jueves, 21 de septiembre de 2017

LA DISCUSIÓN ES FILOSOFÍA

LA DISCUSIÓN ES FILOSOFÍA
Consideraciones básicas sobre su forma
“[…],en el caso de que alguien pudiera en
verdad hacer hombres buenos.” Gorgias (520d).

En el presente escrito se pretende presentar algunas ideas acerca de la lectura del diálogo Gorgias de Platón y en busca del método filosófico. Debo empezar diciendo que siempre que se lee a Platón y se piensa por medio de la interlocución de Sócrates, se adquiere un nuevo asombro por la filosofía, o se renueva; por la necesidad de hacer filosofía y no retórica -en este caso-. Además de la gran dificultad que es mantener la lupa de la búsqueda del hacer filosofía por encima de la cuestión misma por la que se filosofa; es decir, mantener la atención sobre los elementos básicos de lo que sería la discusión. Y al hablar de elementos básicos, me refiero a buscar los posibles -y pretenciosamente- principios de la discusión, así como su orden y fundamentación para distinguirse de las habilidades aduladoras de los hombres insensatos.
Para empezar quisiera recordar el ti esti (Atlas Universal de Filosofía. 2004. P. 84) socrático que corresponde al <<qué es>>, que es una de las partículas fundamentales de la discusión, y de la filosofía misma de Sócrates. Aunque la primera pregunta intrigante es el quién es –Gorgias- (Platón. 1998. 447a) a modo del ti esti. De allí se empieza a distinguir entre retórica y discusión (448d) y podríamos decir a la vez que entre ser orador (449a) y ser filósofo.
La discusión es preguntar y responder, pero además, brevemente (449b). La retórica sería persuasión (453b) a través de los discursos, la retórica solo habla, mas no piensa lo que habla, sus sustentos no son la verdad sino al tramar, el enredar, el conspirar.  Se pregunta Sócrates cuál es la persuasión y a qué cosas concierne (453b). Ésta partícula <<cuál>> es otro fundamento de la discusión, pues ayuda a distinguir con claridad el asunto en discusión. Así que <<qué>> y <<cuál>> son referentes –más no los únicos- para llegar a una posible conclusión sobre lo que se discute. Además de dar orden a la forma misma de la discusión que necesita ser ordenada (454c) por medio de preguntas, con la finalidad más allá de si se da o no la conclusión, de poder rebatir la falsedad (458a), la discusión es rebatir y ser rebatido.
Las preguntas son el fundamento mismo de la discusión pues permiten mostrar el engaño (467c) ello, con el fin, también, de buscar una posible definición de los términos, o por lo menos el <<qué>> se entiende de ellos en la discusión, buscando a la vez una réplica (469d), el ser rebatido, como afirma al decir “pues estaré muy agradecido […] en caso de que me rebatas y me saques de mi tontería. No te canses en hacer el bien a tu amigo rebáteme.” (470c) pero al modo no retórico (471e), pues lo que hay que hacer es buscar pruebas válidas frente a la verdad (472a); además de distinguir que existen dos modos de rebatir (472c), así uno a modo retórico y otro a modo filosófico. El uno busca la adulación y el otro la verdad, pero sólo “[…] la verdad no se rebate jamás.” (473b).
Es importante mencionar que la discusión no es con la multitud (474b). Pues, es en la discusión donde se examinan proposiciones y argumentos de los interlocutores buscando afirmar (475e) o negar. Se buscan conclusiones (476d). Algunas de sus preguntas más importantes, pueden, ser consideradas afirmaciones como por ejemplo “¿y el que paga la pena se libra de la maldad de su alma?” (477a), la respuesta es ya dada por la pregunta, claro que el que la paga se libera.
Ahora, nuevamente aparece la partícula <<cuál>> en una pregunta fundamental del diálogo “¿cuál es la gran utilidad de la retórica?” (480a) pues aún no se ha clarificado el asunto, y por ello en la discusión hay que seguir con las preguntas básicas para poder llegar a por lo menos un acuerdo dentro de la discusión y evitar así los errores. Acuerdo que en últimas es siempre el mismo, en el sentido que, la filosofía tiene el mismo discurso siempre y produce asombro (482b); por lo menos el de darse cuenta, que es más importante que, aunque “muchos hombres  no estén de acuerdo conmigo y me contradigan, antes que estar yo, que sólo soy uno, en disonancia conmigo mismo y me contradiga.” (482c).
A pesar de que el título dice forma igualmente se habla de cierto fondo básico dentro de la discusión que está enmarcada por razonamientos, por preguntas, por respuestas que se convierten en preguntas, que no son un amontonamiento de preguntas que se preguntan por preguntar. Sino que tienen una “ordenación innata” –kósmos- (506e). Son preguntas sencillas, simples, rápidas, breves, hasta cotidianas, preguntas de un niño, qué es, cómo es, cuál es, para qué es, por qué es, ¿me vas a decir sobre qué? (491a) estas de acuerdo o no estás de acuerdo.  Son preguntas que en cierta medida ya emiten su respuesta o que delimitan su horizonte de respuesta posible, dentro de la ordenación natural de la discusión. Tratando de mantener los fundamentos para comprobar la verdad (495a) como el reconocimiento correcto se sí mismo (495e), entre otros.
La conclusión del diálogo Gorgias creo que se puede decir está desde 527b en adelante. Vale decir que aunque se trataron tantos temas: como la retórica, la oratoria, la justicia, la belleza, el bien, la relevante era la forma de vida que se debe tener para evitar, por ejemplo: todos los sufrimientos en el Hades.
Podemos entonces decir –pretenciosamente- que la discusión es filosofía, que es decir dos veces decir una discusión filosófica, pues la discusión es ya hacer filosofía. De una manera ordenada, mediante preguntas y términos que guíen las preguntas y las posibles respuestas, y el convertir las respuestas en preguntas. A pesar de lo dificultoso que pueda parecer (como le pareció a Calicles y más de uno) que en vez de asombrarse de su falta de saber y la necesidad de buscar la verdad, trataban de enredar la discusión y convertirla en oratoria y retórica aduladora, más que en camino fiel a la verdad como la filosofía misma.
Tomo las palabras de Sócrates al decir “ni yo mismo digo a ciencia cierta lo que digo sino que busco un común entre nosotros” (506a) existen muchos atimoi –privados de derechos- que buscan por medio de su habilidad aduladora mandar sobre otros. Pero existen los que, aún peor, se dejan mandar de éstos. La verdadera filosofía es la que permite por lo menos el reconocimiento de sí, la libertad, y, a partir de ello, la búsqueda incesante e incansable de la verdad por la verdad misma.





BIBLIOGRAFÍA
Atlas Universal de Filosofía. 2004. Editorial Océano. Barcelona (España)
PLATÓN. Protágoras, Gorgias, Carta Séptima. 1998. Clásicos de Grecia y Roma. Alianza Editorial, S.A., Madrid



No hay comentarios:

Publicar un comentario