jueves, 21 de septiembre de 2017

LA CIENCIA DEL SABER

LA CIENCIA DEL SABER
Síntesis del Libro I de la Metafísica de Aristóteles
“Corresponde a una sola ciencia razonar acerca de estas nociones y de la substancia,
 y es propio del filósofo poder especular acerca de todas las cosas.
En efecto, si  no es propio del filósofo, ¿quién será el que investigue […]”
(Aristóteles, Metafísica, IV,  2. 1004b. 158-159)

El siguiente escrito pretende ser una síntesis del Libro I de la Metafísica de Aristóteles, haciendo énfasis en la reconstrucción de la definición de la ciencia primera, así como de sus características.
Es ineludible iniciar por la primera frase de la Metafísica “Todos los hombres desean por naturaleza saber.” (Aristóteles. Metafísica. 1982. I, 1, 980a. 1) y decir así, que éste saber que se pretende no es un simple saber, como quien <<sabe>> que el sol permite el día y la noche. Sino que corresponde, en esa distinción natural del ser humano, ejercer, en tanto que “dispone del arte y del razonamiento.” (Met., I, 1. 980b. 2)  la búsqueda de las nociones universales, que surgen claro está de los casos semejantes presentados a la experiencia y por la experiencia, que corresponde en últimas al conocimiento de las cosas particulares, mientras que al arte corresponde al conocimiento de las cosas universales (Met., I, 1. 981a. 4),  el por qué y la causa, por ello es más ciencia que la experiencia que sólo opera por costumbre. Además de decir que los que operan por costumbre les es imposible enseñar, mientras que los que poseen el arte, por conocer las cusas, pueden enseñar, y en esto estriba la diferencia entre el ignorante y el sabio (Met., I, 1. 981b. 7).
Es importante mencionar que las sensaciones no dicen nada del por qué, sólo si es caliente o frío. Ésta ciencia o arte de saber no busca pues la utilidad, sino que busca las primeras causas y los primeros principios (Met., I, 1. 981b. 7), siendo a su vez más capaz de enseñar, pues dice las causas acerca de las cosas (Met., I, 1. 982a 10-11). Versa pues sobre lo escible (Met., I, 2. 982b. 13), y a partir de ello se conocen las demás cosas. Es superior a la subordinación, “conoce el fin por el que debe hacerse cada cosa. Y este fin es el bien de cada una” (Met., I, 2. 982b. 13). Este pensamiento sobre las esencias empezó debido a los primeros hombres que empezaron a filosofar movidos por la admiración puesto que “el que se plantea un problema o se admira, reconoce su ignorancia.” (Met., I, 2. 982b. 14) se huye de la ignorancia buscando el saber por el conocimiento mismo, es la única ciencia libre por ser para sí misma únicamente, pueden haber (ciencias) más necesarias pero no mejores. Esta ciencia del saber versa sobre cuatro causas, a saber: causa substancial (esencia), causa material (sujeto), causa eficiente (movimiento) y causa final (o bien) (Met., I, 3. 983a. 19).
Después de esto viene una explicación de lo hecho por los que filosofaron antes de Aristóteles, describiendo sus propuestas, sus alcances y límites, pasando por los monistas, los pluralistas, los materialistas, por Tales, los pitagóricos, Heráclito, hasta el mismo Platón y otros más. Explicando los principios del Agua, el Fuego, el Aire, la Tierra, las Homeomerias, los contrarios como una especie de <<motor>> de la realidad; y los números como componedores de la misma. Añadiendo recursos inmateriales para sustentar sus ideas como la idea de Entendimiento o lo Pleno y lo Vacío. Lo importante de estos pensadores es que “comenzaron a hablar y a definir acerca de la quididad” (Met., I, 5. 987a. 43). Más con Sócrates y Paltón, que aunque Sócrates se halla dedicado más a un antropología; y Platón con el mundo de la Ideas, que separa las esencias de las cosas mismas,  dan ésta realidad superior y de supremacía sobre las cosas mismas, como el fundamento constitutivo de las mismas, siendo las cosas sólo copia de las Ideas por medio de la <<participación>> que no explica bien, según Aristóteles, Platón; y que sólo cambia un concepto pitagórico, el de la imitación, por el de la participación, pero que quedaría limitado a la hora de explicar las primeras causas y los primeros principios. Las cosas existen por la proporción de sus elementos, de la esencia y la substancia de la cosa  (Met., I, 10. 993a. 80) que son una y la misma cosa. Aquí se ratifica el enfoque de la filosofía de Aristóteles, que parte de lo sensible como dato primigenio de la realidad, de la cual hay que <<ascender>> hacia lo inteligible y comprender  así las primeras causas y los primeros principios, lo escible.
Así podemos concluir, a grandes rasgos, el propósito de Aristóteles al tratar de caracterizar la Ciencia del Saber. Su cuidadoso recorrido por cada una de las propuestas anteriores a él, buscando las diferentes equivocaciones o falencias dentro de las grandes pretensiones de éstos pensadores, que empezaron en su rustico pensar a abrir la brecha y la senda por donde caminaría la filosofía en busca de su más grande tesoro jamás conseguido la sabiduría, siempre está tendiendo a ella. Pero, que sí dejan unas formas, a modo de claves, para poder indagar de modo acertado y certero las cuestiones acerca de la realidad primera de las cosas, que remiten a la esencia misma del ser.  Plantea así el gran problema de la filosofía en tanto que debe pensar lo universal, busca Aristóteles el objeto de estudio de la ciencia sin darle un límite a ella pues versará sobre lo ente, el Ser, hacia la reflexión universal, sobre los primeros principios y las primeras causas, así como sus fines, y esto sólo se logra desde la Filosofía Primera o Metafísica que posteriormente será llamada  Ontología. 










BIBLIOGRAFÍA


Aristóteles. Metafísica. 1982. Edición trilingüe. Valentín García Yerra. Segunda edición. Editorial Gredos S. A. Madrid. España.

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