SENTIDO Y
FUNDAMENTO DE LA LIBERTAD DESDE LA PRIMERA PIEZA TEATRAL DE JEAN-PAUL SARTE: BARIONÁ, EL HIJO DEL TRUENO
Jonathan
Quinche Moreno*
*
Estudiante de Estudios y Licenciatura en filosofía. Corporación Universitaria
Minuto de Dios
Artículo
presentado para optar por el título de profesional en filosofía
Asesor:
Profesor Víctor Florián
Desde
mi nacimiento fui un campo de batalla. Pero eso mismo les ocurrió a los demás.
A veces basta sólo con existir, tan sólo
con existir, tan sólo con… ser. JURO QUE EMPIEZAN A
TENER SENTIDO ALGUNAS DE ESTAS COSAS…
(Marlín
Harris. Diario de una huida. Pág. 197)
En este artículo nos interesamos por
presentar y divulgar la primera pieza teatral poco conocida del filósofo
existencialista que no necesita de Dios para ser libre. Barioná, el hijo del
trueno, presenta a un Sartre que fundamenta la libertad en la elección y da
sentido a la misma en la Esperanza, la cual es la Encarnación de Dios, el
nacimiento de Cristo. El hombre preocupado por su existencia y su condicionamiento
se supera a sí mismo en tanto que se proyecta en el mundo con Esperanza,
alegría y libertad. Sartre ateo y antiteísta pasa por el no antiteismo en tanto
que permite un sentido a la libertad más allá de sí mismo. La libertad del
hombre es por el hombre y para el hombre, pero para ser libre es necesario
decidir como fundamento de la libertad adquiriendo sentido en la Esperanza ya
sea frente a la muerte inminente. Escribir y representar un mito del
cristianismo en un campo de reclusión alemán, se da con el fin de acercar a los
presos entre sí para existir al participar en dicha empresa, para sentirse vivos,
y así ser libres en la alegría aunque cautivos. Sartre presenta en esta pieza
una Esperanza que se asemeja bastante a Dios, que da sentido a la libertad
proyectando a futuro su ser, como superación del hombre por el hombre en el
mundo dentro sus posibilidades y condiciones, con el fin de cambiar el mundo y
cambiarse a sí mismo en tanto que libre, es decir en tanto que se hace.
Palabras claves:
libertad, sentido, fundamento, Esperanza, no antiteísmo.
Abstract:
In this article we
are interested in present and disseminate the first piece theatrical little-know
existentialist philosopher who does not need God to be free. Barioná, the son
of thunder, presents a Sartre who founded the freedom of choice and gives
meaning in to the same Hope, which is the incarnation of God, the birth of
Christ. The man concerned about his existence and his condition surpasses
himself while projecting in the world with Hope, joy and freedom. Sartre atheist,
antitheist passes by not antitheist while it allowing a sense of freedom beyond
itself. The freedom of man is by the man
and from man, but to be free it must to be decide as the foundation of freedom
gained hope and meaning in the face of death is imminent. Write and perform a
myth of Christianity in a to be participating in the company that closely
resembles God who gives meaning to their freedom by projecting future be as
overcoming of man by man in the world inside their possibilities and
conditions, in order to change the world and change yourself as a free, if as
you do.
Key words: Freedom,
meaning, fundament, Hope, not antitheist.
Este
artículo parte de la pregunta ¿Cuál es el sentido y fundamento de la libertad
humana en el texto Barioná, el hijo del
Trueno de Jean-Paúl Sartre? Para hacer una aproximación a la respuesta se
hará en primer lugar una contextualización del origen de la obra con el fin de
mostrar algunas características elementales de las circunstancias de su génesis.
En segundo lugar se tratará de buscar el sentido y fundamento de la libertad
humana que presenta Sartre en Barioná
(1).
No
hay que olvidar que esta obra presenta al Sartre ateo escribiendo sobre la Navidad , sobre Dios hecho
hombre, sobre el Rey hecho un niño miserable (Sartre, 1940). Para el análisis
del texto se tomarán aportes de la presentación de José Ángel Agejas (2) con
respecto a Barioná, se desarrolla en
152 páginas, 43 de ellas contienen un estudio valioso, en el que se encuentran
cuestiones considerables, como las noticias de su existencia, la localización
de un ejemplar de esta casi olvidada obra, su contexto general, Sartre y el
cristianismo y por último, la esperanza cristiana y otras esperanzas (Vaquero,
s.f).
El
objetivo de este artículo es divulgar la existencia de Barioná con el fin de
develar en un ateo o antiteísta (Moeller, 1961) existencialista su esperanza no
antiteísta. Además se tratará de hacer
una aproximación a la respuesta acerca del sentido y fundamento de la libertad
desde Barioná.
La primera pieza de
teatro de Jean-Paúl Sartre, es un escrito de innegable tensión cristiana, que ha
pasado desapercibida en algunos medios intelectuales (Vaquero). Barioná, El hijo del Trueno,
es una obra sobre la Navidad
que “sonaba a música celestial.” (Agejas, 2004, p. 09) compuesta por un ateo
comunista. Cuando Sartre estuvo cautivo por los nazis, en el Stalag 12D (campo de concentración alemán
cerca a
Tréveris) en 1940, escribió esta su primera obra teatral en la que revive el
Misterio (3) de la
Encarnación ; hecha para representar con prisioneros en el
campo de reclusión y para 12.000 de ellos (Vaquero). En ella se le da tanta
vida al Misterio de la Navidad
que el teólogo René Laurentin dice “Sartre, ateo deliberado, me ha hecho ver
mejor que nadie (…) el Misterio de la Navidad ” (Agejas, p. 10). El Misterio de Navidad
es un subtitulo que no remite directamente a un ateo. Ateo que con destreza
literaria y sensibilidad finísima, presenta estéticamente en Barioná (Agejas) una Esperanza no
anticristiana de la libertad. Sartre que ataca deliberadamente el principio
fundamental de la religión, la existencia misma de Dios, manifiesta que escribiendo
sobre la Encarnación
de Dios, ha encontrado la fuerza del teatro (Agejas). Esta obra escrita en
cautiverio, con simples símbolos, esta hecha también con el fin de esquivar el
censor alemán de vigilancia, y por un instante animar a sentir la Esperanza y
ser libres.
“De
un prisionero, interpretada por prisioneros y para prisioneros” (Agejas, 2004, p.
15) es la característica elemental de la obra determinada en demasía por las
circunstancias, pues fue escrita durante el cautiverio de 1940, en el
transcurso de la segunda guerra mundial. Una primera edición de Barioná de quinientos ejemplares autorizada en 1962, o sea 22 años después de
escrita, fue distribuida entre compañeros del Stalag 12D y sólo queda un ejemplar en la biblioteca nacional de
Francia pero incompleto. Elizabeth Marescot realiza con insistencia una nueva
edición para conocer la primera obra de teatro de un ateo filósofo considerado
padre del existencialismo en la que lleva la misma anotación de la editada en
1962:
“<<El
hecho de que haya tomado el tema de la mitología cristiana no significa que la
dirección de mi pensamiento haya cambiado ni siquiera por un momento durante el
cautiverio. Se trata simplemente, de acuerdo con los sacerdotes prisioneros, de
encontrar un tema que pudiera hacer realidad esa noche de Navidad, la unión más
amplia posible entre cristianos y no creyentes>>”. (Sartre, 1975, p. 57)
Finalmente
en 1970, treinta años después de su escritura, Gallimard difundió la primera
edición regular de la obra como uno de los apéndices de la publicación
coordinada por Michel Rybalka y Michael Contat (1970). Allí encontramos en Barioná que su temática y contenido
discrepan del pensamiento sartriano; él mismo se desentiende de la profundidad
como de la seriedad que posee la obra,
con la anotación que encontramos al inicio de la misma.
Trabajar
con la mitología cristiana no puede ser justificación para que se crea en un
acercamiento al cristianismo por parte de un ateo aliado con el engagement del 68 que precisa de una
radical actitud (Agejas, 2004). Este desentenderse de la obra puede resultar
claro cuando responde Sartre (1973) que ciertos aspectos de los primeros
trabajos han cambiado radicalmente después de la segunda guerra mundial, es
decir que la vida enseña “la fuerza de las cosas”. O en otros términos “Había
entonces hecho la experiencia de algo que no era mi libertad, y que me gobernaba
desde afuera.” (Sartre, 1973, p. 75). Así se descubre del hombre su real
situación entre las cosas, “el ser en el mundo” (Ibíd.). Es entonces posible
que Sartre ¿escribiera sin querer, sin decisión porque esas obras primeras son
sintomáticas debido al estado espiritual de esos años de guerra? Es decir, que ¿en
guerra se evoca a Dios para que dé Esperanza a la vida?, pero ¿si no hubiese
habido guerra? o ¿si no hubiese sido apresado Sartre?, ¿existiría hoy el mismo
corpus literario y filosófico en Sartre? ¿Existiría Barioná como primera obra de teatro de un ateo?
La
Fundación Sartre no reconoce la autoría de esta obra, ni se encuentra en sus
obras completas. Pero lo que sí es cierto es que se representó ante miles de
presos. Además porque Sartre autorizó la edición de quinientos ejemplares, uno
de ellos hallado en una universidad de Estados Unidos (Barioná,…). Moeller
(1961, p. 57) que por su lado sólo dice que escribió un auto de Navidad pero
nada más. Además clarifica que Sartre es artista y que por ello puede a
voluntad evocar escenas vivas y al mismo tiempo quedar lúcido dentro de sí
(Moeller, p. 64), es así que ha podido escribir sobre la navidad sin dejar de
ser ateo.
En
el Stalag 12D Sartre tiene como
compañeros a sacerdotes; a Perrin, al dominico Pierre Boisselot capellán del
campo, al jesuita Mairece Espitallier y a Henry Leroy. El capellán Pierre
consigue de las autoridades vigilantes permiso para realizar la Misa del Gallo (4) y
previamente un concierto. Sartre se ofrece para los ensayos de coral, pues sabía
música y poseía buena voz; aunque a los sacerdotes les producía un aprieto por
tratarse de un ateo oficial (Agejas, 2004). Sartre piensa que la Misa de Gallo y los cantos están
bien pero que resultan pobres y escasos,
para él “tiene que haber alguna manera de marcar la fiesta también
humanamente sin que perdiera su sentido comunitario” (Agejas, p. 20) “¿Por qué
no resucitamos la tradición de los Misterios que antes se celebraban y en la
que todos pueden participar de alguna manera?” (Ibíd.). Aquí, resulta claro que
Sartre es quien propone dicha empresa no como resulta de su anotación inicial
del texto en la que dice “de acuerdo con los sacerdotes” (Sartre, 1940, p. 57).
En seis semanas escribe, ensaya, dirige y supervisa a actores, vestuarios y
decorados. Tiempo record en el que se plasma una profundidad y seriedad
recubierta de circunstancias específicas. En esta empresa encuentra en el
hombre la fuerza de su grandeza, en la relación con los demás (Agejas). Es
decir, comprueba la fuerza y cohesión del teatro entre actores, actores y
público, y público. Además, eso es significativo porque permite percibir una
cierta decaída en la perspectiva solipsista, elemental en Sartre, de la que se
pudiera decir que surge “<<un segundo Sartre>>” (Agejas, 2004, p. 21)
más optimista y menos individualista. Y no es que se perdiera el sujeto entre
la colectividad sino que es en ella en la que puede ser sujeto de sus actos
pues “en toda circunstancia siempre había una elección posible” (Sartre, 1973,
p. 76) y porque se elige, frente a otros (Sartre, 1975).
Aunque
la Fundación Sartre no la reconozca, sí esta claro en la carta que Sartre
escribe a Simone de Beavoir el 10 de
diciembre de 1940:
“imagínese
lo que significa para un escritor conocer a todo su público y escribir
precisamente para ese público, y para
un autor dramático montar e interpretar él mismo sus obras. He hecho un
misterio de navidad muy emotivo, parece, tanto que a uno de los actores, cuando
actúa, le vienen ganas de llorar. En cuanto a mí yo hago el papel de mago.
Escribo la obra por la mañana y ensayamos por la tarde.” (Agoff, 1986)
Es
así que ya no se puede dejar de reconocer este trabajo hecho por Sartre, en el
que se plantean problemas literarios y metafísicos, en el que se puede ver el
vuelco en la vida y obra de Sartre. En la que trata “sobre la libertad
invencible de los hombres, y el poder que tienen en cualquier circunstancia, si
así lo deciden, de enfrentarse a sus opresores.” (Lèvy, 2001, p. 314)
Pero
lo intrincado y conflictivo del asunto surge cuando el mismo Sartre crea la
pieza El diablo y el buen Dios para
refutarse (Sartre, 1973); ya que la elección posible es falsa, siempre se
encuentra totalmente limitado por la situación (Sartre, 1975). El pensamiento
de la post-guerra le hace aferrarse a que todo hombre esta condicionado
enteramente por la existencia social, esta hundido a su pesar en la historia.
Pero hay esperanza aún, a pesar de la condición y el hundimiento, es el hombre
capaz de decidir ser responsable de sí “Porque la idea que nunca dejé de
desarrollar es que, al fin de cuentas, cada uno es siempre responsable de lo
que se ha hecho de él (…) Creo que un hombre puede siempre hacer algo de lo que
se ha hecho de él.” (Sartre, 1973, p. 77). Así define Sartre la libertad
después de su travesía por la guerra. Y, en Barioná
esta el hombre condicionado y hundido, pero se encuentra esperanzado en Dios
que da sentido a la libertad. Así
en este tejido, es importante no olvidar que no se persigue afirmar que Sartre
fuese en ese lapso creyente, pues a él se le identifica en su existencia por el
aborrecimiento visceralmente anticristiano (Vaquero).
Ahora,
el quid, según Agejas, de la historia en Barioná
es la desesperanza del Zelote que no ve alguna salida a la opresión de los
romanos. La reacción es convertirse en un <<pueblo para la muerte>>
para que así no haya a quién tiranizar. El niño de Belén supone la luz que
cargue de significado la decisión de Sara, tener el hijo que espera. Ella misma
decide, y al decidir realiza su libertad, condicionada por la agonía pero
esperanzada por algo externo a ella, aunque propio, su hijo.
Es
importante tener en cuenta que en el camino de abandonar la desesperanza,
Barioná mantiene un dialogo con Baltasar, quien es el que alienta al revolucionario
de Barioná. Baltasar posee parlamentos sencillos pero hondamente filosóficos y
espirituales, y, lo primordial es que es interpretado, Baltasar el
esperanzador, por el mismo Sartre ateo (Agejas, 2004). La opresión hace desear
la libertad pero al momento de querer buscarla se pierde, pues ella no se
encuentra sino que se hace, es la voluntad de decidir frente a condiciones que
humanamente son soportables y que libremente son superables.
Esta
obra también puede entenderse como “<<multiartística>>” (Agejas, 2004,
p. 26) por poseer música, pintura y poesía, estructurando una única atmósfera
estética. El filósofo usa una carga poética para describir las pinturas
utilizadas mientras era representada. Sartre con emotividad y estilística no
desdeñables describe a un personaje <<atrapado>> “por la necesidad
de tomar decisiones radicales (…) encontrará una salida esperanzadora que dé
sentido a una libertad…” (Agejas, p .28). En las descripciones que hace el filósofo
francés motiva sentimientos y estimula sensaciones, los diversos elementos de
la realidad los recopila en detalles que desmenuza hasta lo más mínimo, por
eso, “No cabe duda de la seducción que ejerció sobre él la fenomenología de
Husserl, que conoció y estudió en Alemania”. (Ibíd.) Así no es fortuito que
acceda a lo divino por vía estética puesto que Sartre considera la fe como una
actitud vital y no intelectual.
Superar
la tiranía y realizarse con la libertad adquiere sentido en la Esperanza , en la Esperanza cristiana que
se presenta en Barioná (Agejas, 2004)
aunque esto no quiere decir que Sartre se haya acercado al cristianismo o que
sea creyente por una crisis espiritual. ¡No! Sino que por el rechazo al nazismo
hay algo común con los sacerdotes. Lo común entre creyentes y no creyentes es
su cautiverio y el odio a la opresión. Necesitan Esperanza. Más que un
Misterio, es el poder de dirigirse a prisioneros y evocar los problemas, que
les son comunes, para articularlos a hechos e implicaciones vitales y
personales (Agejas, 2004). Es decir, que el hombre en cualquier circunstancia,
si tiene Esperanza, adquiere sentido su libertad.
En
Barioná, se presenta una perspectiva
para comprender la libertad humana en relación con Dios como sentido único,
último y definitivo de la libertad del hombre, fundamentada en las elecciones
propias. En Las Moscas se centra en
el desprecio de que la libertad humana sea posible por Dios. En Barioná se centra en la Esperanza como
sentido de la libertad; así, lo común es que “Orestes llega <<hasta las
últimas consecuencias de su libertad>>, asume <<la totalidad de su
gesto>>” (Lévy, 2001, p. 319) al igual que decide Barioná.
“No
es difícil establecer un paralelismo entre el Sartre de Barioná, el hijo del trueno, como así se llama la pieza teatral, y
el Sartre de Las Moscas. Orestes desafía a Júpiter como Barioná desafía
a Dios. Orestes le recuerda al dios del Olimpo que él es su libertad; mientras
que Barioná, convertido tras escuchar a Baltasar, entrega su corazón a la Gracia de Dios, la forma
plena de la Esperanza. Si algo no parece haber resuelto el hombre autónomo con
su razón, en un mundo en el que el mal acecha en cada hora, es la pregunta por
esa forma de libertad que se llama Esperanza y que se manifiesta como Gracia de
Dios en la Historia.” (Serrano, 2004)
En
Barioná podemos observar un Barioná
antes de Cristo y otro después de Cristo; en el antes de, se encuentran visiones materialistas pesimistas y
negativas pues “el mundo es una caída infinita, (…) es una mota de polvo, (…)
Las personas y las cosas, (…) son arrastradas por esta caída universal (…) La
vida es una derrota, (…) todo el mundo resulta vencido (…) la mayor locura del
mundo es la Esperanza ”
(Sartre, 1940, p. 77). Aquí se parece al Roquentin de La náusea que ve la realidad como algo caído y la existencia como
imperfección (Murdoch, 1956). Barioná después
de Cristo se lanza, convertido dice Serrano, al cielo para no asfixiarse en
la desesperanza (Agejas, 2004). Más aún, en el filósofo francés se encuentra
una apuesta: “La libertad de una persona está no en apostar por sí sino en
abrirse al otro”. (Agejas, p .40) Concebir que un ateo hable de la libertad
desde la Encarnación de Dios es
creer que el ateo no es tan ateo a raíz de dar sentido a la libertad autentica, en Cristo (Agejas). Pero
a Sartre lo que le interesa es proponer que haya Esperanza en cualquier
circunstancia para dar sentido a la libertad. Moeller afirma ver en Barioná un Sartre antes de Sartre
(Moeller p. 153 citado por Agejas), un Sartre del “teatro de la libertad” (Sartre.
1973. p. 75) de escritos espiritualmente sintomáticos; todo para que después pretendiera
anularlo sujetándose al marxismo.
Sartre
en Barioná presenta una cosmovisión
materialista y atea, e irrumpe con la Esperanza como sentido de la libertad humana; ¿una
paradoja o un misterio? (Agejas, 2004). Las neo-políticas y las neo-economías globalizantes
someten al hombre al dominio externo y le alienan, por eso el hombre no se hace
a sí, es un utensilio desechable y cambiable del mecanismo capitalista
alienante, así se pierde el sentido y el fundamento de la libertad, se crea un
sentimiento de vacuidad y de falta de
significación que se desvanece y que sin embargo hay que restaurarla (Murdoch,
1956).
Aunque,
superar la condición de cautivos es el anhelo, desean desde el Stalag 12D, sin libertad, a través de
una obra de teatro en un 24 de diciembre de 1940, bajo un mito cristiano, recobrar
la Esperanza ,
para tener así una posibilidad de hacer su proyecto de vida como auténticos
hombres que deciden dentro de sus condiciones y circunstancias propias; aunque
compartan de común un cautiverio, sus sufrimientos son distintos, únicos, de
cada quien, nadie puede sufrir lo que sufre el otro.
El
filósofo francés al escribir un Misterio de Navidad se impulsa a mover el
esquema en el que piensa la libertad humana, ora atea ora cristiana, sí abre la
necesidad de un sentido (Agejas) porque leyó alguna vez que “de qué os servirá
fabricar la propia vida si habéis perdido el sentido de ella” en el texto Diario de un cura rural de G. Bernanos
(Serrano); piensa así que es necesario un sentido y un fundamento para la
libertad, de lo contrario será mejor volarse la tapa de los sesos, en palabras
de Bernanos. Ser libre sin esperanza es ser no-libre, pues la libertad es una
proyección del hombre frente a sus circunstancias, las cuales tiende a superar
en la toma de decisiones; así estas decisiones fundamentan la libertad del
hombre, y la Esperanza da el sentido a su existencia en el mundo, para que se
haga por él dentro de sus situaciones responsable de sí, de sus sufrimientos y
libre de hacer de estos lo que quiera.
Abierta
esta la cuestión sartriana sobre el sentido y fundamento de la libertad. No hay
una salida racional pues “no parece haber resuelto el hombre autónomo con su
razón” (Serrano) nada. Sartre llega al solipsismo antes del giro marxista, al
pensar que la razón nada dice de Dios. (Agejas.) Es en esta medida que Sartre
entiende la libertad como pura voluntad dentro de unas circunstancias: “el
hombre se realiza asumiendo una libertad de la que Dios no sería más que un
límite insostenible” (Agejas, 2004, p. 48) pero en este trabajo se entiende
desde Barioná que el hombre se
realiza asumiendo una libertad de la que Dios es un no-limite sostenible, el
sentido, como Esperanza para la posibilidad de ser. La libertad existe entonces
mientras el hombre sea el que hace su vida, el que llega a superar los límites,
viviendo hacia adelante y no hacia atrás cada instante (Murdoch, 1956)
eligiendo por sí mismo, aunque sea solo dentro de un condicionamiento en el que
únicamente quepa ser responsable de sí. (Sartre, 1973)
Ahora
bien, Baltasar, interpretado por el ateo, representa la verdadera Esperanza, Esperanza
que lanza al hombre a que realice su proyecto avalado por Dios. Las
características de la
Esperanza no suponen una alienación por esperar, abandonando sufrir
la vida, sino que los hombres están más allá de los sufrimientos, pues estos
son ilusiones vanas e inconsistentes, son como imaginaciones porque el hombre es
mezcla de Esperanza y preocupación. La Esperanza, es no rumiar el fugaz
instante, no mirar el ombligo, no arrancar el futuro (Sartre, 2004). La Esperanza es arrojarse
al mundo, ir, enfrentarse. Igual como hace Barioná al final de la obra. El
sufrimiento es la condición de la existencia y la libertad esta para superar el
sufrimiento, para llegar a ser responsable de la existencia.
La
desesperanza de Barioná que no se fía de alguien, ni de sí, ni de Dios, existe
por considerar que “la dignidad del hombre está en su desesperanza” (Sartre,
2004. p. 78), que es un proyecto cerrado que se agota en lo político histórico,
sin salvación ni trascendencia, y si existe Dios se pierde la dignidad humana.
Esto sí que suena más a Sartre. El ateo no niega la determinación materialista
pero también posibilita la acción humana dentro de la historia, así permite el
hacerse histórico del hombre. No es una trascendencia más allá del mundo sino
una Esperanza por existir en el mundo. Barioná se mantiene al margen de Dios
sin Esperanza, es decir, sin sentido, es él su propia libertad. Pero en un
momento pasa de un extremo al otro su pensamiento, no por imposición sino por
decisión, él elige, cambiará después de ver a José pues “la mirada que José, el
padre del niño, dirige al recién nacido, le transformará, convirtiéndose, en
palabras de Baltasar, en el primer discípulo de Cristo” (Vaquero). Además de
aceptar la muerte en la lucha con el fin de permitir que su hijo nazca como
Esperanza, en vez de que venga la muerte sin más, sin Esperanza. Porque la Esperanza se entiende
como la honda experiencia de prueba y dificultad para cada quien. Por más que
sufra el hombre, él es superior a sus sufrimientos, superar es lo que se da por
la Esperanza ;
así se nota un Sartre de desesperación encubierta por un voluntarismo (Vaquero)
y ello como punto de partida para la libertad. Enfrentar libremente la muerte
con Esperanza es existir.
Caracterizado
así, su origen y su contexto, como la pretensión de la misma se pasará a la
cuestión de la libertad humana con el fin de encontrar sentido y fundamento a
la misma desde Barioná. Después de
describir la situación en la que se encontraba Sartre, pasaremos a buscar en su
primera obra teatral aquello que filosóficamente nos ayuda a entender una
libertad con sentido y fundamento no anticristiano, claro esta que lo
insinuante es, que se hace desde un ateo anticristiano, que para ser libre no
necesita de Dios.
Es
importante recordar la nota antes escrita con la que el filósofo francés
permite la publicación de Barioná para
que su pensamiento ateo no se vea truncado por una experiencia de su vida como
cautivo (Cfr. P. 3), además de haber sido hecha con el fin de servir de espacio
y horizonte para la libertad (Serrano) en un campo de concentración alemán.
La
puesta en escena de la obra basada en la mitología cristiana, esta
caracterizada por la música y por un prólogo en el que se narra cómo un ángel,
que ni nace ni sufre, inmenso, con arco iris por alas, ingresa en el humilde
hogar de María anunciando que tendrá a Nuestro Señor por hijo. María por un
momento es innombrable, reflexiona mil pensamientos de dolor de madre, humanos
pensamientos que desconciertan al ángel; ella, humana, posibilita la
sacralización del hombre, el nacimiento del “niño-Dios” (Sartre, 2004, p. 127).
Después
de pasados nueve meses, en un 24 de diciembre, un funcionario, superintendente,
servidor de Roma, flácido aunque gordo, sobre un asno y malhumorado, llega a la
casa de Leví el publicano.
Lo
que se hará a continuación será una breve reseña de los cuadros y escenas para
dar un panorama general y en el proceso se seleccionarán cuadros y escenas
importantes que permitan mostrar la condición de Barioná, la cuestión
filosófica de la existencia del hombre, su libertad y Dios, con el fin de
analizar y encontrar el sentido y fundamento de la libertad. ¿Se es libre por
ser hombre o se es libre por ser hijo de Dios? Sartre afirmaría la primera.
Pero ¿por qué también Sartre afirma la segunda en esta obra? ¿Es sòlo
coincidencia circunstancial que a un preso ateo entre presos religiosos se le
permita poner a Dios como sentido de su libertad? La Esperanza en Cristo es la Esperanza para los
necesitados. Un preso necesita su libertad y la tiene si esta con Dios. Pues su
libertad supera los sufrimientos esperando gozar de la “paz en la tierra a los
hombres de buena voluntad” (Sartre, 2004, p. 97). La Esperanza le permite
superar el dolor de la existencia, la existencia es lo más que posee. Porque la
existencia se da en la historia y es en la historia que el hombre hace su vida,
o hace sobre lo que ha hecho la historia de su vida, se responsabiliza del segmento
de historia en la que existe y en la que puede ser, pues el hombre es su
proyecto y existe en la medida que lo realiza (Sartre, 1975). Además porque la
historia ha existido antes de mi existencia y seguirá la historia existiendo
después de mi existencia.
Ahora
bien, en el primer cuadro encontramos dos escenas, en la primera esta Leví el
publicano y Lelius el funcionario romano, este último llega a casa del
publicano porque tiene una reunión con el jefe del pueblo para encomendar una
tarea respecto a un censo y aumentar el impuesto de capitación de 10 dracmas a
15. En la segunda escena se describe un pueblo pobre, de rojas montañas y
piedras que hacen aterir de frío. Barioná el jefe, dice que es imposible pagar;
la roja tierra esta hendida, agrietada, se desangra, apesta y agoniza, todos
son viejos, morir tranquilos es lo que quieren hacer para no existir en cien
años ni en la memoria de los hombres. Interviene Barioná dirigiéndose al
superintendente que reunirá al Concejo de Ancianos para la resolución de pagar
o no. Ya que si no pagan vendrá el ejército romano a violentar lo poco que
encuentre, y si pagan perderán lo poco que tiene.
En
el segundo cuadro encontramos en la primera escena que los ancianos son
concientes de su condición de viejos agónicos sobre los que vuela el cuervo,
llevan cenizas por corazón e impotencia por pensamiento, solos, como bestias,
se repugnan verse a la cara y en un agujero esperan morir, pues no se puede
arrear un asno muerto. Después llega Barioná con hollín por alma, arrastrando
la frente en la tierra. En la segunda escena Barioná con el Concejo debaten, el
Concejo dice que sobre el pueblo cayo un mal hado, y lo que no se puede hacer
no lo haremos, aunque un anciano del Concejo diga que hay que agachar la cabeza
ante la fuerza. Un Concejo, dos posibilidades, la libertad en juego. Barioná
como jefe decide pagar una sola vez. Ya que después no habrá quién pague porque
para Barioná “El pueblo es como un teatro vacío cuando el telón ha caído y los
espectadores se han marchado” (Sartre. 2004. p. 76).
“El
mundo no es más que una mota de polvo que no termina nunca de caer. Las
personas y las cosas aparecen de repente en un punto de la caída universal y
empiezan también a caer se atomizan y se deshacen. ¡Oh, compañeros! Mi
sabiduría me ha dicho: la vida es una derrota, nadie sale victorioso todo el
mundo resulta vencido, todo ha ocurrido siempre para mal y la mayor locura del
mundo es la esperanza (…) tenemos que acostumbrar nuestras almas a la
desesperanza” (Sartre, 2004, p. 78)
Por
eso no habrá quién pague un dracma porque no engendraremos más niños, con el
fin de no perpetuar sufrimientos. Y termina jurando ello ante el Dios de la
venganza y la cólera, Jehová. En la tercera escena llega Sara la esposa de
Barioná, y le dice que esta embarazada. Con ello más se aferra Barioná a su
juramento, ya que ahora es por él, el hijo, que quiere evitar que sufra y
maldiga. Aunque el sufrimiento y la muerte son de cada quien. Sara como madre
quiere sangrar por su hijo. Pero Barioná no cree en oportunidades porque ya los
naipes están marcados, la miseria, la desesperanza, la muerte, están a la
esquina. Por eso sigue diciendo en la escena cuarta que con un niño existiría
el dolor del hombre otra vez como negra costra espesa atrapada en sí como
larva, y a pesar de ello decir todo es bien Señor y por el universo gracias. ¡No!.
Barioná dice que la existencia roe como vergonzosa lepra por eso es mejor no
perpetuar el sufrimiento y repite el juramento exigiendo a Dios un signo antes
del alba para engendrar o no.
En
el tercer cuadro en la primera escena llega un viajero a donde Simón, Caifás y
Pablo. El viajero envuelto en olores agradables de primavera en una noche de
invierno, dice que viene de Bethaur (5) y que el jefe de ese pueblo ha exigido
a Dios una señal antes de prohibir concebir. Dado a un problema político con
Roma, por el aumento de la capitación de 10 a 16 dracmas, imposible de pagar.
Después en la escena segunda al haberse ido el viajero llega un ángel, pálido
como la muerte y con un frío por el oscuro vacío del cielo. Aquí se anuncia el
nacimiento de Dios hecho hombre en un establo, el nacimiento del Espíritu
infinito prisionero en un niño sucio. Nuestro soberano es ese niño que trae a
los hombres alegrías en la tierra. Nace el Mesías. El ángel encomienda a Caifás
un mensaje para Barioná. “<<paz en la tierra a los hombres de buena
voluntad>>” (Sartre. 1040, p. 97)
Ahora
en el cuarto cuadro, en la primera escena están los anteriores sin el ángel.
Uno de ellos dice que se expulsará a los romanos con la venida del Mesías, el
otro que nacerán flores y naranjos y limoneros, y el tercero que esta es la
primera noche del mundo cuando todo empieza. Pero, ¡Es la revolución! Repite el
publicano. Entre todos anuncian la edad de oro, el reino del Eterno, Justicia y
rectitud. Pero Barioná a punto de vomitar les dice ¿Cristo? ¡Perros! Por no
tener valor para la verdad. Caifás cumple con la encomienda, y Barioná dice que
la buena voluntad es la del que espera con hambre en la escalera de un rico sin
decir algo. Y ¿si prefiero la mala voluntad? que blinda el corazón en contra de
Dios, los hombres y el mundo, ni compadecer ni dar gracias. Morir sin doblar la
rodilla, irreconciliado con un clamor de metal elevado contra el cielo. Porque
aunque Dios se mostrase me negaría a escucharle porque contra la libertad de un
hombre ni Dios puede nada. Vais a buscar en los tantos establos de Belén, entre
los tantos nacidos en un pesebre, ya que todos están allí por el censo. Solo
elegís y tenéis al Mesías. Busca un rey en pañales, un niño sucio, miserable,
gimiendo en un establo. El Mesías no vendrá a la caída interminable del mundo. De
repente Baltasar, (interpretado por Sartre) dice “¡Cristo ha nacido!” (Sartre,
2004, p. 108).
Barioná
se niega a creer en Mesías y en ser más el jefe; se refugia en la dignidad
humana que es la desesperanza. Baltasar o Sartre dicen que todos sufren, por
eso vino Cristo para sufrir por ti. Puesto que el hombre compuesto de Esperanza
y preocupación, no es como el ángel al que ya se le dio todo o la piedra que
nada espera. No es sólo un en-sí ahí sin más, pues tiene la posibilidad de
ser-para-sí en tanto que se supera a sí mismo. El hombre se amasa con el porvenir,
redescubre su misión. Siempre es más de lo que percibe. Y el que pierda la Esperanza será maldito
no será ni piedra. Por eso la
Esperanza es la dignidad del hombre dice Baltasar. Barioná
queda solo, deseando ser el remordimiento de Dios abandonado sobre estéril
roca. Y lo puede hacer porque elegimos nosotros mismo nuestro ser (Sartre, 1975).
Hay
que detenernos y distinguir que Barioná tiene por dignidad a la desesperanza y
Baltasar a la Esperanza. Todo
el contexto anterior solo hace pensar en una libertad desesperanzadora, no
importa qué se pueda hacer pues siempre se esta cayendo, en una existencia de
la que dirá Sartre (1946) después en La náusea que es blanda y rueda, se
zarandea, es una caída acabada, que no caerá y caerá, que es una imperfección.
Pero con la esperanza de Baltasar se afianza una libertad capaz de superar los
sufrimientos. Estos sufrimientos los vive cada quien sin posibilidad de sufrir
el sufrimiento de otro, únicamente el propio. Decidir es un movimiento propio en
el que se fundamenta la libertad y tiene sentido bajo la Esperanza , y mientras tanto
en esta pieza teatral adquiere sentido en Cristo.
En
el quinto cuadro en la primera escena esta Barioná expresándose de esta manera ¿cómo
es que el Todopoderoso quiere ser gusano?, es una idiotez un hombre que sea
Dios transformado. En la segunda escena le dice Barioná a Lelius que Dios no es
loco para hacerse hombre por él, bajo una carne humillada. En la tercera escena
aparece el Hechicero, importante en la obra ya que predice el futuro de Cristo:
es un niño en un establo, que crece y camina entre los hombres diciendo que es
el Mesías, que el que quiera ganar la vida la pierde; sufre, muere arrestado,
arrastrado, desnudado, flagelado, despreciado, y crucificado grita por qué me
haz abandonado. Después naciones enteras le seguirán y llevarán su palabra. Es
necesario clarificar que nada dice de la reencarnación, pues en el cristianismo
es parte de la vida de Jesús. Queda así abierta una incógnita acerca de su no
mención. Después de ello sale Barioná decidido a retorcer el cuello del
niño-Dios, el Rey de los judíos, a Cristo.
La
descripción que sigue es la de la imagen del pesebre en el que esta Cristo, es
relevante ya que su fuerza estética no deja espacio para pensar que un ateo
escribiese así sobre una mitología cristiana “He aquí a la Virgen , y aquí a José, y
aquí al niño Jesús (…) la
Virgen esta pálida y mira al niño. Lo que habría que pintar
en su cara sería un gesto de asombro lleno de ansiedad que no ha aparecido más
que una vez en un rostro humano” (Sartre, 2004, p. 127). Cristo es su hijo, su
carne, y su leche se convertirá en sangre de Dios. Él es Dios, y le dice mi
pequeño, siente vergüenza de su humanidad y piensa Dios es mío, se parece a mí,
es un Dios que vive y se puede tocar, esta calientito.
¡Así
es!, Sartre ha escrito eso, y no se si diría lo mismo que dijo cuando después
de un tiempo lee lo que él mismo escribió. “Cualesquiera que sean las
circunstancias, en cualquier lugar que sea, un hombre es siempre libre de
elegir si será un traidor o no” y sin embargo dice después de leerlo, “Es
increíble: ¡lo pensaba verdaderamente!” (Sartre, 1973, p. 75). Lo cierto es que
esta obra es elemental para entender el pensamiento sartreano, puesto que uno
sólo se puede elegir a sí pero frente a los otros (Sartre, 1975). Barioná se
elegirá a sí frente a su hijo, es decir por su hijo, condenado a su libertad
(Sartre) tiene que elegir, aunque la libertad sea terror (Murdoch, 1956, p 41).
Hasta aquí tenemos el contexto que llevará al desenlace final en el que el
fundamento de la libertad, la decisión, se convierte en necesidad frente a las
circunstancias, pues solo se hacer en cuanto decide ser responsable de lo que
han hecho de sí.
En
el cuadro sexto, en la primera escena aparece Barioná dispuesto a matar al
Mesías, para eliminar así las prédicas de resignación y sacrificio. Para la
segunda escena, la cual en el texto aparece como tercera debido a un error de
numeración mas no es porque falte escena alguna, siguiendo a Conntat-Rybalka.
Marcos aparece y Barioná trata de averiguar por María y José. Marcos asegura
que ahí están con un recién nacido, que el padre aunque sabe que su hijo
sufrirá, espera que sus fracasos sean éxito para su hijo. Barioná dice no tener
hijos y no puede por eso pensar así, y Marcos por ello siente lástima pues no
tendrá esa mirada luminosa de José lamentando no haber sufrido los dolores del
parto por su hijo que sufrirá lo que él conoce. Marcos es el ángel de Barioná
que viene a pedirle que no mate al niño y que deje nacer al suyo, ya que los
ángeles nada pueden contra la libertad del hombre.
En
la cuarta escena esta Barioná solo que entreabre la puerta viendo a María de
espaldas suponiendo al niño en sus rodillas, a quien sí puede ver de frente es a
José que posee una mirada de ojos claros como ausencias en un dulce rostro y
curtido. ¿Esperanza? No la tiene Barioná. Ya no tocará al niño, ha sido vencido
por la mirada de José ¿De Esperanza? Llega la muchedumbre y se esconde. En la
quinta escena exclaman ¡Hosanna! ¡Hosanna!, entran para anunciar la llegada de
los reyes, a besar sus mofletes y a reunir sus regalos, leche, lana, medalla de
plata, un burro robado a un romano. Barioná desde afuera ve a Sara, con pies
sangrados y color pálido, aunque respirando felicidad, con ojos luminosos, sin
rastro de recordar su existencia. En ese momento en medio de un silencio no
pesado como el de las montañas que toca las estrellas, ellos piensan que algo
comienza, creen en una mañana nueva, en la primera hora del sol, ellos están al
comienzo del camino, mientras Barioná se encuentra en una noche sin estrellas y
al final del camino.
Después,
en la escena sexta, Baltasar, que es interpretado por Sartre, dice a Barioná
que ellos creen que ese niño expulsará a los romanos, que hará nacer flores en
las rocas y que borrara el sufrimiento, pero no es así, los romanos no
desaparecerán, las rocas serán estériles, y el sufrimiento siempre estará. Le
da la buena nueva que Cristo sufrirá en carne pero por ser Dios superará el
sufrimiento, así el hombre a imagen y semejanza tiene la posibilidad de decidir
ir por encima, superar los sufrimientos y hallar sentido a su existencia. Tú no
eres tu sufrimiento, solo tú eres responsable de lo que quieras ser, eres tú
quien le da su sentido, eso viene a enseñar Cristo, que por el sufrimiento se
corre el riesgo de enraizar en la tierra pero que también se puede decidir e ir
más allá de las preocupaciones lanzándote hacia el cielo y serás libre criatura
superflua de lo superfluo. Por eso debes dejar nacer a tu hijo para que sea
libre y haga con sus sufrimientos lo que él decida y que dé el sentido que él
halle para regocijarse eternamente por su existencia. Cristo viene a decir a
todos que existe la alegría. Es este el discurso de Baltasar.
Ahora
en el séptimo y último cuadro, en la primera escena llega Jerevha diciendo que
ya vienen las tropas a estrujar a Belén por sur y norte. Sara pide que sobre
ella caigan todos los sufrimientos con el fin de que nazca su hijo y viva el
Señor, frente al destino que se pone en marcha para matarles, ya que las tropas
estrellarán las cabezas haciéndoles estallar. No crecerán los naranjos pero sí
habrá paz en la tierra a los hombres de buena voluntad puesto que Cristo ha
nacido dice Barioná y vuelve a ser el jefe de su pueblo agobiado por la
incertidumbre. Como jefe decide que salvarán a Cristo, pide que les ensillen el
burro a María y José y su bebé para que les lleve a Hebrón. Mientras Barioná y
su pueblo distraen al ejército enfrentándolo y haciéndoles retroceder. Aunque
nos masacren creo en Cristo, aunque antes haya sido escéptico.
Después,
en la segunda escena están Sara y Barioná, este último le dice que no quiere morir
sino que quiere vivir, que ha decidido salvar al Mesías convencido de que no
tiene otra elección que defenderá dando la vida para que nazca su hijo, él no
lleva amargura le dice a Sara te quiero, agárrate a la vida por él con avaricia
y rabia, sin ocultarle las miserias y cuando la soledad y el abandono le
acompañen y hable con sabor a hiel, dile que su padre ha sufrido y que murió en
la alegría por ser libre y tener el destino en sus manos, Dios viene a mi lado
y soy ligero.
Así,
en la tercera escena dice Barioná: soldados de Cristo quiero que muráis con
alegría porque vais a realizar el destino vais a morir por Dios. Finaliza esta
pieza teatral dirigiéndose en estos
términos a los prisioneros del Stalag 12D “y vosotros prisioneros, aquí termina nuestro
auto de navidad que ha sido escrito para vosotros. No sois felices y puede que haya
más de uno entre vosotros que haya sentido este sabor a hiel este sabor acre y
salado del que hablo. Pero creo que también para vosotros, en este día de
navidad -y en todos los demás días-
¡Siempre habrá alegría! FIN.
Ahora
después de lo anterior es claro que el destino esta en las manos, siempre se esta
realizando. Barioná realiza su destino porque elige morir con alegría aunque
sufra, el hombre sufre pero es libre cuando va más allá de sus sufrimientos y
los supera, aunque le atormente o le dé un asco dulzón como náusea el carácter fugaz
de la existencia. Es libre, ligero y responsable de sí. Barioná primero quiere
morir en la agónica amargura del sufrimiento y la soledad, no existir más, sin
Esperanza como una razón estéril. Después por el destino que él mismo labra, la
mirada de José y su decisión, se convierte y elige morir en la alegría. Es
responsable de sí porque es quien decide y da sentido en la Esperanza a su
libertad. Así el fundamento de la libertad esta en la decisión frente al
destino, haciéndolo, responsabilizándose de sí. El sentido de la libertad reside
en la Esperanza que hace al hombre superior a sus sufrimientos, hallando
posibilidad de ser y de proyectarse, de ser en la decisión como fundamento de
la libertad y de proyectarse en la Esperanza como sentido de la libertad. Así
Barioná realiza su destino ya que este se identifica con la elección libre que
hace el hombre de sí mismo (Sartre, 1949), como hombre quiere cambiar el mundo
y a sí mismo (Sartre, 1949).
Es
así que esta “obra de teatro
en la que Sartre reivindica la esperanza y la fe cristiana para salvar al
hombre de la amargura de su existencia.” (Sempere, s.f). Presenta a un Sartre
no anticristiano el cual anima a tener Esperanza para ser libres, utilizando la
noche de la Navidad para mostrar uno de los temas sartrianos por excelencia: la
lucha existencialista de la libertad humana para afirmarse frente a Dios.” (Sinopsis
de…, s.f). El hombre esta inmerso en su libertad
y la existencia le asfixia si no consigue un sentido para ser libre y superar la asfixia, la náusea. El afirmarse
frente a… es tener Esperanza frente a lo incierto del futuro, frente a las
posibilidades, pero hacia lo cual se puede proyectar una existencia con
sentido. Aunque la
obra de por sí corta, tiene una potencia llamativa que hace sentir primero sequedad,
dolor, sangre yerma, y posteriormente concede Esperanza y da sentido a la
libertad.
En este trabajo no se afirma que Sartre
haya estado del lado del cristianismo pues fue durante su vida un anticristiano
acérrimo que después de la guerra se aferra a la filosofía marxista. Pero lo
que sí es importante notar es que “por entre las rendijas de su alma, se le
escapó a este ateo oficial el núcleo de la Navidad: la esperanza y la alegría
en Cristo, el Mesías” (Magallanes, 2010).
Moeller
(1961) hace un análisis de Sartre señalando que pasa del ateísmo al antiteísmo.
En el primer momento Sartre tiene como base la opción del conocimiento
sensible, mostrando que la idea de Dios contradice y suprime toda libertad,
siendo así el ateísmo primordial a sus obras. Pero, también dice Moeller que
ello puede ser solo una apariencia debido a que en el fondo el motor secreto
del sartrismo fuese la oposición a Dios. El antiteísmo, considera Moeller,
constituye la base del sistema en Sartre, puesto que aquí la libertad es
considerada absoluta, opuesta a toda realidad de trascendencia, pues si Dios
existe no existe la dignidad humana. En Sartre la fraternidad del hombre se
presenta opuesta a la existencia de Dios y ello demuestra que Dios le molesta.
Ateo,
antiteísta, que en esta obra de Barioná,
permite un escape de Esperanza, posibilita paradójicamente a un Sartre no
antiteísta, en tanto que otorga que Dios sea Esperanza para los hombres.
Esperanza es el sentido de la libertad humana, en tanto que posibilita al hombre
proyectarse hacia sus posibles. El fundamento de la libertad se encuentra en la
decisión de cada hombre frente a su situación concreta. Podríamos decir que
Barioná realiza ese tránsito del ateísmo, al antiteísmo y luego llega al no
antiteísmo, en tanto que su libertad la fundamenta en su propia decisión y le
da sentido en la Esperanza. Pero en Sartre, el recorrido es distinto, ya que
primero aunque fuese ateo, pasa con su obra de teatro Barioná al no antiteísmo, luego termina por ser un antiteísta, como
se presenta en El diablo y el buen Dios
(1952), a través del personaje Goetz cuando afirma que él se ha hecho a sí
mismo, (Sartre, 1952, p 40) que aunque haya matado el Señor no puede nada
contra él, el Dios de la justicia no le puede castigar (Sartre, p. 40) y que su
razón de ser es el mal (Sartre, p. 41). Y podríamos añadir que: el
existencialismo no es ateísmo en el sentido de que se encargue de demostrar la
no existencia de Dios, sino que declara <<Aún cuando Dios existiese, nada cambiaría>>, y no es que se
crea que Dios existe, porque pensamos que la cuestión no es su existencia;
puesto que es necesario que el hombre se encuentre a sí mismo y llegue a
persuadirse de que nada puede salvarle de
sí mismo, ni siquiera una prueba valedera de la existencia de Dios (Sartre,
1975)
Lo
que se alude en este trabajo es la condición humana de la libertad. Barioná
ateo, desesperanzado y arrojado a los brazos de la muerte, cree que ni Dios
puede nada contra su libertad. Esta identificado con la mala fe que es
autoengaño irreflexivo (Murdoch, 1956, p. 38). Es libre para elegir, sí puede aferrarse
a la vida por más sufrimientos que esta lleve, o morir sin más y dejar morir a
los demás, hasta a su hijo. Barioná tiene ciertos encuentros en los que se aferra
a su postura en la desesperanza y otros, como el encuentro con Baltasar, en el
que se habla de una Esperanza, la cual sólo él puede alcanzar con sus actos,
con su libertad. No hay que olvidar que la mirada de José es lo que le hace
dejar la desesperanza y convertirse en un ser para la vida, libre, que decide
por ser libre y le da sentido a su libertad por la Esperanza, ya alimentado por
el nacimiento de Cristo, ya por el nacimiento de su propio hijo, o también por
enfrentar los sufrimientos de la vida en la Esperanza, proyectado hacia un
futuro posible aunque muera haciendo su libertad.
Ahora
bien, ¿en qué medida es esto filosofía? Es filosofía en la medida en que es
práctica, aunque se parta de lo contemplativo (Sartre. 1963); por colocar al
hombre como centro de las reflexiones. El hombre concreto es el campo filosófico,
la praxis que ilustra toda situación que debe ser consideración en relación con
el hombre, ya sea fenomenología o metafísica, se trata ante todo la cuestión de
la relación del hombre con el mundo. Todo lo concerniente a la filosofía es el
mundo, y el mundo es el hombre. La filosofía es una relación de lo que es el
mundo del hombre y el hombre en el mundo (Sartre, 1973). Por eso estudiar una
obra teatral, es hacer un ejercicio filosófico, en la que se muestra el mundo
de un hombre en relación con los otros y el mundo, enfrentado a sus angustias,
pasiones, sufrimientos y hasta a Dios mismo. Además de pensar a un filósofo que
es un hombre concreto, que escribe esta pieza teatral en ciertas condiciones (ya
señaladas) que la Esperanza es el sentido de la libertad humana, en tanto que
permite proyectar posibilidades de lo que pueda ser el hombre por el hombre en
relación con el mundo y en el mundo. La antropología considera al hombre objeto
de estudio y la filosofía lo considera un sujeto-objeto, un en-sí-para-sí, y
para-otros. La antropología agota al hombre en la objetividad, en un en-sí
reificado. Aquí no tenemos un objeto únicamente sino un sujeto-objeto acerca
del cual se reflexiona en relación con lo demás y el mundo. Con Sartre se
rescata al sujeto, al hombre para fundamentar su libertad y darle sentido en tanto
que proyecto esperanzador, en tanto que superación de sí mismo.
Este
proyecto (pro-iectus) se entiende
como el ser lanzado ahí, arrojado a la existencia sin una explicación que
justifique ese aquí y ese ahora, pero no sólo eso también se entiende como una
propuesta, como un algo por hacer desde un diseño previo hacia lo que será, por
eso en este sentido el hombre es proyecto que se autoconstruye en sus posibilidades,
decidiendo en su entorno dado, las alternativas que le permitirán configurar su
esencia (Ochoa, 1988). Es decir, que la existencia esta para hacerse esencia
porque el hombre se define por su proyecto (Sartre, 1960, p. 131). Además este
proyecto es sinónimo de ir más allá y lograr salir de la autolimitación en la
que se puede entregar responsable y solidariamente a los demás puesto que lo
que hace para construir el mundo con el otro le define su ser hombre. Es decir,
que proyectarse es existir. Igualmente este proyecto no es una predestinación
porque le elegimos en libertad, así la predestinación sólo se da si no
elegimos. Es un proyecto libre en tanto que responsable y comprometido en
enriquecer y ampliar la libertad con el otro ya que se encuentra en el otro, “el hombre es libertad” (Ochoa, 1988,
p. 32)
Con
Ochoa (1988) podemos entender mirando hacia atrás hasta Kant e identificar el
modo de comprender la libertad en Sartre. Kant acentúa un carácter positivo de
la libertad, pues no se trata sólo de una carencia de coacción sino de una
motivación (causalidad) para la acción del hombre únicamente en el espacio
moral, en el filósofo alemán se advierte que la libertad no constituye por sí
misma una realidad ni es un atributo spinocista de realidad “Es un acto que se
pone a sí mismo como libre” (Ochoa, 1988, p. 20). Fichte por su lado dice que
los sistemas deterministas parten de lo dado, y que un sistema de la libertad
parte del ponerse a sí mismo. Entonces se eliminan los obstáculos para entender
la libertad como un “ser sí mismo” como un “ponerse a sí mismo” o en otros
términos como un “hacerse a sí mismo” como la realización del pro-iectus que fundamenta la realización
del hombre como hombre en su espacio-temporalidad (Ochoa). Por eso con Sartre entendemos
la libertad como la praxis del hombre, no es sólo coaccionado sino que también le
es posible superar dichas coacciones y no sólo eso sino que llega a ser
responsable de su proyecto como superación de sí mismo en tanto que un hacerse.
La
angustia, de Barioná, es la estructura fundamental para tomar conciencia de su
libertad (Sartre, 1943, p. 69) tal libertad a su vez se angustia, en tanto que
no hay nada que la solicite ni trabe (Sartre), La angustia revela la libertad
del hombre. Barioná en su angustia pasa por los tres estados de la conciencia,
primero irreflexivo, luego reflexivo y finalmente para-otro (Murdoch, 1956). La
libertad, como impulso de la conciencia, se da decidiendo morir sin acatar las
exigencias exageradas de Roma, sin engendrar para no posponer el fin del
sufrimiento. O ya sea enfrentando al ejército e igualmente morir; la cuestión
no es morir; la cuestión es decidir, para afrontar y tener Esperanza para
superar, la primera para fundamentar la libertad y la otra para darle sentido,
porque posibilita la proyección del hombre en sus distintos caminos en tanto
que es un hombre que se representa el mundo y en el mundo a él mismo (Sartre.
1973)
Así,
definir el ser del hombre como libertad, implica y condiciona la aparición de
la nada, que precede la esencia del hombre y lo posibilita (Sartre, 1943). La
angustia, la náusea, el asco dulzón o la viscosidad de la existencia a la que se
enfrenta Barioná, permiten un para-sí que es conciencia de su condición y de su
libertad; además la angustia, angustia a la consciencia de libertad en tanto
que su decisión es su proyección. Más no basta con el simple obrar si no se
tiene un sentido para ello; en esta pieza teatral se puede decir que se
encuentra el sentido de la libertad en la Esperanza. Ya ateísta o antiteísta o
no antiteísta. Lo que sí se entiende explícitamente es que la libertad humana
tiene sentido y fundamento. El hombre en tanto que para-sí exige fundamento y
sentido; el fundamento es la decisión de la acción que modifica la figura del
mundo (Sartre, 1943) por eso Barioná decide hacer ir y actuar frente al mundo y
cambiarlo.
Por
lo tanto, la apuesta de Sartre no es por el teísmo sino por los hombres
(Sartre. 1975), y no por los hombres racionales sino reflexivos en el
prolongado intento de asumir nuestro ser (Murdoch, 1956). Aunque esta obra deje
entre ver una luz para Dios, es sólo en tanto que Esperanza como sentido de la
libertad, de Esperanza humana frente a la negligencia social, Esperanza de
superación. La náusea como novela es literatura que da como fruto al “hombre
sólo” (Sartre. 1975. P. 85.), representa el modelo desnudo de la existencia
humana, iluminado por un grado de conciencia filosófica, en tanto que reflexión
purificadora. Podemos decir que Barioná
representa el desnudo sentido de la existencia iluminado por Dios, es una obra
para el hombre que se identifica con el otro, que posibilita en tanto que también
posibilita al otro su libertad, pues con ella no se limita sino que aumenta la
suya y crea valores al momento de hacer su libertad. Así Barioná decide luchar
a muerte para posibilitar la vida de su hijo. Entrega su libertad por otra,
respetando la autonomía de las demás.
No
se puede olvidar que Sartre, en tanto que seguidor del marxismo, adopta las
tesis de Engels cuando se dirige a Marx en su carta en la que le dice que: “Los
hombres hacen la historia por sí mismos en un medio dado que les condiciona”
(Sartre, 1960, p. 81). Esto se ha prestado para diversas y variadas
interpretaciones, generando un debate filosófico y existencial en tanto que al
radicalizarla, o el hombre hace la historia, o se hace por lo que le
condiciona.
En
Sartre existe el mundo exterior que condiciona y también existe el hombre libre
que se hace a sí mismo, dice que el hombre esta “mediado” por las cosas en la
misma medida que las cosas están “mediadas” por el hombre (Sartre, 1960) y ello
se podría entender como la circularidad dialéctica de la praxis. Por eso dice
que el hombre es responsable de lo que se ha hecho de sí, no elimina la
condición histórica, posibilitando proyectar a futuro la Esperanza, la libertad
y la existencia. Por eso el campo de los posibles es el fin hacia el cual el
agente supera su situación… (Sartre, 1960), ello permite que el proyecto de
cada hombre adquiera así una realidad (Sartre, 1960). Es decir, que Barioná en
sus posibilidades supera su condición proyectándose al decidir, como hombre y
realidad, “como la huida como otro que soy (Barioná) con plena responsabilidad”
(Sartre, 1943, p. 378).
Esta
huida es la persecución sin fin del para-sí hacia sí mismo, como un
perseguidor-perseguido, “como el yo que yo no soy aún depende del yo que yo
soy” (Jolivet, 1959, p. 167), sin llegar al idealismo, ya que el hombre esta en
la materialidad y es un ser material, un en-sí, por eso sus acciones son
materiales, son una praxis que cambia el mundo y el sí mismo (Sartre, 1960) y
esta praxis como acción es posible por la libertad. Más aún el para-sí que es él mismo siempre se
subleva ante la materialidad que se emplaza, y que cae en la viscosidad
(Jolivet, 1988), el en-sí como simple fenómeno es todo lo que parece, nada más,
pero el para-sí como conciencia (de) no posicional, como reflejo-reflejante de
su existencia, es libre por ella misma, el ser del para-sí es la libertad que
supera su en-sí por medio de las acciones que llevan más allá al hombre
superfluo, hacia sus posibles condicionados por un presente pero potenciales en
su proyecto. El para-sí es la libre proyección hacia los posibles, esto quiere
decir que el hombre “al estar condenado a ser libre, lleva sobre sus hombros
todo el peso del mundo y de sí mismo en tanto que manera de ser.” (Sartre,
1943, p. 576).
Barioná,
es responsable de sí en tanto que por él ocurre que haya mundo y también porque se
hace ser, el para-sí asume ser autor, los inconvenientes o amenazas afectan
a su persona sobre el fondo del compromiso en su proyecto, no se queja porque
nada extraño o ajeno ha decidido lo que siente, vive o es. Y no es que sea una
responsabilidad de aceptación, lo que le ocurre a Barioná le ocurre por él, se
afecta por ello al igual que ni se rebela, ni se resigna. Todo lo que le ocurre
a Barioná es de él es su decisión humana, es su situación
“porque es la imagen de mi (su) libre elección por mi (él) mismo” (Sartre,
1943, p. 576), le representa y le simboliza. Entregar la vida en una lucha a
muerte no es aceptación, o resignación, es proyectarse y ser lo que elige desde
condiciones propias que caracterizan lo que será por sí mismo, estar condenado
a ser libre no es tener ausencia de responsabilidad pues lo que sufra el hijo
de Barioná y Sara no lo decidirán ellos como padres sino él como hombre
singular en el mundo con su propio proyecto. La responsabilidad se halla en la
libertad. La libertad es responsabilidad en tanto que asume sus actos como su
ser mismo.
La
libertad desde la pieza teatral de Barioná,
se fundamenta en las elecciones o decisiones y tiene sentido en la Esperanza. La
Esperanza es lo que permite superar los sufrimientos y preocupaciones que son
parte del hombre, en relación con los otros y el mundo. La Esperanza puede ser
cristiana, teísta, antiteísta o no antiteísta, lo que sí es claro es que la
Esperanza da sentido a la libertad y la elección su fundamento es decir la
libertad es praxis responsable y comprometida con las posibles maneras de ser
desde las condiciones en las cuales se hace responsable de sí mismo.
Sin
haber agotado ni esbozado en general la filosofía ni la literatura sartriana,
sí que se ha dado un nuevo punto de vista
hacia Sartre el ateo, puede que ello ayude a entender aún más su filosofía y su
literatura. Además es importante seguir ese engagement
necesario en la academia y en la vida para que la praxis filosófica de los
hombres cambie el mundo y a ellos mismos. Tampoco se ha realizado un exhaustivo
y culminante estudio acerca de Sartre, su filosofía, literatura y teatro, no se
ha ahondado sobre el entender o el interpretar determinado concepto de su
pensamiento filosófico, es claro que su filosofía aún debate en relación con
las cuestiones del hombre, la nada aún hoy hace aterir de tedio para que
después la conciencia reflexiva sea sí misma y supere la viscosidad. Además es
igualmente posible evidenciar a un Sartre que nos hace entender teatralmente la
Esperanza cristiana sin ser cristiano, y lo importante es que dicha Esperanza
como sentido de la libertad es la
superación del hombre por sí mismo. La existencia en tanto que precede a la
esencia, requiere de un sentido para hacer y ser dicha esencia por elección como el fundamento
de la libertad como acción de superación; la Esperanza es la superación, por
eso la existencia es Esperanza, es decir la existencia es superación y sin
sentido es nada.
NOTAS
1. Por Barioná se entiende la obra teatral y
por Barioná se entiende el personaje de la obra.
2. José Ángel
Agejas: Profesor Titular Universidad
Francisco de Vitoria
Actualmente ejerce en
este puesto de trabajo Educación de José Ángel Agejas Universidad de Barcelona Doctor, Filosofía
3. En el texto
se argumenta que se mantiene la palabra Misterio traducida literalmente y con
mayúscula, con la acepción que el DRAE recoge como <<pieza dramática que
desarrolla algún paso bíblico de la historia y la tradición cristianas. Reciben
especialmente este nombre determinadas obras medievales de Francia y del
antiguo reino de Aragón>>. Dice que cuando se usa la palabra misterio se
usa como sinónimo de aquello que es inaccesible a la razón más que a través de
la fe se escribe con minúscula.
4. Se denomina
popularmente Misa de Gallo a la misa que se celebra en la medianoche (o poco
antes) de Navidad, de esta forma se recibe al día de Navidad como la
conmemoración del nacimiento de Jesús. Debe decirse Misa de Gallo y no Misa del
Gallo. Esta misa es conocida popularmente con el nombre de "Misa de los
pastores".
5. El texto dice
que es una aldea que cuenta hoy con trece mil habitantes árabes, en su mayoría
cristianos, y se denomina Beit Sahour, <<la aldea de los
pastores>>. Dice que en la pagina Web se puede leer que <<el
acontecimiento más importante en la historia de Beit Sahour fue el anuncio al
mundo del nacimiento de Nuestro Salvador, el eñor Jesucristo
(www.beitsahourmunicipality.com)
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