanza para la posibilidad de ser. La libertad existe entonces mientras el hombre sea el que hace su vida, el que llega a superar los límites, viviendo hacia adelante y no hacia atrás cada instante (Murdoch, 1956) eligiendo por sí mismo, aunque sea solo dentro de un condicionamiento en el que únicamente quepa ser responsable de sí. (Sartre, 1973)
Ahora bien, Baltasar, interpretado por el ateo, representa la verdadera Esperanza, Esperanza que lanza al hombre a que realice su proyecto avalado por Dios. Las características de la Esperanza no suponen una alienación por esperar, abandonando sufrir la vida, sino que los hombres están más allá de los sufrimientos, pues estos son ilusiones vanas e inconsistentes, son como imaginaciones porque el hombre es mezcla de Esperanza y preocupación. La Esperanza, es no rumiar el fugaz instante, no mirar el ombligo, no arrancar el futuro (Sartre, 2004). La Esperanza es arrojarse al mundo, ir, enfrentarse. Igual como hace Barioná al final de la obra. El sufrimiento es la condición de la existencia y la libertad esta para superar el sufrimiento, para llegar a ser responsable de la existencia.
La desesperanza de Barioná que no se fía de alguien, ni de sí, ni de Dios, existe por considerar que “la dignidad del hombre está en su desesperanza” (Sartre, 2004. p. 78), que es un proyecto cerrado que se agota en lo político histórico, sin salvación ni trascendencia, y si existe Dios se pierde la dignidad humana. Esto sí que suena más a Sartre. El ateo no niega la determinación materialista pero también posibilita la acción humana dentro de la historia, así permite el hacerse histórico del hombre. No es una trascendencia más allá del mundo sino una Esperanza por existir en el mundo. Barioná se mantiene al margen de Dios sin Esperanza, es decir, sin sentido, es él su propia libertad. Pero en un momento pasa de un extremo al otro su pensamiento, no por imposición sino por decisión, él elige, cambiará después de ver a José pues “la mirada que José, el padre del niño, dirige al recién nacido, le transformará, convirtiéndose, en palabras de Baltasar, en el primer discípulo de Cristo” (Vaquero). Además de aceptar la muerte en la lucha con el fin de permitir que su hijo nazca como Esperanza, en vez de que venga la muerte sin más, sin Esperanza. Porque la Esperanza se entiende como la honda experiencia de prueba y dificultad para cada quien. Por más que sufra el hombre, él es superior a sus sufrimientos, superar es lo que se da por la Esperanza; así se nota un Sartre de desesperación encubierta por un voluntarismo (Vaquero) y ello como punto de partida para la libertad. Enfrentar libremente la muerte con Esperanza es existir.
Caracterizado así, su origen y su contexto, como la pretensión de la misma se pasará a la cuestión de la libertad humana con el fin de encontrar sentido y fundamento a la misma desde Barioná. Después de describir la situación en la que se encontraba Sartre, pasaremos a buscar en su primera obra teatral aquello que filosóficamente nos ayuda a entender una libertad con sentido y fundamento no anticristiano, claro esta que lo insinuante es, que se hace desde un ateo anticristiano, que para ser libre no necesita de Dios.
Es importante recordar la nota antes escrita con la que el filósofo francés permite la publicación de Barioná para que su pensamiento ateo no se vea truncado por una experiencia de su vida como cautivo (Cfr. P. 3), además de haber sido hecha con el fin de servir de espacio y horizonte para la libertad (Serrano) en un campo de concentración alemán.
La puesta en escena de la obra basada en la mitología cristiana, esta caracterizada por la música y por un prólogo en el que se narra cómo un ángel, que ni nace ni sufre, inmenso, con arco iris por alas, ingresa en el humilde hogar de María anunciando que tendrá a Nuestro Señor por hijo. María por un momento es innombrable, reflexiona mil pensamientos de dolor de madre, humanos pensamientos que desconciertan al ángel; ella, humana, posibilita la sacralización del hombre, el nacimiento del “niño-Dios” (Sartre, 2004, p. 127).
Después de pasados nueve meses, en un 24 de diciembre, un funcionario, superintendente, servidor de Roma, flácido aunque gordo, sobre un asno y malhumorado, llega a la casa de Leví el publicano.
Lo que se hará a continuación será una breve reseña de los cuadros y escenas para dar un panorama general y en el proceso se seleccionarán cuadros y escenas importantes que permitan mostrar la condición de Barioná, la cuestión filosófica de la existencia del hombre, su libertad y Dios, con el fin de analizar y encontrar el sentido y fundamento de la libertad. ¿Se es libre por ser hombre o se es libre por ser hijo de Dios? Sartre afirmaría la primera. Pero ¿por qué también Sartre afirma la segunda en esta obra? ¿Es sòlo coincidencia circunstancial que a un preso ateo entre presos religiosos se le permita poner a Dios como sentido de su libertad? La Esperanza en Cristo es la Esperanza para los necesitados. Un preso necesita su libertad y la tiene si esta con Dios. Pues su libertad supera los sufrimientos esperando gozar de la “paz en la tierra a los hombres de buena voluntad” (Sartre, 2004, p. 97). La Esperanza le permite superar el dolor de la existencia, la existencia es lo más que posee. Porque la existencia se da en la historia y es en la historia que el hombre hace su vida, o hace sobre lo que ha hecho la historia de su vida, se responsabiliza del segmento de historia en la que existe y en la que puede ser, pues el hombre es su proyecto y existe en la medida que lo realiza (Sartre, 1975). Además porque la historia ha existido antes de mi existencia y seguirá la historia existiendo después de mi existencia.
Ahora bien, en el primer cuadro encontramos dos escenas, en la primera esta Leví el publicano y Lelius el funcionario romano, este último llega a casa del publicano porque tiene una reunión con el jefe del pueblo para encomendar una tarea respecto a un censo y aumentar el impuesto de capitación de 10 dracmas a 15. En la segunda escena se describe un pueblo pobre, de rojas montañas y piedras que hacen aterir de frío. Barioná el jefe, dice que es imposible pagar; la roja tierra esta hendida, agrietada, se desangra, apesta y agoniza, todos son viejos, morir tranquilos es lo que quieren hacer para no existir en cien años ni en la memoria de los hombres. Interviene Barioná dirigiéndose al superintendente que reunirá al Concejo de Ancianos para la resolución de pagar o no. Ya que si no pagan vendrá el ejército romano a violentar lo poco que encuentre, y si pagan perderán lo poco que tiene.
En el segundo cuadro encontramos en la primera escena que los ancianos son concientes de su condición de viejos agónicos sobre los que vuela el cuervo, llevan cenizas por corazón e impotencia por pensamiento, solos, como bestias, se repugnan verse a la cara y en un agujero esperan morir, pues no se puede arrear un asno muerto. Después llega Barioná con hollín por alma, arrastrando la frente en la tierra. En la segunda escena Barioná con el Concejo debaten, el Concejo dice que sobre el pueblo cayo un mal hado, y lo que no se puede hacer no lo haremos, aunque un anciano del Concejo diga que hay que agachar la cabeza ante la fuerza. Un Concejo, dos posibilidades, la libertad en juego. Barioná como jefe decide pagar una sola vez. Ya que después no habrá quién pague porque para Barioná “El pueblo es como un teatro vacío cuando el telón ha caído y los espectadores se han marchado” (Sartre. 2004. p. 76).
“El mundo no es más que una mota de polvo que no termina nunca de caer. Las personas y las cosas aparecen de repente en un punto de la caída universal y empiezan también a caer se atomizan y se deshacen. ¡Oh, compañeros! Mi sabiduría me ha dicho: la vida es una derrota, nadie sale victorioso todo el mundo resulta vencido, todo ha ocurrido siempre para mal y la mayor locura del mundo es la esperanza (…) tenemos que acostumbrar nuestras almas a la desesperanza” (Sartre, 2004, p. 78)
Por eso no habrá quién pague un dracma porque no engendraremos más niños, con el fin de no perpetuar sufrimientos. Y termina jurando ello ante el Dios de la venganza y la cólera, Jehová. En la tercera escena llega Sara la esposa de Barioná, y le dice que esta embarazada. Con ello más se aferra Barioná a su juramento, ya que ahora es por él, el hijo, que quiere evitar que sufra y maldiga. Aunque el sufrimiento y la muerte son de cada quien. Sara como madre quiere sangrar por su hijo. Pero Barioná no cree en oportunidades porque ya los naipes están marcados, la miseria, la desesperanza, la muerte, están a la esquina. Por eso sigue diciendo en la escena cuarta que con un niño existiría el dolor del hombre otra vez como negra costra espesa atrapada en sí como larva, y a pesar de ello decir todo es bien Señor y por el universo gracias. ¡No!. Barioná dice que la existencia roe como vergonzosa lepra por eso es mejor no perpetuar el sufrimiento y repite el juramento exigiendo a Dios un signo antes del alba para engendrar o no.
En el tercer cuadro en la primera escena llega un viajero a donde Simón, Caifás y Pablo. El viajero envuelto en olores agradables de primavera en una noche de invierno, dice que viene de Bethaur (5) y que el jefe de ese pueblo ha exigido a Dios una señal antes de prohibir concebir. Dado a un problema político con Roma, por el aumento de la capitación de 10 a 16 dracmas, imposible de pagar. Después en la escena segunda al haberse ido el viajero llega un ángel, pálido como la muerte y con un frío por el oscuro vacío del cielo. Aquí se anuncia el nacimiento de Dios hecho hombre en un establo, el nacimiento del Espíritu infinito prisionero en un niño sucio. Nuestro soberano es ese niño que trae a los hombres alegrías en la tierra. Nace el Mesías. El ángel encomienda a Caifás un mensaje para Barioná. “<<paz en la tierra a los hombres de buena voluntad>>” (Sartre. 1040, p. 97)
Ahora en el cuarto cuadro, en la primera escena están los anteriores sin el ángel. Uno de ellos dice que se expulsará a los romanos con la venida del Mesías, el otro que nacerán flores y naranjos y limoneros, y el tercero que esta es la primera noche del mundo cuando todo empieza. Pero, ¡Es la revolución! Repite el publicano. Entre todos anuncian la edad de oro, el reino del Eterno, Justicia y rectitud. Pero Barioná a punto de vomitar les dice ¿Cristo? ¡Perros! Por no tener valor para la verdad. Caifás cumple con la encomienda, y Barioná dice que la buena voluntad es la del que espera con hambre en la escalera de un rico sin decir algo. Y ¿si prefiero la mala voluntad? que blinda el corazón en contra de Dios, los hombres y el mundo, ni compadecer ni dar gracias. Morir sin doblar la rodilla, irreconciliado con un clamor de metal elevado contra el cielo. Porque aunque Dios se mostrase me negaría a escucharle porque contra la libertad de un hombre ni Dios puede nada. Vais a buscar en los tantos establos de Belén, entre los tantos nacidos en un pesebre, ya que todos están allí por el censo. Solo elegís y tenéis al Mesías. Busca un rey en pañales, un niño sucio, miserable, gimiendo en un establo. El Mesías no vendrá a la caída interminable del mundo. De repente Baltasar, (interpretado por Sartre) dice “¡Cristo ha nacido!” (Sartre, 2004, p. 108).
Barioná se niega a creer en Mesías y en ser más el jefe; se refugia en la dignidad humana que es la desesperanza. Baltasar o Sartre dicen que todos sufren, por eso vino Cristo para sufrir por ti. Puesto que el hombre compuesto de Esperanza y preocupación, no es como el ángel al que ya se le dio todo o la piedra que nada espera. No es sólo un en-sí ahí sin más, pues tiene la posibilidad de ser-para-sí en tanto que se supera a sí mismo. El hombre se amasa con el porvenir, redescubre su misión. Siempre es más de lo que percibe. Y el que pierda la Esperanza será maldito no será ni piedra. Por eso la Esperanza es la dignidad del hombre dice Baltasar. Barioná queda solo, deseando ser el remordimiento de Dios abandonado sobre estéril roca. Y lo puede hacer porque elegimos nosotros mismo nuestro ser (Sartre, 1975).
Hay que detenernos y distinguir que Barioná tiene por dignidad a la desesperanza y Baltasar a la Esperanza. Todo el contexto anterior solo hace pensar en una libertad desesperanzadora, no importa qué se pueda hacer pues siempre se esta cayendo, en una existencia de la que dirá Sartre (1946) después en La náusea que es blanda y rueda, se zarandea, es una caída acabada, que no caerá y caerá, que es una imperfección. Pero con la esperanza de Baltasar se afianza una libertad capaz de superar los sufrimientos. Estos sufrimientos los vive cada quien sin posibilidad de sufrir el sufrimiento de otro, únicamente el propio. Decidir es un movimiento propio en el que se fundamenta la libertad y tiene sentido bajo la Esperanza, y mientras tanto en esta pieza teatral adquiere sentido en Cristo.
En el quinto cuadro en la primera escena esta Barioná expresándose de esta manera ¿cómo es que el Todopoderoso quiere ser gusano?, es una idiotez un hombre que sea Dios transformado. En la segunda escena le dice Barioná a Lelius que Dios no es loco para hacerse hombre por él, bajo una carne humillada. En la tercera escena aparece el Hechicero, importante en la obra ya que predice el futuro de Cristo: es un niño en un establo, que crece y camina entre los hombres diciendo que es el Mesías, que el que quiera ganar la vida la pierde; sufre, muere arrestado, arrastrado, desnudado, flagelado, despreciado, y crucificado grita por qué me haz abandonado. Después naciones enteras le seguirán y llevarán su palabra. Es necesario clarificar que nada dice de la reencarnación, pues en el cristianismo es parte de la vida de Jesús. Queda así abierta una incógnita acerca de su no mención. Después de ello sale Barioná decidido a retorcer el cuello del niño-Dios, el Rey de los judíos, a Cristo.
La descripción que sigue es la de la imagen del pesebre en el que esta Cristo, es relevante ya que su fuerza estética no deja espacio para pensar que un ateo escribiese así sobre una mitología cristiana “He aquí a la Virgen, y aquí a José, y aquí al niño Jesús (…) la Virgen esta pálida y mira al niño. Lo que habría que pintar en su cara sería un gesto de asombro lleno de ansiedad que no ha aparecido más que una vez en un rostro humano” (Sartre, 2004, p. 127). Cristo es su hijo, su carne, y su leche se convertirá en sangre de Dios. Él es Dios, y le dice mi pequeño, siente vergüenza de su humanidad y piensa Dios es mío, se parece a mí, es un Dios que vive y se puede tocar, esta calientito.
¡Así es!, Sartre ha escrito eso, y no se si diría lo mismo que dijo cuando después de un tiempo lee lo que él mismo escribió. “Cualesquiera que sean las circunstancias, en cualquier lugar que sea, un hombre es siempre libre de elegir si será un traidor o no” y sin embargo dice después de leerlo, “Es increíble: ¡lo pensaba verdaderamente!” (Sartre, 1973, p. 75). Lo cierto es que esta obra es elemental para entender el pensamiento sartreano, puesto que uno sólo se puede elegir a sí pero frente a los otros (Sartre, 1975). Barioná se elegirá a sí frente a su hijo, es decir por su hijo, condenado a su libertad (Sartre) tiene que elegir, aunque la libertad sea terror (Murdoch, 1956, p 41). Hasta aquí tenemos el contexto que llevará al desenlace final en el que el fundamento de la libertad, la decisión, se convierte en necesidad frente a las circunstancias, pues solo se hacer en cuanto decide ser responsable de lo que han hecho de sí.
En el cuadro sexto, en la primera escena aparece Barioná dispuesto a matar al Mesías, para eliminar así las prédicas de resignación y sacrificio. Para la segunda escena, la cual en el texto aparece como tercera debido a un error de numeración mas no es porque falte escena alguna, siguiendo a Conntat-Rybalka. Marcos aparece y Barioná trata de averiguar por María y José. Marcos asegura que ahí están con un recién nacido, que el padre aunque sabe que su hijo sufrirá, espera que sus fracasos sean éxito para su hijo. Barioná dice no tener hijos y no puede por eso pensar así, y Marcos por ello siente lástima pues no tendrá esa mirada luminosa de José lamentando no haber sufrido los dolores del parto por su hijo que sufrirá lo que él conoce. Marcos es el ángel de Barioná que viene a pedirle que no mate al niño y que deje nacer al suyo, ya que los ángeles nada pueden contra la libertad del hombre.
En la cuarta escena esta Barioná solo que entreabre la puerta viendo a María de espaldas suponiendo al niño en sus rodillas, a quien sí puede ver de frente es a José que posee una mirada de ojos claros como ausencias en un dulce rostro y curtido. ¿Esperanza? No la tiene Barioná. Ya no tocará al niño, ha sido vencido por la mirada de José ¿De Esperanza? Llega la muchedumbre y se esconde. En la quinta escena exclaman ¡Hosanna! ¡Hosanna!, entran para anunciar la llegada de los reyes, a besar sus mofletes y a reunir sus regalos, leche, lana, medalla de plata, un burro robado a un romano. Barioná desde afuera ve a Sara, con pies sangrados y color pálido, aunque respirando felicidad, con ojos luminosos, sin rastro de recordar su existencia. En ese momento en medio de un silencio no pesado como el de las montañas que toca las estrellas, ellos piensan que algo comienza, creen en una mañana nueva, en la primera hora del sol, ellos están al comienzo del camino, mientras Barioná se encuentra en una noche sin estrellas y al final del camino.
Después, en la escena sexta, Baltasar, que es interpretado por Sartre, dice a Barioná que ellos creen que ese niño expulsará a los romanos, que hará nacer flores en las rocas y que borrara el sufrimiento, pero no es así, los romanos no desaparecerán, las rocas serán estériles, y el sufrimiento siempre estará. Le da la buena nueva que Cristo sufrirá en carne pero por ser Dios superará el sufrimiento, así el hombre a imagen y semejanza tiene la posibilidad de decidir ir por encima, superar los sufrimientos y hallar sentido a su existencia. Tú no eres tu sufrimiento, solo tú eres responsable de lo que quieras ser, eres tú quien le da su sentido, eso viene a enseñar Cristo, que por el sufrimiento se corre el riesgo de enraizar en la tierra pero que también se puede decidir e ir más allá de las preocupaciones lanzándote hacia el cielo y serás libre criatura superflua de lo superfluo. Por eso debes dejar nacer a tu hijo para que sea libre y haga con sus sufrimientos lo que él decida y que dé el sentido que él halle para regocijarse eternamente por su existencia. Cristo viene a decir a todos que existe la alegría. Es este el discurso de Baltasar.
Ahora en el séptimo y último cuadro, en la primera escena llega Jerevha diciendo que ya vienen las tropas a estrujar a Belén por sur y norte. Sara pide que sobre ella caigan todos los sufrimientos con el fin de que nazca su hijo y viva el Señor, frente al destino que se pone en marcha para matarles, ya que las tropas estrellarán las cabezas haciéndoles estallar. No crecerán los naranjos pero sí habrá paz en la tierra a los hombres de buena voluntad puesto que Cristo ha nacido dice Barioná y vuelve a ser el jefe de su pueblo agobiado por la incertidumbre. Como jefe decide que salvarán a Cristo, pide que les ensillen el burro a María y José y su bebé para que les lleve a Hebrón. Mientras Barioná y su pueblo distraen al ejército enfrentándolo y haciéndoles retroceder. Aunque nos masacren creo en Cristo, aunque antes haya sido escéptico.
Después, en la segunda escena están Sara y Barioná, este último le dice que no quiere morir sino que quiere vivir, que ha decidido salvar al Mesías convencido de que no tiene otra elección que defenderá dando la vida para que nazca su hijo, él no lleva amargura le dice a Sara te quiero, agárrate a la vida por él con avaricia y rabia, sin ocultarle las miserias y cuando la soledad y el abandono le acompañen y hable con sabor a hiel, dile que su padre ha sufrido y que murió en la alegría por ser libre y tener el destino en sus manos, Dios viene a mi lado y soy ligero.
Así, en la tercera escena dice Barioná: soldados de Cristo quiero que muráis con alegría porque vais a realizar el destino vais a morir por Dios. Finaliza esta pieza teatral  dirigiéndose en estos términos a los prisioneros del Stalag 12D  “y vosotros prisioneros, aquí termina nuestro auto de navidad que ha sido escrito para vosotros. No sois felices y puede que haya más de uno entre vosotros que haya sentido este sabor a hiel este sabor acre y salado del que hablo. Pero creo que también para vosotros, en este día de navidad  -y en todos los demás días- ¡Siempre habrá alegría! FIN.
Ahora después de lo anterior es claro que el destino esta en las manos, siempre se esta realizando. Barioná realiza su destino porque elige morir con alegría aunque sufra, el hombre sufre pero es libre cuando va más allá de sus sufrimientos y los supera, aunque le atormente o le dé un asco dulzón como náusea el carácter fugaz de la existencia. Es libre, ligero y responsable de sí. Barioná primero quiere morir en la agónica amargura del sufrimiento y la soledad, no existir más, sin Esperanza como una razón estéril. Después por el destino que él mismo labra, la mirada de José y su decisión, se convierte y elige morir en la alegría. Es responsable de sí porque es quien decide y da sentido en la Esperanza a su libertad. Así el fundamento de la libertad esta en la decisión frente al destino, haciéndolo, responsabilizándose de sí. El sentido de la libertad reside en la Esperanza que hace al hombre superior a sus sufrimientos, hallando posibilidad de ser y de proyectarse, de ser en la decisión como fundamento de la libertad y de proyectarse en la Esperanza como sentido de la libertad. Así Barioná realiza su destino ya que este se identifica con la elección libre que hace el hombre de sí mismo (Sartre, 1949), como hombre quiere cambiar el mundo y a sí mismo (Sartre, 1949).
Es así que esta “obra de teatro en la que Sartre reivindica la esperanza y la fe cristiana para salvar al hombre de la amargura de su existencia.” (Sempere, s.f). Presenta a un Sartre no anticristiano el cual anima a tener Esperanza para ser libres, utilizando la noche de la Navidad para mostrar uno de los temas sartrianos por excelencia: la lucha existencialista de la libertad humana para afirmarse frente a Dios.” (Sinopsis de…, s.f). El hombre esta inmerso en su libertad y la existencia le asfixia si no consigue un sentido para ser libre y  superar la asfixia, la náusea. El afirmarse frente a… es tener Esperanza frente a lo incierto del futuro, frente a las posibilidades, pero hacia lo cual se puede proyectar una existencia con sentido. Aunque la obra de por sí corta, tiene una potencia llamativa que hace sentir primero sequedad, dolor, sangre yerma, y posteriormente concede Esperanza y da sentido a la libertad.
En este trabajo no se afirma que Sartre haya estado del lado del cristianismo pues fue durante su vida un anticristiano acérrimo que después de la guerra se aferra a la filosofía marxista. Pero lo que sí es importante notar es que “por entre las rendijas de su alma, se le escapó a este ateo oficial el núcleo de la Navidad: la esperanza y la alegría en Cristo, el Mesías” (Magallanes, 2010).
Moeller (1961) hace un análisis de Sartre señalando que pasa del ateísmo al antiteísmo. En el primer momento Sartre tiene como base la opción del conocimiento sensible, mostrando que la idea de Dios contradice y suprime toda libertad, siendo así el ateísmo primordial a sus obras. Pero, también dice Moeller que ello puede ser solo una apariencia debido a que en el fondo el motor secreto del sartrismo fuese la oposición a Dios. El antiteísmo, considera Moeller, constituye la base del sistema en Sartre, puesto que aquí la libertad es considerada absoluta, opuesta a toda realidad de trascendencia, pues si Dios existe no existe la dignidad humana. En Sartre la fraternidad del hombre se presenta opuesta a la existencia de Dios y ello demuestra que Dios le molesta.
Ateo, antiteísta, que en esta obra de Barioná, permite un escape de Esperanza, posibilita paradójicamente a un Sartre no antiteísta, en tanto que otorga que Dios sea Esperanza para los hombres. Esperanza es el sentido de la libertad humana, en tanto que posibilita al hombre proyectarse hacia sus posibles. El fundamento de la libertad se encuentra en la decisión de cada hombre frente a su situación concreta. Podríamos decir que Barioná realiza ese tránsito del ateísmo, al antiteísmo y luego llega al no antiteísmo, en tanto que su libertad la fundamenta en su propia decisión y le da sentido en la Esperanza. Pero en Sartre, el recorrido es distinto, ya que primero aunque fuese ateo, pasa con su obra de teatro Barioná al no antiteísmo, luego termina por ser un antiteísta, como se presenta en El diablo y el buen Dios (1952), a través del personaje Goetz cuando afirma que él se ha hecho a sí mismo, (Sartre, 1952, p 40) que aunque haya matado el Señor no puede nada contra él, el Dios de la justicia no le puede castigar (Sartre, p. 40) y que su razón de ser es el mal (Sartre, p. 41). Y podríamos añadir que: el existencialismo no es ateísmo en el sentido de que se encargue de demostrar la no existencia de Dios, sino que declara <<Aún cuando Dios existiese, nada cambiaría>>, y no es que se crea que Dios existe, porque pensamos que la cuestión no es su existencia; puesto que es necesario que el hombre se encuentre a sí mismo y llegue a persuadirse de que nada puede salvarle de sí mismo, ni siquiera una prueba valedera de la existencia de Dios (Sartre, 1975)
Lo que se alude en este trabajo es la condición humana de la libertad. Barioná ateo, desesperanzado y arrojado a los brazos de la muerte, cree que ni Dios puede nada contra su libertad. Esta identificado con la mala fe que es autoengaño irreflexivo (Murdoch, 1956, p. 38). Es libre para elegir, sí puede aferrarse a la vida por más sufrimientos que esta lleve, o morir sin más y dejar morir a los demás, hasta a su hijo. Barioná tiene ciertos encuentros en los que se aferra a su postura en la desesperanza y otros, como el encuentro con Baltasar, en el que se habla de una Esperanza, la cual sólo él puede alcanzar con sus actos, con su libertad. No hay que olvidar que la mirada de José es lo que le hace dejar la desesperanza y convertirse en un ser para la vida, libre, que decide por ser libre y le da sentido a su libertad por la Esperanza, ya alimentado por el nacimiento de Cristo, ya por el nacimiento de su propio hijo, o también por enfrentar los sufrimientos de la vida en la Esperanza, proyectado hacia un futuro posible aunque muera haciendo su libertad.
Ahora bien, ¿en qué medida es esto filosofía? Es filosofía en la medida en que es práctica, aunque se parta de lo contemplativo (Sartre. 1963); por colocar al hombre como centro de las reflexiones. El hombre concreto es el campo filosófico, la praxis que ilustra toda situación que debe ser consideración en relación con el hombre, ya sea fenomenología o metafísica, se trata ante todo la cuestión de la relación del hombre con el mundo. Todo lo concerniente a la filosofía es el mundo, y el mundo es el hombre. La filosofía es una relación de lo que es el mundo del hombre y el hombre en el mundo (Sartre, 1973). Por eso estudiar una obra teatral, es hacer un ejercicio filosófico, en la que se muestra el mundo de un hombre en relación con los otros y el mundo, enfrentado a sus angustias, pasiones, sufrimientos y hasta a Dios mismo. Además de pensar a un filósofo que es un hombre concreto, que escribe esta pieza teatral en ciertas condiciones (ya señaladas) que la Esperanza es el sentido de la libertad humana, en tanto que permite proyectar posibilidades de lo que pueda ser el hombre por el hombre en relación con el mundo y en el mundo. La antropología considera al hombre objeto de estudio y la filosofía lo considera un sujeto-objeto, un en-sí-para-sí, y para-otros. La antropología agota al hombre en la objetividad, en un en-sí reificado. Aquí no tenemos un objeto únicamente sino un sujeto-objeto acerca del cual se reflexiona en relación con lo demás y el mundo. Con Sartre se rescata al sujeto, al hombre para fundamentar su libertad y darle sentido en tanto que proyecto esperanzador, en tanto que superación de sí mismo.
Este proyecto (pro-iectus) se entiende como el ser lanzado ahí, arrojado a la existencia sin una explicación que justifique ese aquí y ese ahora, pero no sólo eso también se entiende como una propuesta, como un algo por hacer desde un diseño previo hacia lo que será, por eso en este sentido el hombre es proyecto que se autoconstruye en sus posibilidades, decidiendo en su entorno dado, las alternativas que le permitirán configurar su esencia (Ochoa, 1988). Es decir, que la existencia esta para hacerse esencia porque el hombre se define por su proyecto (Sartre, 1960, p. 131). Además este proyecto es sinónimo de ir más allá y lograr salir de la autolimitación en la que se puede entregar responsable y solidariamente a los demás puesto que lo que hace para construir el mundo con el otro le define su ser hombre. Es decir, que proyectarse es existir. Igualmente este proyecto no es una predestinación porque le elegimos en libertad, así la predestinación sólo se da si no elegimos. Es un proyecto libre en tanto que responsable y comprometido en enriquecer y ampliar la libertad con el otro ya que se encuentra en  el otro, “el hombre es libertad” (Ochoa, 1988, p. 32)
Con Ochoa (1988) podemos entender mirando hacia atrás hasta Kant e identificar el modo de comprender la libertad en Sartre. Kant acentúa un carácter positivo de la libertad, pues no se trata sólo de una carencia de coacción sino de una motivación (causalidad) para la acción del hombre únicamente en el espacio moral, en el filósofo alemán se advierte que la libertad no constituye por sí misma una realidad ni es un atributo spinocista de realidad “Es un acto que se pone a sí mismo como libre” (Ochoa, 1988, p. 20). Fichte por su lado dice que los sistemas deterministas parten de lo dado, y que un sistema de la libertad parte del ponerse a sí mismo. Entonces se eliminan los obstáculos para entender la libertad como un “ser sí mismo” como un “ponerse a sí mismo” o en otros términos como un “hacerse a sí mismo” como la realización del pro-iectus que fundamenta la realización del hombre como hombre en su espacio-temporalidad (Ochoa). Por eso con Sartre entendemos la libertad como la praxis del hombre, no es sólo coaccionado sino que también le es posible superar dichas coacciones y no sólo eso sino que llega a ser responsable de su proyecto como superación de sí mismo en tanto que un hacerse.
La angustia, de Barioná, es la estructura fundamental para tomar conciencia de su libertad (Sartre, 1943, p. 69) tal libertad a su vez se angustia, en tanto que no hay nada que la solicite ni trabe (Sartre), La angustia revela la libertad del hombre. Barioná en su angustia pasa por los tres estados de la conciencia, primero irreflexivo, luego reflexivo y finalmente para-otro (Murdoch, 1956). La libertad, como impulso de la conciencia, se da decidiendo morir sin acatar las exigencias exageradas de Roma, sin engendrar para no posponer el fin del sufrimiento. O ya sea enfrentando al ejército e igualmente morir; la cuestión no es morir; la cuestión es decidir, para afrontar y tener Esperanza para superar, la primera para fundamentar la libertad y la otra para darle sentido, porque posibilita la proyección del hombre en sus distintos caminos en tanto que es un hombre que se representa el mundo y en el mundo a él mismo (Sartre. 1973)
Así, definir el ser del hombre como libertad, implica y condiciona la aparición de la nada, que precede la esencia del hombre y lo posibilita (Sartre, 1943). La angustia, la náusea, el asco dulzón o la viscosidad de la existencia a la que se enfrenta Barioná, permiten un para-sí que es conciencia de su condición y de su libertad; además la angustia, angustia a la consciencia de libertad en tanto que su decisión es su proyección. Más no basta con el simple obrar si no se tiene un sentido para ello; en esta pieza teatral se puede decir que se encuentra el sentido de la libertad en la Esperanza. Ya ateísta o antiteísta o no antiteísta. Lo que sí se entiende explícitamente es que la libertad humana tiene sentido y fundamento. El hombre en tanto que para-sí exige fundamento y sentido; el fundamento es la decisión de la acción que modifica la figura del mundo (Sartre, 1943) por eso Barioná decide hacer ir y actuar frente al mundo y cambiarlo.
Por lo tanto, la apuesta de Sartre no es por el teísmo sino por los hombres (Sartre. 1975), y no por los hombres racionales sino reflexivos en el prolongado intento de asumir nuestro ser (Murdoch, 1956). Aunque esta obra deje entre ver una luz para Dios, es sólo en tanto que Esperanza como sentido de la libertad, de Esperanza humana frente a la negligencia social, Esperanza de superación. La náusea como novela es literatura que da como fruto al “hombre sólo” (Sartre. 1975. P. 85.), representa el modelo desnudo de la existencia humana, iluminado por un grado de conciencia filosófica, en tanto que reflexión purificadora. Podemos decir que Barioná representa el desnudo sentido de la existencia iluminado por Dios, es una obra para el hombre que se identifica con el otro, que posibilita en tanto que también posibilita al otro su libertad, pues con ella no se limita sino que aumenta la suya y crea valores al momento de hacer su libertad. Así Barioná decide luchar a muerte para posibilitar la vida de su hijo. Entrega su libertad por otra, respetando la autonomía de las demás.
No se puede olvidar que Sartre, en tanto que seguidor del marxismo, adopta las tesis de Engels cuando se dirige a Marx en su carta en la que le dice que: “Los hombres hacen la historia por sí mismos en un medio dado que les condiciona” (Sartre, 1960, p. 81). Esto se ha prestado para diversas y variadas interpretaciones, generando un debate filosófico y existencial en tanto que al radicalizarla, o el hombre hace la historia, o se hace por lo que le condiciona.
En Sartre existe el mundo exterior que condiciona y también existe el hombre libre que se hace a sí mismo, dice que el hombre esta “mediado” por las cosas en la misma medida que las cosas están “mediadas” por el hombre (Sartre, 1960) y ello se podría entender como la circularidad dialéctica de la praxis. Por eso dice que el hombre es responsable de lo que se ha hecho de sí, no elimina la condición histórica, posibilitando proyectar a futuro la Esperanza, la libertad y la existencia. Por eso el campo de los posibles es el fin hacia el cual el agente supera su situación… (Sartre, 1960), ello permite que el proyecto de cada hombre adquiera así una realidad (Sartre, 1960). Es decir, que Barioná en sus posibilidades supera su condición proyectándose al decidir, como hombre y realidad, “como la huida como otro que soy (Barioná) con plena responsabilidad” (Sartre, 1943, p. 378).
Esta huida es la persecución sin fin del para-sí hacia sí mismo, como un perseguidor-perseguido, “como el yo que yo no soy aún depende del yo que yo soy” (Jolivet, 1959, p. 167), sin llegar al idealismo, ya que el hombre esta en la materialidad y es un ser material, un en-sí, por eso sus acciones son materiales, son una praxis que cambia el mundo y el sí mismo (Sartre, 1960) y esta praxis como acción es posible por la libertad.  Más aún el para-sí que es él mismo siempre se subleva ante la materialidad que se emplaza, y que cae en la viscosidad (Jolivet, 1988), el en-sí como simple fenómeno es todo lo que parece, nada más, pero el para-sí como conciencia (de) no posicional, como reflejo-reflejante de su existencia, es libre por ella misma, el ser del para-sí es la libertad que supera su en-sí por medio de las acciones que llevan más allá al hombre superfluo, hacia sus posibles condicionados por un presente pero potenciales en su proyecto. El para-sí es la libre proyección hacia los posibles, esto quiere decir que el hombre “al estar condenado a ser libre, lleva sobre sus hombros todo el peso del mundo y de sí mismo en tanto que manera de ser.” (Sartre, 1943, p. 576).
Barioná, es responsable de sí en tanto que por él ocurre que haya mundo y también porque se hace ser, el para-sí asume ser autor, los inconvenientes o amenazas afectan a su persona sobre el fondo del compromiso en su proyecto, no se queja porque nada extraño o ajeno ha decidido lo que siente, vive o es. Y no es que sea una responsabilidad de aceptación, lo que le ocurre a Barioná le ocurre por él, se afecta por ello al igual que ni se rebela, ni se resigna. Todo lo que le ocurre a Barioná es de él es su decisión humana, es su situación “porque es la imagen de mi (su) libre elección por mi (él) mismo” (Sartre, 1943, p. 576), le representa y le simboliza. Entregar la vida en una lucha a muerte no es aceptación, o resignación, es proyectarse y ser lo que elige desde condiciones propias que caracterizan lo que será por sí mismo, estar condenado a ser libre no es tener ausencia de responsabilidad pues lo que sufra el hijo de Barioná y Sara no lo decidirán ellos como padres sino él como hombre singular en el mundo con su propio proyecto. La responsabilidad se halla en la libertad. La libertad es responsabilidad en tanto que asume sus actos como su ser mismo.
La libertad desde la pieza teatral de Barioná, se fundamenta en las elecciones o decisiones y tiene sentido en la Esperanza. La Esperanza es lo que permite superar los sufrimientos y preocupaciones que son parte del hombre, en relación con los otros y el mundo. La Esperanza puede ser cristiana, teísta, antiteísta o no antiteísta, lo que sí es claro es que la Esperanza da sentido a la libertad y la elección su fundamento es decir la libertad es praxis responsable y comprometida con las posibles maneras de ser desde las condiciones en las cuales se hace responsable de sí mismo.
Sin haber agotado ni esbozado en general la filosofía ni la literatura sartriana, sí que se ha dado un nuevo punto de vista hacia Sartre el ateo, puede que ello ayude a entender aún más su filosofía y su literatura. Además es importante seguir ese engagement necesario en la academia y en la vida para que la praxis filosófica de los hombres cambie el mundo y a ellos mismos. Tampoco se ha realizado un exhaustivo y culminante estudio acerca de Sartre, su filosofía, literatura y teatro, no se ha ahondado sobre el entender o el interpretar determinado concepto de su pensamiento filosófico, es claro que su filosofía aún debate en relación con las cuestiones del hombre, la nada aún hoy hace aterir de tedio para que después la conciencia reflexiva sea sí misma y supere la viscosidad. Además es igualmente posible evidenciar a un Sartre que nos hace entender teatralmente la Esperanza cristiana sin ser cristiano, y lo importante es que dicha Esperanza como sentido de  la libertad es la superación del hombre por sí mismo. La existencia en tanto que precede a la esencia, requiere de un sentido para hacer y ser  dicha esencia por elección como el fundamento de la libertad como acción de superación; la Esperanza es la superación, por eso la existencia es Esperanza, es decir la existencia es superación y sin sentido es nada.


















NOTAS

1. Por Barioná se entiende la obra teatral y por Barioná se entiende el personaje de la obra.

 

2. José Ángel Agejas: Profesor Titular Universidad Francisco de Vitoria

Actualmente ejerce en este puesto de trabajo Educación de José Ángel Agejas Universidad de Barcelona Doctor, Filosofía

3. En el texto se argumenta que se mantiene la palabra Misterio traducida literalmente y con mayúscula, con la acepción que el DRAE recoge como <<pieza dramática que desarrolla algún paso bíblico de la historia y la tradición cristianas. Reciben especialmente este nombre determinadas obras medievales de Francia y del antiguo reino de Aragón>>. Dice que cuando se usa la palabra misterio se usa como sinónimo de aquello que es inaccesible a la razón más que a través de la fe se escribe con minúscula.
4. Se denomina popularmente Misa de Gallo a la misa que se celebra en la medianoche (o poco antes) de Navidad, de esta forma se recibe al día de Navidad como la conmemoración del nacimiento de Jesús. Debe decirse Misa de Gallo y no Misa del Gallo. Esta misa es conocida popularmente con el nombre de "Misa de los pastores".
5. El texto dice que es una aldea que cuenta hoy con trece mil habitantes árabes, en su mayoría cristianos, y se denomina Beit Sahour, <<la aldea de los pastores>>. Dice que en la pagina Web se puede leer que <<el acontecimiento más importante en la historia de Beit Sahour fue el anuncio al mundo del nacimiento de Nuestro Salvador, el eñor Jesucristo (www.beitsahourmunicipality.com)









BIBLIOGRAFIA
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SARTRE, Jean-Paul. (1941-1963) Cartas al Castor y algunos otros. Edición, presentación y notas de Simone de Beavoir. (Agoff, Irene Trad. 1986) Barcelona. España  



BIBLIOGRAFIA SOBRE SARTRE

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