ESCRIBIR COMO EXISTIR Y LEER COMO RESISTIR
Leer y escribir
es con el fin de compartir y resistir. Hay que escribir y leer para dar
continuidad a la existencia, configurada en la resistencia.
La resistencia
es seguir siendo en el mundo. Cuando leo individual o grupalmente, estoy
“haciendo” en el mundo. Así, siento y
pienso el mundo, para sentirme, pensarme y hacerme como ser-en-el-mundo, como
siendo en él.
El compartir es
seguir siendo en el mundo, cuando escribo para mí o para el mundo, estoy haciendo
el mundo. Así siento y pienso el mundo para sentirme, pensarme y hacerme como
ser-en-el-mundo, como siendo en él.
Leer es siempre
descubrir y escribir es siempre descubrirme. Leer me descubrir a los demás y escribir me permite
descubrirme. Es la relación dar y recibir, no someramente, sino
trascendentalmente. Recibo mundo y doy mundo, así soy la construcción de un
mundo y el constructor del mismo mundo.
Leer y escribir
son ejercicios, actos, acciones plenas de la libertad. La práctica del ser
libre. Leer y escribir es libertad. Pues puedo leer lo que quiera y puedo
escribir lo que quiera. –bueno en
algunos casos (la gran mayoría de cosas) lo que pueda-. Por ello la necesidad de la existencia
compartida. Todos a todo. A todo lo que se quiera.
Siempre se ha
preguntado y no se puede evadir filosóficamente hablando, ¿por qué leer y para
qué escribir? No sé. Lo que sí sé es que ello me permite existir, resistir, y
así ser, aquí y ahora.
Leer y escribir
es experimentarme y experienciarme, sentirme y reflexionarme no sólo con el fin
de ser para mí, sino trascender (consistiendo) en la existencia en tanto que
ser para todos.
Leer y escribir
en últimas es ser feliz, felices, pues, ¿para qué estamos en el mundo?
(QUINCHE)
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