lunes, 13 de marzo de 2017

LA JUSTICIA Y EL PROBLEMA DEL BIEN COMÚN


LA JUSTICIA Y EL PROBLEMA DEL BIEN COMÚN
El problema del bien común: La justicia
La ocasión, evidencia la proporción justa requerida de la acción.
(Quinche)

Éste escrito está dividido en cuatro partes breves. Se tratará la libertad como bien común y  el problema central será pues la dikaiosyne (justicia). Ello todo enmarcado y sustentado por el concepto de proporción, entendida como la razón o medida justa de la acción necesaria exigida por las circunstancias. Además de partir por “señalar que no existe en lengua inglesa un equivalente exacto de la palabra dikaiosyne, traducida comúnmente por justicia” (1976, Rowe. C. p, 17). Puesto que podría significar muchas cosas, la intención será limitar su definición.
Además me apoyaré en el texto de Rowe Christofer llamado Introducción a la ética griega y el de Protagoras y Gorgias fragmentos y testimonios. con el fin de mostrar el aporte de Protágoras  frente al tema de la ética puesto que “sí puede decirse de los sofistas que su irreverente actitud respecto de las suposiciones tradicionales fue el estímulo principal que impulsó el desarrollo de la filosofía ética sistemática.” (1976. P, 39), y de entender desde Rowe el acercamiento a la propuesta ética de Platón. Además de estar guiado por las ideas de la película como matar a una ruiseñor, la Carta VII de Platón y el texto de maestro Cuchumbé Holguín Nelson, llamado John Rawls: la justicia como equidad.  Es necesario clarificar que en éste trabajo se tomá de la Carta VII únicamente lo que desde Paltón sustenta la idea de éste, sin hacer análisis de la situación de los personajes de su Carta.
Así la primera parte será la encargada de observar cuál es el porqué del problema como común, frente a las responsabilidades que atañe la libertad y así la justicia misma. Debemos empezar pues por ésta ya que “Sentimos una gran tentación de suponer que lo que Sócrates consideró verdaderamente importante no fue tanto el encontrar respuesta a la pregunta por la naturaleza de la verdad, como estar preparado para formularla: “la vida que no ha sido examinada –dice- no es vivible para el hombre” (Apología 38ª)” (1976. P, 47). Así debemos empezar por preguntarnos cuál es el bien común. En éste trabajo se entenderá como la libertad, y por tanto la responsabilidad frente a la justicia de mis acciones. Frente a lo proporcional exigido por la circunstancia u ocasión. La medida y la justo en proporción a… es lo que debe reflexionar el ser humano común y corriente el que “viviera cotidianamente” (1998. Platón. P, 358, 331d) ya que la justicia no es abstracta sino práctica, claro está que depende de una ley o unas leyes, ora naturales, ora divinas, ora humanas. Podemos preguntarnos así que ¿no hay justicia sin ley y ley que no busque justicia y como las leyes se sustentan en las instituciones, serían estas así el principio “ontológico” de la justicia? El establishment sería un problema más a tratar desde na perspectiva crítica, cosa que por el momento se dejará pendiente.
En la segunda parte trataremos qué será aproximadamente la justicia. Ya entendida como el problema del bien común. Pues al ser justo o no ser justo me acarrean consecuencias no sólo individuales sino a la vez colectivas, por ello pensar y actuar con justicia es pensar y actuar por la justicia de los y las demás. “Un problema inmediato es el que nos plantea el hecho de que Sócrates dice que quien sabe lo que es recto no puede obrar de otra manera”. (1976, p. 52) así la rectitud, la razón necesaria, la proporción, la medida, será la evidencia de la virtud (areté). Y “lo que Platón acepta es que lo que es moralmente bueno (excelente) es beneficioso, no que todo lo que puede ser beneficioso es moralmente bueno” (1976. P, 76). Por ello es que se habla de proporción en tanto que en algunas ocasiones se necesitan ciertas acciones y en otras ocasiones otras ciertas acciones. Todas desde el bien común, la libertad hacia la plena justicia. Entonces podemos decir que “el alma buena es la que se domina a sí misma […] es un hombre bueno en la acepción plena” (1976. P, 81) llevándolo a entender que la “virtud para vivir con éxito y justamente son una y la misma cosa” (1976. P, 99) Añadiendo aquí la importancia crucial de la filosofía y de la educación, pues es ella “la filosofía y no la retórica, (la que) nos proporciona la clave de la vida, porque sólo la primera (la filosofía) nos dará el conocimiento que necesitamos para vivir la vida buena” (1976. P, 84) y la educación, pues lo que dice Sócrates es que, la justicia se produce por la acción de la educación (1976) y que es esa la principal función de la educación formar hombres libres, que actúan por el bien común y por ello son justos, proporcionales a las medidas de su naturaleza y contexto. Para no alargarnos más debemos decir que la justicia preestablece una condición de sabiduría como valor y dominio sobre sí mismo, y que la educación debe “dirigir la mirada hacia la acción buena” (1976. P, 124) pero hay que atender que “por su misma naturaleza dice Platón, la ley es general y nunca puede prescribir lo que es mejor o más justo para todos y cada uno sin excepción; “pues las desemejanzas entre los seres humanos y sus acciones, y la falta de completa de toda suerte de estabilidad en los asuntos humanos hacen imposible que algún arte establezca reglas, en cualquier esfera, que tenga validez, sin reservas, acerca de todo” 249b” (1976. P, 142) para no extendernos más pues podríamos pasar otros 2500 años pensando la justicia diremos que necesita como punto de partida ta Summetra (lo proporcionado) (1976. P, 178) para que la acción sea buena, a la medida de la necesidad ni más ni menos, la acción buena (1976. P, 147) además de que podemos juzgar acerca de si el hombre posee o no una virtud determinada viendo si disfruta ejecutando de una manera determinada las acciones del caso (1976). Sin disposición de ánimo no hay justicia.
En la tercera parte trataremos la relación entre como matar a un ruiseñor, la Carta VII de Platón y el texto de Cuchumbé. Las acciones humanas son la representación de las acciones de un Estado. Así la justicia es en el Estado. Y es el Estado el que debe garantizar las condiciones o precondiciones para la evidencia de la justicia en las acciones de los hombres. Así si existen hombres que “no sean aptos por naturaleza y no armonice con la justicia y las demás virtudes […] ninguno de ellos conocerá jamás la verdad sobre la virtud” (1998. P, 378) y sólo es posible conocer la verdad sobre la virtud desde la educación pues “en aquellos casos por culpa de nuestra mala (injusta) educación no estamos acostumbrados a investigar la verdad y nos basta la primera imagen que se nos presenta” (1998. P, 377) o que nos presentan. Por ello en la película vemos que siempre es el pseudohumano negro analfabeta el que debe llevar del bulto porque los blancos son buenos por naturaleza y siempre dicen verdad. Es la réplica de un Estado racista que por medio de sus instituciones y a la fuerza pretende determinar lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto pero desconociendo, negando y ocultando razones, pruebas de la verdad para acomodar a su antojo la famosa justicia. Por ello podemos decir “que las instituciones sociales y políticas aparecen como aquellos principios reguladores que fijan las clausulas especiales en el derecho social, familiar y global” (2003, Cuchumbé, N. P, 6) el aporte aquí de los sofistas es que no dijeron que una cosa fuera buena y mala desde el mismo bajo la misma relación de contexto o perspectiva, sino que es mala o buena según las relaciones, el contexto, perspectiva u ocasión, “ya que la misma cosa podrá ser buena y mala, bella o fea, al mismo tiempo, pero con relación a hombres distintos.” (1977,1980. Protágoras) además de que los valores son impuestos por la sociedad, el Estado determina el tipo de hombre bueno, que desde su libertad actúe justamente y mantenga el bien común.  Cuchumbé nos muestra que la justicia como equidad depende en gran medida de las instituciones Estatales, como estructura básica, que establezca las condiciones necesarias para poder actuar de forma prudente, sabía y virtuosa. Será entonces que ¿el alguacil fue sabio al decir que el ser humano blanco padre de la supuesta abusada haya caído sobre su propio cuchillo dejando así que equilibrará la justicia en este caso proporcional a las necesidades? Pues “un hombre justo, sensato y prudente […] no puede pasarle desapercibido que se acerca una tempestad […] y forzosamente zozobra” (1998. P, 390.  351d) así como le paso a el hombre negro que por más justo que fue, zozobró en la angustia y desesperación a la que lleva la injusticia, mal decidió escapar para terminar como casi todos los hombres justos asesinado. Aquí sólo quisiera señalas el caso Colmenares, pues me parece el caso más evidente de la plena presencia de la injusticia no sólo legal y jurídica sino humana y altruista.
En esta cuarta y última parte quiero hacer unas consideraciones finales y especiales frente a los fines válidos de la vida humana, fines que deben estar enmarcados por la emancipación, fines que son plurales y razonables. Pues así el fin del acto es ser justo, actuar a la medida, ser a la proporción de la exigencia de la naturaleza. Buscar el bien, hacer lo justo, pero ello requiere de una ardua labor de formación de carácter y criterio, de forjar al ánimo hacia el disfrute, gozo y alegría de hacer lo que se hace siempre con miras de la justicia social. “Todo juicio político (ético-moral) es una alternativa de análisis razonable, por tanto, no existe posibilidad de llegar siempre a conclusiones comunes.” (2003. P, 8) la única conclusión común es que debemos actuar por libertad como nuestro bien común siempre con miras a la justicia. Sin olvidar que “el propósito que persigue éste Estado es el de proporcionar las condiciones necesarias para el ejercicio de la virtud moral y teorética” (1976. P, 219) y  así la educación de dicho Estado debe erradicar la eironeia (menos precio de sí mismo) y la akrasia (falta de dominio) y buscar y actuar siempre to kalon (lo excelente o por lo excelente) desde la sophrosine (dominio de sí), formando al hombre spoudaios (hombre bueno) que es lo mismo que hablar de hombres phonimos (hombre de sabiduría práctica). De esos que dicen por favor, muchas gracias, permiso, muy amable, le colaboro, sí señor, sí señora. De eso que sienten dolor por la injusticia cometida en alguna parte del mundo. Y que hace algo para mantener o establecer, a partir del bien común que es la libertad, la justicia.




Bibliografia:
Platón, (1998) Carta Séptima, Madrid, Alianza, págs.. 259 – 299.
Cuchumbé, N. (2003) John Rawls: La Justicia como Equidad, Cali, Revista Criterio Jurídico, Vol 1 N. 3, págs. 7 – 33. En:  http://revistas.javerianacali.edu.co/index.php/criteriojuridico/article/view/220.
Rowe, C. Introducción a la ética griega. Fondo de cultura económica. Mex. Traducción de Francisco Gonzalez Aramburo. Londres. 1976.
Protagoras y Gorgias. fragmentos y testimonios. Traducción José Barrios Gutierrez. Agukar Argentina S.A. Ediciones Orbis.  1977, 1980

Material audiovisual:
Guggenheim, Davis, Waiting for Superman, EEUU, 2010.
Mulligan, Robert, To Kill a Mockingbird, EEUU, Universal. Horton Foote (Novela: Harper Lee), 1962.


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