sábado, 10 de noviembre de 2018

Más que reflexiones, auto-implicaciones.




Más que reflexiones auto-implicaciones (ensayo en construcción)


Empezar una reflexión sobre la educación es uno de los retos necesarios y más urgentes para afrontar y hasta enfrentar el mundo actual, de una manera que posibilite una transformación primero de las estructuras de las conciencias y por consecuencia de las estructuras de las sociedades. Pretender un solo parámetro para describir la educación es ir sin ver en el mundo de las visiones. Sí se pretende adoptar una postura auto-reflexiva activa y crítica, que permita, más que analizar la educación como “cosa”, interpretarla como actividad-experiencia. Posiblemente se mencione de manera sutil conceptos que llevan a temas imprescindibles e ineludibles, que a la vez pretenden mostrar lo complejo del cuestionamiento frente y desde la educación.

En necesario re-pensar la educación. No es del todo la panacea. Su sentido se pierde cuando se viste de mesianismo. La brecha entre cultura y educación es abismal. Casi que la escuela es una cosa y el mundo otra cosa totalmente diferente. Ni leer en un nivel básico se promueve dentro de la misma. Una visión pesimista y angustiante de la realidad de la educación y la escuela en sí misma. Ésta como punto inicial, de partida frente a los retos del tercer milenio y el papel con sentido de la educación, de la escuela y del papel mismo de los maestros que de muchas maneras influyen en la estructura de la conciencia del discente. No se puede exigirle nada que no se exija al maestro, y, a éste en mayor medida.

Ya no se puede ni se debe seguir haciendo la clase de siempre con los títulos y objetivos de siempre, la escuela tradicional está más viva que nunca. Lo que ha cambiado es que se pasó de la tiza al marcador. Seguimos usando los libros con los que se nos impartió clase. Por ello es que hasta los conceptos deben ser re-formulados, pues, una clase ¿en pleno siglo XXI?, el “ir a dictar clase” ya es una frase y actividad tan anti-pedagógica, aun no nos percatamos de ello, es algo fuera de todo contexto que pretenda la autonomía en el educando. Ya no hay “alumnos” a los que se les da la luz. Sino aprendices (discentes) que vienen con unos cuestionamientos frente al mundo; siempre ha sido así, solo que la escuela al no tener sentido de audición dejaba mudos los cuestionamientos de cada sujeto. Así la escuela primero necesita de sentidos y de sensibilidad. Para poder ejemplificar al discente que debe formar y fortalecer la capacidad de sus sentidos (habilidades, destrezas, competencias) y la sensibilidad (inteligencia, racionalidad, pasión). Es el maestro con conciencia pedagógica y educativa, el engranaje clave para empezar a re-encaminar la escuela, posteriormente emprender el recorrido como proceso de transformación de la educación y así de la relación directa e inseparable con la cultura, de la relación directa de maestro y discente, casi que desembocando por embudo, mas no por presión, a la transformación de las estructuras sociales (económicas). Solo es posible un mundo mejor si tenemos convicciones fundadas en la educación.
Por educación podemos entender desde esta postura la actividad del maestro y discente dentro del aula. Es como ver con unos lentes específicos la actividad del maestro y la actividad del discente en el proceso de enseñanza aprendizaje, tratando de proponer ir más allá de ello, pues lo verdaderamente importante es que cada quien se sienta en plena actividad para adquirir una cierta experiencia que le posibilite en la medida de lo viable ser lo que quiere ser. Así, necesariamente trasciende el aula, la actividad del aula debe tener un mínimo de condiciones, que contextualice de forma más existencial la realidad de cada quien, para terminar por asumir una responsabilidad y un compromiso por los demás desde dicha realidad única y propia.

Este escrito es más un llamado a los maestros de las escuelas que ejercen el sentido mismo de la educación. A pesar de que hoy existan diversas formas de aprender y de salir adelante y edificar un futuro próspero muchas veces sin pasar por la escuela o la universidad. Los maestros debemos sentirnos maestros, no dar la luz de nuestra razón sino permitir el camino (método) para que cada discente se permita a sí mismo hacer uso de su propia luz. Casi que siguiendo a Kant. Pero permitiendo esas otras diversas dimensiones humanas en las que descansa más su ser que en la misma sola razón. La pasión es lo que se ha perdido en la escuela. Los maestros estamos perdiendo la pasión por ser maestros y así les decimos sin decir a nuestros discentes que la pasión no sirve. Se pierde la pasión por ser aprendiz. Y así se pierde la relación necesaria para aprender mientras se viven experiencias que le posibilita dentro de sus actividades reconocerse a sí mismo.
Desde la filosofía se hace un llamado a re-interpretar la esencia de lo que hacemos, la verdadera pasión de nuestras actividades. Ellas son las que nos hacen vivos. Podremos sentir mil cosas, pensar otras tantas pero si no tenemos la mínima actividad sobre el mundo, será el mundo quien determine lo poco que pueda ser como parte de una sociedad-sistema-consumo que aliena instantáneamente e indistintamente, y te convierte sin darte cuenta en un consumidor feliz de consumirse a sí en el proceso de la no-experiencia y así de la pérdida del sentido de la vida.
Todas las áreas, asignaturas, materias, deben ser re-unidas, su división solo produjo la división de las dimensiones y realidades humanas, dividiendo el interior del aula misma, re-unirse en mira a la conciencia de aprendiz sostenida por tres pilares fundamentos, a saber: concentración, responsabilidad-respeto, querer (amar).

Se habla de conciencia de aprendiz como el objetivo que abrirá la puerta a mil posibilidades de ser por autonomía y decisión. No se quiere imponer una única meta de la educación, sino que no puede haber meta de educación sin conciencia de aprendiz y sin conciencia pedagógica-educativa. Son casi que los a priori para el proceso educativo. Pueden existir otros conceptos que sirvan para describir lo que se interpreta frente a la educación, el de concentración puede ser entendido como disciplina, pero a veces este tiende a generar una especie de adoctrinamiento. Mientras que el de concentración es la puesta en escena de la conciencia de aprendiz frente al mundo mismo. Es más bien como la atención indispensable y necesaria para que exista la actividad y así la experiencia educativa, siguiendo a Dewey. No necesariamente lo que se ha solido llamar enseñanza-aprendizaje, puesto esto es más bien una consecuencia, muy posterior. La actividad educativa, es aquella que parte de una actitud, generando vida, desde el maestro como desde el discente, y, para el maestro tanto como para el discente. Por ello la conciencia de aprendiz es lo que como maestros debemos posibilitar en su real expresión, su ser, su actividad, el mostrarse frente al mundo; ya por medio de una pregunta que suscite un debate y que no necesariamente se aferra a un currículo que en ocasiones esta desligado de la realidad de los discentes. De qué vale “dictar la clase” sobre la ética socrática, si no se forma la ética de cada sujeto dentro y fuera del aula por medio de actividades fundamentadas en una actitud que pretenda formar vida.

La formación del maestro, es igual que la formación del discente. Debe pues desde sí mismo erradicar las estructuras tradicionales y re-estructurar desde sus propia actitud una conciencia pedagógica y educativa que le permita tener claridad de lo que debe ser la educación y la puesta en práctica de las actividades pertinentes y consecuentes a las realidades de la escuela. El maestro también debe lanzarse a nuevas formas de hacer escuela. No se debe caer en la trampa de la rutina y la cotidianidad; hay que edificar hábitos que viabilicen las cualidades y potencialicen las destrezas de cada discente. Las realidades de las escuelas varían así como varían las habilidades de cada discente. Por ello hasta la evaluación debe ser reformulada.

Indispensable es pues la comunicación, es ese piso en el que se sostiene la relación e interacción entre maestro y discente. La asertividad, la sinceridad, la verdad, el buen hablar, son elementos que inyectan la fuerza de convicción para emprender el proceso educativo desde una actitud consciente de aprendiz, para ejercer las actividades indicadas según el contexto y las condiciones, potenciando así la vida. Todo ello cubierto por fines específicos como lo son: leer, escribir y argumentar. Reagrupando sería, que la conciencia de aprendiz, es la actitud del discente para ser en el mundo, ella se sustenta en la concentración, la responsabilidad-respeto y el querer (amar). Así pasamos al desarrollo del pensamiento. Sin desarrollo de pensamiento es imposible o mejor insuficiente el  probable aprender. El desarrollo del pensamiento se potencia o llena como con una especie de combustible con, leer, escribir y argumentar. Y subdividiendo este tridente final en lectura lineal (interpretativa), interlineal (argumentativa) y crítica (propositiva), sin olvidar los conceptos de inducción y deducción; al igual que la escritura interpretativa, argumentativa y propositiva. Para terminar por argumentar y valorar argumentos no solo de contenido curricular sino para moverse en el desarrollo dinámico de la sociedad.

Estas son las primeras líneas de una propuesta que ya puede existir en otros lugares con otros contextos y condiciones. Lo valiosos es poder interpretar a partir de estos conceptos la pertinencia actual de la educación, de la filosofía (como verbo) y de la escuela en sí misma, además de la función o sentido del papel de los maestros. Pues toda la información se encuentra a la mano en el celular conectado a la red. Pero qué hacer con ella, cómo leerla, como manejarla, interpretarla, superarla para hallar el sentido no solo de la escuela sino de la existencia misma en una sociedad (política) que determina mucho de la realidad.

La conciencia pedagógico educativa también se fundamente en el tridente principal de concentración, respeto-responsabilidad y querer (amar). El maestro debe desarrollar su propio pensamiento, que se sigue fundamentando en el tridente, lectura, escritura, argumentación. Para poder dar sentido y posibilitar la aparición de la conciencia de aprendiz. Y si queda tiempo aprender la ética socrática, no como tema sino como un modo de vida viable… amor es el fundamento de toda actitud, para ejercer una actividad y edificar una propia vida (actituvidad).

La conciencia de aprendiz es aquella disposición para estar y ser en el contexto de la escuela, que le exige unas actitudes y actividades para el desarrollo y formación de la vida. Decimos que esta se sostiene en la concentración, la responsabilidad-respeto y el querer (amar). Trataremos de esbozar en el orden de lo viable lo que se entiende y se concibe por cada una de ellas para poder enlazarlas, entretejerlas y así posibilitar, permitir y animar hacia el desarrollo del pensamiento en cada discente. La concentración es la puesta en escena de la conciencia, es la atenta disposición, la completa entrega de sus sentidos y sentimientos en miras de la experiencia educativa que permita a la vez ser. Es poner en un foco determinado todas las energías, es enfocar cada destreza en miras a una actividad, es tomar una actitud frente al mundo que se le presenta para que deduzca sus propias actividades a partir de ciertos principios comunales, edificando así sus propias experiencias educativas. Es estar presto a las indicaciones, a los criterios de la actividad, a los objetivos, a las exigencias y demás. Sin la concentración se dispersa la conciencia y se debilita el desarrollo del pensamiento, dificultando así el posible y posterior aprender. Implicando a la vez una participación activa y propositiva. No es una concentración callada sino una concentración que permita argumentar o cuestionar dependiendo de las circunstancias e intereses de cada discente. Así, el maestro es el que primero debe poner en evidencia este sustento de la conciencia, en este caso pedagógico educativa, para que su actividad permita la posibilidad de la puesta en escena de la conciencia de aprendiz en dialogo constante con las realidades del mundo, no necesariamente con un contenido curricular, en algunos casos obsoleto y empolvado. Es el maestro y su concentración la que debe hacer evidente la utilidad de la misma, mostrar el sentido del pensar, animar a cada discente a que su conciencia de aprendiz se base sobre la concentración y así desarrollar el pensamiento. Se debe buscar, pues, la concentración en la lectura, en la escritura y en la argumentación, para evitar que se imparta un saber sino más bien propender por la edificación de saberes propios adecuados a las exigencias de su complejo contexto. Que se haga real y efectivo el pensamiento de lo otro y de lo propio.

Ahora bien, la responsabilidad-respeto como segunda base de la conciencia de aprendiz, responde a si se quiere, aunque no de tono moralista, como los valores que encierran otros tantos. Es decir, si se es responsable por ejemplo con la puntualidad y la asistencia se evidencia en cierta medida un respeto por la escuela. Por ello es que se decía arriba que no se puede exigir lo que no se da, un profesor que llega a destiempo del inicio de su sesión, no puede evaluar puntualidad. Es más pierde la autoridad para exigir respeto por la escuela. Este segundo pilar esta englobado por todas esas habilidades mínimas para un vivir social: hablar cortésmente, manejar las emociones, reconocer las normas de cortesía, entre otras cosas. Lo importante de este pilar es que es muy fácil detectar su ausencia y su presencia. La valoración por la libertad e integridad de los otros.
Es casi que la evidencia del autoestima y de tener una cierta destreza para moverse dinámicamente en el devenir, muchas veces caótico, de la sociedad.
Hay que recordar que estos pilares están en el maestro en una medida y en el discente en otra medida, pero que en su sumatoria tienden a la efectiva conciencia de aprendiz.

El querer (amar), es ese impulso, esa energía, esa ganas de poder ser, el querer la vida, el querer vivir, dentro de cuatro paredes que configuran el aula pero con tendencias a la ruptura de esas paredes por medio del poder de la imaginación; del querer a la familia mientras reconoce su sitio en el mundo, un querer inmanente con tendencia a la trascendencia, es decir, que la labor tanto del discente como del docente se vean enmarcadas por el querer su hacer, por el querer estar, por el querer configurar nuevas y mejores experiencias que a su vez determinen la calidad de personas que podemos ser. Los tres pilares mencionados no están separados sino interconectados, pues la concentración requiere de una responsabilidad-respeto, que se dan por el querer en una concordancia que permita desarrollar el pensamiento. Este querer es ni más ni menos que la llama de la pasión por aquello que nos hace estar, sentir y actuar. Nada se debe hacer si no parte del querer. Sería pues una obligación que conllevaría a una desintegración de la relación entre el aprender y el vivir en una sociedad determinada y determinante. Es pues el maestro y su conciencia pedagógica y educativa el que debe querer su hacer, el quehacer pedagógico. Debe emanar del decir y del hacer del maestro para que el discente evidencie que la escuela debe ser una pasión que permita la transformación de los entornos y de las posibilidades y oportunidades para ser aquello que se quiera ser. Así se piensa más eficiente y efectiva, tanto como afectiva, frente a las exigencias particulares y desde los intereses singulares que en su comunión viabilicen las acciones que permitan la permanencia de mejorar y por ello la adquisición de un mundo menos difícil.

Para finalizar esta breve propuesta que puede no tener innovación, sino que tiende mejor a verificar elementos que se han dejado por sentado y que por ello algunos resultados no son los esperados. Es más una linterna personal para poder mejorar en la medida de la medida de lo viable la calidad de vida en general. Desarrollar el pensamiento pretende fortalecer los valores y los principios que permiten a una sociedad ser mejor, por ello no se puede alcanzar ninguna mejoría se no hay una cultura de la lectura, de la escritura, y de la argumentación, que permita todo ello un debate asertivo para modificar acciones que deterioran a la sociedad y edificar una sociedad que se distinga por la calidad de sus escuelas como pilares de los avances culturales en pro de una ciudadanía ejercida con decisión y amor. No se ahondará pue sobre los tipos de lectura o los niveles de la misma, ni se pretende realizar una definición de escritura o de los elementos indispensables en la argumentación. Ello ya está. Lo importante es poner en práctica real, leer como desayunar, escribir como almorzar y argumentar como cenar. Todo esto no con el fin de aprender mil conceptos, escribir cientos de libros o argumentar al modo retórico. Lo verdaderamente importante es que se lea con pasión, que se escriba para crear nuevos mundos y para argumentar qué somos en el mundo, frente a sus exigencias y sus necesidades. Tendiendo a solventar en alguna manera las debilidades tanto personales como sociales (político-económicas).


Antes de filosofar, hay que saber leer, para entender las ideas; hay que saber escribir para plasmar las ideas y por sobre todas las cosas argumentar para defender las ideas en tanto ejemplo de la verdad. 

miércoles, 18 de abril de 2018

Abrir el pensamiento hacia nuevos dilemas


Abrir el pensamiento hacia nuevos dilemas
Dilemas que no son tan nuevos

Los principales temas
abordados en los estudios sistemáticos de
bioética (aborto, técnicas de reproducción
humana asistida, enfermedad y ancianidad, anticoncepción, SIDA,
etc.). [hay que] Elaborarlos y pensarlos juntos dentro de la temática [de la]bioética
es una necesidad de “memoria y conciencia” y posiblemente también una
necesidad para realizar nuevas y más ajustadas propuestas.
(de la Torre, 2010, p. 12)


INTRODUCCIÓN
La siguiente relatoría tratará, en la medida de lo viable, de dar un breve resumen del texto de López de la Vieja llamado Bioética Feminista. Posteriormente se tomaran algunas ideas del texto de de la Torre Díaz llamado Mujer, Mujeres y Bioética, para dar más valor a las ideas compartidas en el primer momento, para finalizar con unas cuantas consideraciones finales que puedan servir de inicio para el discurrir argumentativo de la sesión y propender por clarificar los conceptos tratados y así poder considerarlos a la vez desde la filosofía y la práctica pedagógica.
A decir con sinceridad, el tema me era algo extraño, casi que inexistente, no se veía una luz que diera piso para poder soportar todas las cuestiones que se suscitan. El azul es para los niños y el rosa para la niñas, los carros y las pistolas son para los niños, y las muñecas y los diarios son para las niñas, pantalón y tenis para los niños y falda y zapato charol para las niñas, el futbol para los niños y natación sincronizada para las niñas, fila de niños y fila de niñas. Es indiscutible la condición biológica física, no sé si fenotípica, pero también está la condición biológica psíquica, no sé si genotípica. Lo que sí es cierto es que en pleno siglo XXI, el mundo no es el mismo del siglo XX, y eso que sólo nos separan casi dos décadas.



BREVE RESEÑA DEL TEXTO
En la bioética, al igual que en otros espacios, la voz de las mujeres es marginal (de la Torre, 2010, p. 40) por ello también la importante propuesta que nos presenta López María Teresa. Ella propone hacer una revisión a la bioética liberal, en la que se busca una mayor dimensión social y política, que incida en la atención en salud e investigación científica. La ética del cuidado debe evolucionar a una bioética cívica con perspectiva de género, entendido más como identidad que como sexo masculino o femenino, que a su vez lleva un condicionamiento de las cargas y de los beneficios (López, 2014, p. 144).
Este enfoque da una extensión y una fuerza a la teorías feministas que fundamentan la bioética feminista, estás teorías a la vez quieren criticar los problemas que por la división entre hombre y mujer, generan discriminación en los ámbitos de salud, y calidad de vida personal; dados por los sesgos de género en la misma práctica clínica, se pretenden defender los derechos reproductivos, los grandes temas controversiales, como la interrupción del embarazo de manera voluntaria. La investigación científica debería ayudar a minimizar dichos sesgos (López, 2014, p. 144), pero es muy poco evidente su implicancias.
Revisar los principios clásicos de la bioética, es una de las propuestas: autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia; y pensar a la vez en algunos principios complementarios, como la responsabilidad y la igualdad. Hay que revisar  a fondo el modelo liberal de la bioética, en un contexto diferente, desde una perspectiva de género hacia un modelo cívico: social y político de bioética (López, 2014, p. 145).
La crítica feminista en los años 60’ fomenta una actitud de cuidado, que puede ser por ejemplo, la interrupción voluntaria del embarazo, lo que puede generar respuestas plurales, la idea posconvencional, abre una línea novedosa para examinar otros problemas. Pero la “otra voz” no llegó. Fue luego de demandas acerca del sistema que discrimina, que la disciplina se diversifica y da espacio para la aparición de la bioética feminista (López, 2014, p. 145). Aunque ni la psicología evolutiva, ni la filosofía, ni la ética aplicada pusieron cuidado a la importancia de darle cabida, aun así, la bioética se transforma sin tener en cuenta otros discursos sobre moralidad y salud (López, 2014, p. 146).
Nuevamente las denuncias sobre falta de igualdad, discriminación y violencia, en 1979 en la Convention on the Elimination of All forms of Discrimination againts Women (CEDAW), definen el marco para eliminar la discriminación en todas las culturas y sociedades, reiterada en 1995 en la 3rd Conference on Women de Beijing para construir estructuras de igualdad. Aunque todo ello sigue lejos de una distribución equitativa de recursos sanitarios, educación, ambiente y bien público en general. Este enfoque de género propende por todos los agentes, por ello es un enfoque cívico, que permita contribuir a modificar el análisis bioético desde una dimensión social y política, es decir, cívica, que permita salud y bienestar, ya que desde la bioética se entiende lo personal como político (López, 2014, p. 147).
Por los 1990, se realiza la FAB International Network on Feminist Approach to Bioethics, que contribuye a normalizar el enfoque, puesto que, los juicio morales deben ser imparciales, pero y hay que poner en negrilla ese pero, desde contextos especiales con aspectos concretos que permitan aplicar la norma legal y moral acorde a ese preciso y único caso, situaciones determinadas con agentes determinados (López, 2014, p. 147).
La interrupción del embarazo o la reproducción asistida son otros problemas controversiales, pero que deben ser vistos desde las situaciones de violencia en especial la machista, todo este desequilibrio afecta a la salud y a la investigación y como se dice más adelante en el texto (p. 150) a los ciudadanos y sus derechos, ¿cómo evitarlo? es la gran pregunta (López, 2014, p. 148).
Las limitaciones del modelo liberal se notan al contacto con la multiculturalidad, desde la perspectiva de género en la bioética se piensa que debe prevalecer la salud y la vida, por encima de la misma cultura. Por ejemplo, en la Guajira que por su cultura dejan morir sin asistencia por parte de los organismos de salud que en la medida que pueden hacen lo que está en su realidad. Y emerge en el texto como esperándome, la pregunta de “¿cómo aplicar el principio de autonomía en sistemas que mantienen prácticas de dominio?” (López, 2014, p. 149). Desde el género en la bioética se pretende hacer visible esa misma problemática, otro ejemplo, por qué los cuidadores son todas cuidadoras, por qué los donadores son casi todos donadoras; la perspectiva de género permite formular estas preguntas de forma correcta, es decir que se necesita de la bioética feminista para poder formular estos tipos de cuestionamientos sin prejuicios, dogmas o tradicionalismos anquilosados en siglos anteriores.
La bioética feminista es la “otra voz” la voz crítica, que con su enfoque de género, cuestiona el dominio patriarcal que quita fuerzas a los principios universales. Una cosa es el logro formal y otra la práctica de las oportunidades reales para las mujeres. Desde la bioética feminista se ha ampliado hacia una propuesta cívica más social y política; asimismo la relación entre condiciones de vida como la pobreza y la salud. Esta es pues una teoría crítica y normativa para poner al día la agenda bioética, para que sean tratados estos dilemas en la esfera pública, ya que antes la ética del cuidado era menos política que científica (López, 2014, p. 150), ya para el año 2005 la Declaración sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO (art. 14) iba en esta dirección, la de tener un enfoque distinto, acerca de la promoción de la salud, en clave de desarrollo y responsabilidad social (López, 2014, p. 151).
Ahora bien después de haber intentado esbozar brevemente la propuesta de López pasaremos a dar una especie de lluvia de ideas desde de la Torre con el fin de poder incentivar diversos panoramas para pensar desde la bioética feminista.

IDEAS PARA ABRIR EL PENSAR
“La bioética ha ignorado las cuestiones sociales y de género, olvidando por tanto, en la mayor parte de los casos, la pertenencia a una comunidad o a una sociedad, en la que la identidad de los individuos cobra sentido” (de la Torre, 2010, p. 40), de pronto no ha sido por voluntad propia, sino por las mismas presiones sociales que excluyen ciertos aspectos y ámbitos de sí mismo, que ni la crítica bioética podría ver con claridad. Podría decir desde la filosofía que es con la teoría crítica social en la que también se alimentan las preguntas que antes no se formulaban.

Se afirma que las mujeres deben ser sujetos del discurso moral y no excluidas del mismo; se insiste en superar toda forma de opresión contra quienes no tienen poder, en general, de ahí la referencia continua a la idea del “empoderamiento”. (de la Torre, 2010, p. 41)


Son las mujeres las llamadas a sumir su propia bandera, pero no por ello quiere decir que sólo ellas deban dar la lucha, todos los hombre venimos de una mujer, y por ello la necesidad de asumir desde todos los agentes la lucha por la defensa y la consolidación de una bioética feminista evidente no sólo en los textos de academia sino en la práctica misma de la salud clínica.

La relación entre la bioética y el feminismo es ambigua y compleja. Algunas autoras consideran que se puede dar entre ellas un enriquecimiento mutuo. Una bioética feminista consiste en el examen de todo tipo de asuntos bioéticos desde la perspectiva de la teoría feminista, y esto resulta enriquecedor pues completa una visión que, de otro modo estaría sesgada. (de la Torre, 2010, p. 47)

Si la relación no fuera clara y hasta necesaria no se podrían mostrar los avances que se han logrado desde la misma crítica activa frente a las injusticias, discriminaciones y violencia que se ha dado con conciencia de superioridad patriarcal; por ejemplo sólo unos datos del siglo XXI para pensar:
500.000 muertes anuales de mujeres son consecuencia del embarazo y del parto, el 99% de ellas en países en desarrollo, 75% de los que padecen el SIDA son mujeres. 25% de las mujeres han padecido violencia sexual. 30% de las mujeres han tenido una iniciación sexual forzada (en España), 10% de las mujeres han sufrido violencia física. 84% de los cuidadores familiares de nuestros mayores son mujeres (en España). Los tratamientos de las Técnicas de Reproducción Humana Asistida recaen exclusivamente sobre las mujeres y su cuerpo, con todo lo que suponen ciclo tras ciclo hasta que tienen o no tienen éxito (FIV 28%). La anticoncepción ha sido y es responsabilidad en su mayoría de mujeres, tanto en las primeras relaciones sexuales como cuando hay una pareja estable. Esto ha hecho, que hoy contemos con muy pocos métodos anticonceptivos masculinos (de la Torre, p. 11, 12). Si esto no nos pone a pensar entonces seguiremos manteniendo la abismal brecha de sesgo entre la búsqueda de una justicia universal y la práctica de un cuidado que no necesariamente responderá a esos principios, sino a unas particularidades exclusivas, pero no excluyentes.  
“Las mujeres parten de la experiencia de opresión vivida, entendida como opresión y daño. Ellas la definen como deshumanización plurifacética” (de la Torre, 2010, p. 197), es tanto así que es deshumanizado el ser humano cuando se permite la violencia contra la mujer, cuando aún no hay claridad ni consenso en el aborto y sus excepciones. La vida y la salud, las necesidades mínimas para el ser humano, sin medir si es M o F, I o H, L o T, Carlos o Carla.

CONSIDERACIONES FINALES
Ahora para finalizar podemos decir que desde esta perspectiva la práctica docente no es que se clarifique. Si no que más bien se complica. Pues ahora con lo de la diversidad de géneros y la tolerancia por delante, es difícil, poder emprender sin prejuicio una labor más que neutral, incentivadora en pro del respeto, la justicia y la dignidad humana. Ya que, primero hay que trabajar sobre sí mismo para poder ampliar esos límites que no permiten eliminar los sesgos. Para después poder ejercer influencia, ejemplo, y exigencia de los derechos de todos y de todas. Ya hasta el lenguaje debe ser elocuente con la realidad.
Pero a la vez es difícil cuando, por ejemplo: en el colegio donde laboro, hay una persona de físico, sexo femenino, pero con identidad de varón, viste como niño, pero forma en la fila de niñas, ingresa al baño de niñas y en la lista aún aparece Luna Dayana. Igual como docente trato de creer que es niño y así se le trata, aunque eso sea caer en otro “error” pues se la habla más duro y estricto que a una niña, niña.
Lo importante creo que es poner a pensar a la sociedad sobre estos temas para poder ver que el problema no es sólo el erradicar la pobreza y el analfabetismo sino también la discriminación y la desigualdad e injusticia social y política. “Estamos ante un intento de una reconstrucción de la ética que parte de considerar a las mujeres como personas humanas con capacidad de acción moral: libertad y responsabilidad” (de la Torre, 2010, p. 206). No es que no lo sean, sino que se ha ocultado, por diversas razones; ahora hay que reconstruir, repensar la ética, la bioética, la bioética liberal y la bioética feminista desde un enfoque de género, pero de género Humano.

La opresión es una forma intolerable de injusticia,
pero, además de la opresión de género, que es la más destacada por el
feminismo, hay otras formas de opresión ulteriores y adicionales.
Sin embargo, es posible cambiar la sociedad, de modo que se pueda eliminar la
opresión. Una meta del feminismo será promover los cambios necesarios
para lograrlo.
(de la Torre, 2010, p. 23)




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

de la Torre, J. (2010). Mujer, Mujeres y Bioética. Madrid. España. Universidad Pontificia Comillas.

López, M. (2014). Bioética Feminista. Dilemata. Universidad de Salamanca. 




Hacia una nueva forma de re-pensar la evaluación escolar


Hacia una nueva forma de re-pensar la evaluación escolar
Requisitos a la evaluación:
inclusión, diálogo y deliberación,
los cuales apoyan los procesos democráticos
y evitan la marginalización de
grupos poco representados en la sociedad.
(Cabra-Torres, Fabiola, 2014, pág. 180)

La realidad y complejidad de la educación genera que la evaluación, intrínseca en el fenómeno mismo de la educación, sea a la vez imbuida por esa realidad y complejidad. No es lo mismo evaluar a un estudiante con problemas familiares, o falta de afecto, a un estudiante con ausencia de compromiso escolar pero con familias estables. La evaluación debe ser por ello re-pensada para poder ejercer mejor las transformaciones, que ella misma pretende al estar sumergida dentro de la educación como motor mismo de transformación social.
A continuación se darán a conocer los aportes conceptuales del artículo: La evaluación auténtica de los procesos educativos, teniendo por autores a Mónica Vallejo Ruiz  y Jesús Molina Saorín, publicado en la Revista Iberoamericana de Educación. Para resaltar algunos conceptos relevantes, más que para la solución de los problemas de la evaluación y de la educación, sino más bien, para generar una tención y debate que permita ver los alcances y las posibilidades de re-pensar la evaluación frente a una sociedad que requiere igualmente ser re-pensada, sin  relegar el papel de transformación que ello implica.
Hacia una evaluación autentica: en el artículo que corresponde como base a ésta relatoría, se presenta el problema de evaluar los aprendizajes de los estudiantes, y se propone la evaluación auténtica como “un enfoque alternativo” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 11), que no busca ser otra forma más de las tantas para evaluar, sino, que busca poder ser una evaluación que pueda valer por sí misma, en tanto que responda íntegramente a las expectativas, procesos y logros o alcances de cada estudiante. No es que sea una evaluación para cada uno, sino una valoración a partir de ciertos principios o criterios determinados por un contexto escolar, para que a la vez se puedan asignar tareas auténticas que fortalezcan el proceso de aprendizaje y evaluación.
El contexto que se vive, está enmarcado en una complejidad porque “el ámbito educativo es un campo en continuo cambio y con incesantes reformas” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 12), por ello a la vez se requiere re-pensar la evaluación para “incorporar sistemas y prácticas de evaluación alternativas” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 12). No se puede seguir evaluando con sistemas que ya están fuera de contexto escolar local y global, es necesario

Plantea(r) la necesidad de una evaluación más acorde con las nuevas concepciones del proceso de enseñanza y aprendizaje; es decir, una que sea capaz de otorgar más importancia al trabajo autónomo del alumno a tenor de la incorporación de metodologías activas. En definitiva, se apuesta por un modelo de enseñanza y aprendizaje basado en competencias. (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 12)

Ello es indispensable a la hora de re-pensar a la vez la pedagogía misma ya que “se debe cambiar la evaluación para cambiar la Pedagogía” (Perrenoud, citado por Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 12), pensar cómo podremos evaluar competencias, entendidas estás como las potencialidades de cada estudiantes, que responde a unas condiciones o situaciones familiares y personales que le determina a su vez una forma de ver y ser en el mundo. Se debe potenciar la potencia de cada estudiante, sin perder de vista el contexto al que pertenece, que de una u otra manera debe ayudar a transformar.
La evaluación auténtica, si no las interrelacionamos con las competencias para la vida, desde una determinada concepción de la enseñanza y el aprendizaje, no tienen sentido (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 13). No se debe evaluar por evaluar y cumplir con requisitos de políticas educativas y estándares internacionales, si no se actúa sobre la necesidad y potencialidad de cada estudiante, frente a su rol como sujeto con valores democráticos, no se está educando.
Se propone desde los autores un reto: “el reto actual es que estén capacitados para participar de manera activa y responsable en la esfera ética, social y profesional. Tales retos plantean, a su vez, nuevas concepciones, enfoques e instrumentos de evaluación” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 13) y por ende en el desarrollo de una formación ciudadana; por ello es que
Se identifican la rendición de cuentas y la gestión de calidad como los discursos predominantes en las últimas décadas, y se observa cómo, en menor medida, en la práctica se promueve una comprensión de la evaluación como actividad valorativa comprometida con el fortalecimiento del ejercicio de la formación en valores democráticos. (Cabra-Torres, 2014, pág. 177)

Así, la evaluación se utiliza de dos maneras, “puede utilizarse para organizar de una manera más racional y eficaz las actividades de enseñanza y aprendizaje, tratando de mejorarlas” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 14) que sería la típica evaluación de escuela que busca demostrar unos ciertos resultados frente a unas exigencias externas y fuera de contexto; “o para acreditar ante la sociedad que los aprendizajes realizados por los alumnos los capacitan para el desempeño de determinadas actividades y tareas, más allá del contexto escolar” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 14), este segundo modo es el que se debe tomar como punto de partida para re-pensar la evaluación como una evaluación auténtica de los aprendizajes escolares para una vida ciudadana.
Re-pensar la evaluación es re-pensar la educación y sus procesos de enseñanza-aprendizaje para que se vea que

La evaluación auténtica sería la reacción ante una tradición pedagógica muy extendida en la que el alumno se limita a escuchar, repetir, copiar y memorizar; una tradición en la que la evaluación es, ante todo, sumativa, y responde a criterios de uniformización que persiguen clasificar a los alumnos en función de los resultados obtenidos y mediante exámenes basados en la repetición de contenidos trasmitidos durante las clases. (Bélair, citado por Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 14)

Aquí, hay que superar los estereotipos enclaustrados en sistemas y teorías evaluativas que no están determinadas por la realidad de cada actor en el proceso de aprender y evaluar; sería, más bien, valorar de manera auténtica el proceso formativo y el desarrollo de potencialidades o competencias éticas y ciudadanas, “la competencia supone la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 16), y ello debe implicar precisamente que “la evaluación realmente será auténtica en la medida que conecte la experiencia educativa con asuntos relevantes de la vida” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 15), además que dicha “valoración de la competencia debe realizarse a partir de la actividad que (se) realiza” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 16), no se puede evaluar una competencia si no es en la práctica y en la acción enmarcadas por una actitud frente a la sociedad.
Ahora, podemos ver que hay que “enfatizar que los contenidos son algo que debe capacitar a los estudiantes para entender y poder actuar en el mundo que les rodea” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 17), puesto que, para desarrollar y fortalecer competencias se debe tener un mínimo de requisitos básicos para poder ejercer autónomamente el proceso de aprendizaje, ejercer la práctica de sus competencias o potencialidades dentro de sus alcances y límites.
En el artículo se presentan una serie de principios y ventajas que tiene la evaluación auténtica, tales como: “explorar los aprendizajes que requieren habilidades cognitivas y acciones complejas, no el simple recuerdo de información o la ejercitación rutinaria” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 18), así, la evaluación no debe ser un ejercicio de recordar sino de interrelacionar. Segundo: “seleccionar o desarrollar tareas auténticas que representen tanto el contenido como las habilidades centrales –en términos de los aprendizajes más importantes– y, de esta manera, conjugar la enseñanza con la evaluación” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 18), la tarea auténtica va de la mano con la evaluación auténtica es un refuerzo al desarrollo y fortalecimiento de las competencias o potencialidades. Tercero: “proporcionar a los alumnos los apoyos necesarios para que comprendan y realicen la actividad, así como para entender las expectativas existentes en función del nivel de logro esperado” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 18), esto es, dar a conocer cada uno de los criterios y componente a evaluar, no se puede evaluar lo que no se sabe que se va a evaluar, además de corresponder a un mínimo de ético profesional, es decir, el evaluar según lo aprendido. Cuarto: “comunicar con claridad las expectativas de ejecución en términos de criterios consensuados con el grupo, mediante los cuales se juzgará dicha ejecución, al tiempo que se deben generar las condiciones y mecanismos necesarios que permitan registrar el avance de los alumnos” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 18), reitera lo anteriormente dicho. Ultimo: “incluir espacios de reflexión en torno a los aprendizajes logrados, a la enseñanza que los posibilitó y a los mecanismos de evaluación que se emplearon, recuperando posteriormente dichas reflexiones como elementos de realimentación y propuestas para la mejora” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 18), si no se toma los resultados o los productos de la evaluación para reflexionar y transformar en la medida de lo posible, la evaluación no existe.
Ahora bien, las ventajas son: primero que,

Permite confrontar el aprendizaje –usando criterios del mundo real– con cuestiones como el manejo y solución de problemas intelectuales y sociales, los roles desempeñados, las actitudes y valores mostrados, las formas de interacción y cooperación entre participantes, así como las habilidades profesionales o académicas adquiridas o perfeccionadas. (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 19)

Se trata pues de ser una evaluación holística que permita la integralidad del ser, en la medida en que aprende a ser en una sociedad determinada con una necesidad de desarrollar y practicar ciertos valores democráticos.
Segundo: “permite mostrar y compartir modelos de trabajos de excelencia que ejemplifican los estándares deseados” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 19), no se debe evadir el estándar, sino, buscar los modos alternativos según los contextos escolares para fomentar el trabajo y la excelencia. Tercero: “conduce a dar transparencia y aplicar consistentemente los criterios desarrollados por el docente, obteniendo consenso con los alumnos, con otros docentes e incluso con los padres u otros participantes en la experiencia educativa” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 19), esto quiere decir que, toda la comunidad educativa debe hacer parte del proceso de aprendizaje y por ello del proceso de evaluación. Cuarto: “amplía las oportunidades en el currículo y la posibilidad de supervisar, autoevaluar y perfeccionar el propio trabajo” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 19), la evaluación autentica no es unilateral sino multidireccional, atendiendo a la complejidad y necesidades del contexto y la sociedad. Quinto: “ofrece, como evaluación en sentido amplio por no reducirse a la aplicación y calificación de una prueba: — Oportunidades variadas y múltiples de exponer y documentar lo aprendido. — Posibilidades de buscar opciones para mejorar el desempeño mostrado por alumnos y docentes” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 19) evaluar no es aplicar una prueba, no responder un cuestionario, es observar reflexivamente cómo pienso, siento y hago en el mundo que me corresponde. Sexto: “desarrolla en los alumnos la autorregulación del aprendizaje, les permite reflexionar sobre sus fortalezas y deficiencias, así como fijar metas y áreas en las que tienen que recurrir a diversos apoyos” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 19), la evaluación sin autoevaluación es incompleta, el estudiante debe a partir de sus competencias, logros y deficiencias, tomar los correctivos necesario de auto-mejoramiento y auto-superación.  Sexto: “proporciona una realimentación genuina, tanto a los alumnos sobre sus logros de aprendizaje como a los profesores respecto de su enseñanza y de las situaciones didácticas que plantean” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 19), ello con el fin de proponer formas de mejoramiento y transformación respecto de las necesidades y exigencias del contexto social. Ultimo: “faculta a los alumnos a actuar y a autoevaluarse de la manera en que tendrán que hacerlo en contextos de la vida real” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 19), si la evaluación está desligada de la vida real, no se está evaluando sino aplicando una técnica de pregunta y respuesta para dar una calificaciones, que dicen nada del estudiante ni de sus valores para la formación ética y ciudadana.
El artículo termina definiendo unos conceptos en relación a las áreas reales frente a las tareas auténticas. Tales conceptos son los de: realismo, relevancia, proximidad ecológica e identidad. El primero corresponde a “haber identificado aquellos problemas profesionales que el alumno deberá ser capaz de resolver en el futuro” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 20). El segundo en relación a las “competencias que tratan de enseñarse y evaluarse, siempre en relación con los contextos profesionales o de la vida cotidiana” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 20). El tercero se refiere a que “la tarea no se aleje de los planteamientos que habitualmente tienen los docentes de ese centro cuando enseñan o evalúan” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 21) y por último que “se utiliza en relación al grado de socialización profesional que favorece la práctica” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 21). Es decir que la evaluación debe responder no sólo a los criterios en sí mismos de la evaluación o la competencia a poner en juego, sino que debe responder a factores que no están explicitados en la evaluación como tal, a su futuro.
Concluyen por decir que es necesario asegurar la equidad en la evaluación y entender que las llamadas evaluaciones alternativas o auténticas son instrumentos que operan mediante estándares referidos al criterio y no pruebas referentes a la norma” (Vallejo, R. & Molina, J. 2014, pág. 20). Entonces, la evaluación alternativa o autentica no pretende suprimir las evaluaciones o pruebas de la norma, o sea las pruebas estatales y hasta internacionales, sino evaluar aquello que se deja de evaluar por responder a sistematizaciones escolares y rutinas tradicionales, busca complementar.
Para qué evaluar desde una evaluación auténtica: la propuesta anterior, hace énfasis en la evaluación o valoración de las competencias. Muestra dos caminos de la evaluación como tal y el camino que debería toma la evaluación auténtica, entendida ella como, la posibilidad de ver desde otra perspectiva las competencias-acciones, y las consecuencias en cada uno de los estudiantes dentro de su proceso formativo. No se pude negar la evaluación dentro de una proceso de aprendizaje, ya que, de una u otra manera se observa un cambio en el transcurrir del proceso formativo, visibilizando cambios o mejorías que permitan consolidar un avance, tanto en la construcción del saber, como en la práctica de valores, “el propósito de la evaluación […] implica asumir valores de responsabilidad cívica esenciales para formar ciudadanos que se reconozcan” (Cabal-Torres, 2014, pág. 182) como ciudadanos, por ello esta propuesta responde no sólo a evaluar lo que no se evaluaba sino a promover por medio de dicha evaluación auténtica formas para un mejor vivir.
La escuela actual, en sus constantes transformaciones tanto directas, como las dadas por las políticas educativas; o indirectamente frente a los conflictos socioeconómicos del contexto cercano de la escuela, debe responder a las exigencias de cada estudiante que se determina a su vez a un micro-contexto particular. Es necesario que la escuela prepare para el futuro, para su formación profesional, para su ser ciudadano. Por ello más que simplemente evaluar para mejorar las pruebas Saber no responde a ninguna necesidad de vida en el estudiante. Al evaluar de manera autentica se debe ser consciente que es una alternativa mas no un sustituto. Se debe preparar al estudiante para que desarrolle pruebas de lectura crítica, claro que sí, pero también se le debe evaluar cómo al desarrollar habilidades de lectura crítica, puede fortalecer valores y principios que le permitan ejercer unas mejores acciones que se armonicen con las transformaciones necesarias de su contexto.
La simple observación, al modo del evaluador, puede ver, si un estudiante ha cambiado para mejorar o para empeorar. Si las condiciones que tiene el aprendizaje de cada uno corresponden a las competencias que puede desarrollar y por tanto fortalecer en el ejercicio del aprendizaje.
La evaluación sólo adquiere sentido en la medida en que permite evidenciar falencias y fortalezas, además de permitir las transformaciones pertinentes y relevantes para la escuela y su contexto. La evaluación debe ser un modo más de aprender. Debe generar reflexión y auto-determinación. Una evaluación sin objetivos claros es una brújula dañada. La evaluación sin retroalimentación es una buena cena servida pero sin comensal. La evaluación no debe ser un castigo ni para el maestro ni para el estudiante, debe ser considerada como la verificación de las competencias puestas en práctica.
No solo se comercializa y/o produce conocimiento en el proceso de la educación sino que también en la medida de lo viable promueve la formación de seres humanos éticos y políticos (Cabal-Torres, 2014, pág. 188), por ello esta propuesta de la evaluación auténtica, que se caracteriza por la evaluación de saber-hacer por medio de las competencias, puede llegar a ser generadora de valores y ciudadanía. Puesto que con esta alternativa no se busca netamente la repetición del concepto de clase, sino el sentido y la práctica que se da en la vida misma. La evaluación autentica, debe promover experiencias educativas que a su vez permitan vivir en el mundo de una manera electiva y responsable.
Conclusión: existe la evaluación para cumplir con un requisito institucional. Existen evaluaciones de áreas básicas, de competencias ciudadanas –pero escritas- que sólo son resultado de una planificación direccional y administrativa. Pero también existe la evaluación alternativa o autentica que permite una evaluación –no sólo escrita- sino que, a la vez busca ser un hacer en contexto a partir de unos previos saberes, saber-hacer en proporción a las exigencias sociopolíticas y económicas, sin olvidar las particularidades necesidades en los micro-contextos por ello

la rendición de cuentas y el aprendizaje crean una tensión entre sí: por una parte, la rendición de cuentas exige procesos de control que exponen las deficiencias o debilidades, y por otro, el enfoque de aprendizaje necesita de un ambiente seguro en el cual se pueda disentir sin experimentar temor a la sanción o expresar sus necesidades. (Cabal-Torres, 2014, pág. 191)

Los maestros somos los primeros que le debemos perder el miedo a la evaluación y permitir que los estudiantes mismos re-piensen su propio proceso de aprendizaje y de evaluación de sus competencias y potencialidades a la luz de su sueño profesional y de su realidad. Construir colectivamente con la comunidad educativa los criterios o parámetros que permitan ver claramente las competencias, alcances y límites de cada estudiante, para propender a la mejora y la transformación del proceso de  aprendizaje- enseñanza, a la vez que se coadyuva a la armonización escolar y cultural. Que lo que se aprenda y evalúa en la escuela sirva para vivir mejor.

Se diseña al profesor en formación más como un técnico que como un
profesor capaz de tener juicio crítico y reflexivo. El enseñar se convierte
simplemente en un empleo, en un conjunto de competencias que se deben
adquirir y donde prima la eficiencia sobre la ética.
(Ball, citado por Cabal-torres, pág. 192)



lunes, 5 de marzo de 2018

¿Sólo tres problemas no resueltos de la justicia?


¿Sólo tres problemas no resueltos de la justicia?
La necesidad de pensar acerca de las falencias humanas y por ello de la justicia
El ser humano […] es también aquel que
puede tomar actitudes negativas respecto de sí […]
niega una trascendencia futura.
(Sartre, 1993, pág. 81)

La justicia sigue siendo una cuestión muy complicada, la filosofía debe pensarla de manera absoluta para validar lo que llamamos humanidad. En este escrito se parte de los conceptos de Martha Nussbaum y sus pretensiones frente a las teorías contractualistas, así como de los tres problemas no resueltos de la justicia; sin olvidar que posee una relación con la filosofía de Rawls, es decir, comparte sus principios aunque tratando a su vez de ampliar la perspectiva para poder posibilitar, que por lo menos se piensen, los tres problemas de la justicia que implican una nueva forma de pensar y hacer justicia. En una primera sección se hará una síntesis conceptual de lo que propone Nussbaum, en la segunda sección se tratará de ver los alcances y las posibilidades de la propuesta de nuestra pensadora mencionada. Además de poder finalizar el escrito no con la solución de los problemas sino con la suma de un cuarto problema, que merece ser pensado para poder ampliar los alcances de la justicia
Es importante no sólo reconocer la intención de Nussbaum, sino la invitación que hace a que seamos la voz de los sin-voz, es decir de los que están involucrados directamente en la ausencia de justicia para su vida. No sólo para denunciar, sino, para convertirlos en beneficiarios primarios; la filosofía no debe ser sólo la cualidad humana para pensarse justo, sino para hacer justicia y ser justo en una sociedad con justicia.
1.    Síntesis conceptual: debido a las diferentes formas de pensar el contrato social, se ha diversificado la forma de teorizar dichas filosofías. Hobbes inicia la tradición clásica del contrato social (Nussbaum, 2007, pág. 29), aunque valga la pena decirlo, no es liberal (Nussbaum, 2007, pág. 45), pero sí que permite extraer algunos “principios del liberalismo en el contrato” (Nussbaum, 2007, pág. 30), y que pueden ser los propuestos por Rawls: valor, capacidad e igualdad.
 Locke afirma que, el contrato social: somete a las ataduras de la sociedad, pero, concordando en que el contrato es un acto de beneficio mutuo, es decir en donde las partes involucradas den, aporten, contribuyan en la misma medida para el mantenimiento del orden, la seguridad y la propiedad, entre libres, iguales e independientes; convirtiéndose ello en uno de los problemas centrales, pues cómo hacer con los que no cumplen con dichas condiciones pero son seres humanos en principio, o seres vivos sentientes de una u otra forma, y que por eso mismo son excluidos.
Como primer problema no resuelto, presenta Nussbaum, la deficiencia y discapacidad que está en contradicción con la concepción de libres, iguales e independientes. Los teóricos clásicos afirman que los contratantes son hombres libres, iguales en capacidad aptos para desarrollar una actividad económica (Nussbaum, 2007, pág. 34), diferentes rotundamente a los seres humanos no-productivos, y, por ello se pregunta quién y para quién se diseñan dichos principios básicos de asociación, pues se supone, que quienes las hacen deben pensar para quiénes los hacen, lo anterior es lo que llama la Posición Originaria, que es sólo válida para los que no padecen deficiencias.
En segundo lugar, presenta el problema de la nacionalidad, que genera una relación isomórfica, donde los derechos son sólo para los propios de la nación (aunque no ha todos), mientras los inmigrantes son excluidos de forma directa, sistemática y hasta opresiva, de los beneficios de una sociedad moderna, que se contradice con la concepción de cosmopolitismo del siglo XXI. Sólo por poner un ejemplo: ya a los hermanos venezolanos se les limita el ingreso a Colombia, cuando las fronteras son inventos políticos y de poder, es decir la humanidad y la justicia no tiene fronteras, en vía contraria al subtítulo del texto tratado.
Y, en tercer lugar el problema de la pertenencia de especie, aquí la relación es asimétrica con lo que llama animales no-humanos. Nussbaum (2007, pág. 42), trata de ir hacia una “justicia auténticamente global”, puesto que las acciones humanas son armónicas cuando están acorde a la proporción justa de la circunstancia, ni más ni menos. Por ello concluye que: no se da respuesta satisfactoria a estos problemas que no puede tratar como problemas de justicia, por eso hay que usar el enfoque de las capacidades como una clase de “suplemeto” (Nussbaum, 2007, pág. 43) para re-pensar la justicia y ampliar sus alcances y posibilidades.
Rawls y Nussbaum parten de orígenes distintos, aunque compartan principios de justicia. Nuestra pensadora parte de una concepción debidamente ampliada de la reciprocidad y la dignidad (Nussbaum, 2007, pág. 44), no se trata de evitar la teoría de Rawls sino “desarrollar teorías alternativas” (Nussbaum, 2007, pág. 44). Rawls toma de Hume –aunque Hume no sea contractualista- “las circunstancias de la justicia” (Nussbaum, 2007, pág. 45), y Nussbaum dice que a partir de ello se ocupará “de un conjunto de premisas muy generales que han marcado profundamente el pensamiento sobre la justicia” (Nussbaum, 2007, pág. 45), abstrayendo los elementos constitutivos de las circunstancias en las que se establecen principios políticos y así llegar al enfoque de las capacidades, para ampliar el beneficio social de la justicia.
Para ello empieza por las circunstancias de la justicia siendo así que la sociedad surge debido a unos principios que se originan en un acuerdo dado por una cierta situación y no en cualquier situación (Nussbaum, 2007, pág. 45). Es la situación objetiva en la que se vuelve necesaria la cooperación de las partes. Pero que debe ser aproximadamente iguales en capacidad física y mental ninguno puede dominar sobre los demás, son vulnerables a las agresiones y a la <<escasez moderada>> (Nussbaum, 2007, pág. 46); ello excluye a personas con capacidades diferentes y a los no-humanos de manera hasta consciente (Nussbaum, 2007, pág. 47). Y existe una situación subjetiva en la que existen más o menos mismos intereses o necesidades, pero, diferentes planes de vida. Como si fuésemos medios y fin a la vez, cosa que contradice la propuesta de Kant.
Ahora se pasa a pensar, respecto del principio de: libres, iguales e independientes. Libre porque nadie es dueño de nadie y nadie es esclavo de nadie; igualdad relativa y circunscrita a lo moral, el poder y los recursos, aunque se supone sin ventajas ni jerarquías, y, la igualdad que parte de la riqueza, la clase y el nacimiento, trayendo consigo la relación desigual, física y mental de las capacidades; e independiente porque no se encuentra en situación de dominación ni de una relación asimétrica en respecto a otros, pero, que de una u otra manera, excluye a muchos de este grupo contratante (Nussbaum, 2007, pág. 51). Por ello es que “tal vez necesitemos una concepción nueva y más expansiva de la libertad y sus requisitos” (Nussbaum, 2007, pág. 48), ya que, “si los seres humanos son realmente más o menos iguales en poderes y capacidades, parece más bien arbitrario que unos tengan mucha más potestad y oportunidades que otros” (Nussbaum, 2007, pág. 49); aquí es donde se presenta una crítica a las jerarquías y el olvido por los seres sentientes; pues, “todas las partes son individuos productivos dispuestos a sacrificar prerrogativas para obtener la recompensa de la cooperación mutua” (Nussbaum, 2007, pág. 52).
Finalizando esta parte, Nussbaum piensa el beneficio mutuo como finalidad de cooperación social y los motivos de las partes, en el primero se evidencia una ausencia de altruismo y benevolencia, “no se requiere ningún apego por la justicia en cuanto tal ni tampoco respeto intrínseco y no instrumental por el bien de los demás” (Nussbaum, 2007, pág. 52) y en relación al último dice que los motivos van acorde a la búsqueda del beneficio de sus fines y proyectos, Rawls, por ejemplo omite la benevolencia (Nussbaum, 2007, pág. 53), sin haberse entendido plenamente que: “la promoción del bienestar de los demás forma parte de la promoción de su propio bienestar” (Nussbaum, 2007, pág. 53).
Ahora bien, nuestra pensadora hace un recorrido por algunos pensadores del contrato social. Pasa por Hugo Grocio, en el que se enfatiza la dignidad o el valor moral, la sociabilidad estoico-romana del compañerismo, y se resume en que todo humano es digno por ser humano sociable, la necesidad del contrato se da para salvaguardar los derechos prepolíticos o preprocedimentales (Nussbaum, 2007, pág. 56). Con John Locke se busca la preservación de la humanidad y se toma la dignidad como fuente de derechos, para el beneficio mutuo en una sociedad que de alguna manera termina siendo la preservación de la propiedad y se olvida de la benevolencia (Nussbaum, 2007, pág. 61). David Hume, es un convencionalista, no un contractualista, y afirma que la justicia nace de un estado de injusticia, ya que “las reglas de la equidad y la justicia depende completamente del estado o condiciones particulares en que se encuentran los hombres y deben su origen y utilidad, que obtiene la comunidad de su observancia estricta y constante” (Nussbaum, 2007, pág. 63), aunque debe existir una relativa igualdad de facultades, como una de las circunstancias de la justicia (Nussbaum, 2007, pág. 64), así, los débiles de mente y cuerpo no hacen parte de la sociedad, ni de la justicia (Nussbaum, 2007, pág. 65). Rousseau dispone del principio de <<igualdad moral y legítima>> (Nussbaum, 2007, pág. 65). Rawls propone la inviolabilidad humana, Kant la justicia distributiva legal en un estado jurídico donde hay ciudadanos activos (propietarios) y otros pasivos (aparceros), mujeres y discapacitados, con un fuerte énfasis racionalista, ya sólo se busca ser beneficiario primario y no se busca el beneficio mutuo, altruista y no egoísta.
2.    Alcances y posibilidades de la propuesta de Martha Nussbaum: entendemos que la propuesta es pensar de manera amplia y absoluta: la justicia. Sin dejar por fuera ningún ser vivo que habite el planeta Tierra. Debemos ser claros, en entender todo un proceso histórico-político que se ha encargado de construir una teoría racional sobre la justicia, sin tener en cuenta cuáles son los objetivos primordiales de la humanidad. Estos problemas aparecen como no resueltos dado a que la justicia antes no los había pensado, y eso es lo importante que aporta Nussbaum al decir que nos hace falta abrir nuestras visiones a la observancia más universal de la justicia. Comprender que un animal no-humano es de alguna manera parte de las situaciones y circunstancias donde nace la justicia o donde se vive la injusticia. Es una propuesta importante y necesaria para repensar el cosmopolitismo del siglo XXI, y las nuevas perspectivas éticas frente a la biodiversidad. No podemos seguir pensando que somos los dueños del mundo y de sus recursos, ni dueños del someter a seres humanos con capacidades distintas, especiales y hasta exclusivas. Pensar la discapacidad, es como pensar en la anormalidad, sabiendo que esta palabra norma procede de una que significa escuadra o regla y lo que no estuviera bajo ese racero estaba fuera de la lógica. Pensar que un perro necesite de una ley para que se tenga en cuenta su vida es algo que para muchos aún puede ser irracional, pues, qué tipo de productividad puede tener un perro en una sociedad capitalista.
Es indispensable volver a retomar el análisis riguroso y filosófico que nos lleve a reformular una praxis frente a las necesidades actuales del mundo. Un bebe tiene derechos desde que nace, pero pareciera que los fuera perdiendo, en la medida en que no cumpla con la escuadra, y si no, pues, descuadra, y fuera de la normalidad queda, hasta de la legalidad y la dignidad; la moral humana ya no es racero para pensar los beneficios y la benevolencia respecto de la justicia humana, se debe involucrar al mundo mismo en el ámbito de la justica.
Ahora bien, desde la escuela, el colegio, el aula se debe tender a reflexionar qué hacemos nosotros para evitar la discriminación por capacidades distintas o especiales, o por la aceptación independiente de su nacionalidad, o porque es un gato que no puede hablar no tiene necesidades que la sociedad puede suplir, aunque cuando maúlle exprese su dolor. La tecnologización de la sociedad ha llevado a la insensibilidad humana, a la ingratitud por la naturaleza. El mundo económico capitalista sólo hace creer que es justo en la medida en que gane capital; fomentar leyes y normas que garanticen la justicia de personas con capacidades diferentes, más no deficientes, es ir en contra de la protección por la propiedad y la seguridad. Ni hablar de las oportunidades en salud pública, la política es dilatar los procesos para evitar costos y garantizar una muerte lenta, con mucho dolor y sufrimiento inhumano.
En este escrito se quiere proponer un nuevo problema de la justicia sin resolver, que es, a saber: el de la tercera edad. En la cámara de representantes está en curso una ley sobre la obligación a la protección por parte de los hijos a los adultos mayores que son sus padres, se quiere castigar a los “malos” hijos para que sean “buenos” hijos (Noticias, cámara de representantes, 08 febrero 2018). Cuando por pura lógica de reciprocidad es un derecho prepolítico o preprocedimental. En las civilizaciones antiguas o primitivas se valora más al anciano por su experiencia y sabiduría, pero ahora se les desprecia y se les guarda en un geriátrico en el que pierden los últimos años valiosos de sus vidas. Sin llegar a reconocerles que son las personas más pacientes y prudentes, cariñosas y con una capacidad de guiar sin que se considere despotismo.
3.      Conclusión:

Hemos concluido nuestro rápido repaso a las ideas formativas de la tradición histórica Una exposici6n tan esquemática únicamente puede aspirar a señalar algunas áreas de dificultad dentro de la tradición: la equiparación del grupo de los contratantes con el grupo de los futuros ciudadanos; su dependencia de una idea de igualdad aproximada de fuerza y capacidad, extrañamente combinada a veces con la idea enteramente distinta de la igualdad moral; la importancia atribuida al beneficia mutuo como finalidad del contrato; la consiguiente dificultad para integrar la ciudadanía de las mujeres y de las personas con desigual capacidad física y mental. Todas estas dificultades persisten en las teorías contractualistas modernas. Por otro lado, también podemos ver que la tradición contiene algunos elementos poderosos e iluminadores que han sido descartados por los contractualitas modernos: en particular, la idea de los derechos y los deberes morales en el estado de naturaleza, y la idea de que todos los seres humanos deben reconocer y respetar el derecho de los demás a vivir vidas acordes con la dignidad humana. Estas ideas desaparecen del punto de partida del pensamiento contractualista moderno, que trata de derivar los principios políticos por la vía procedimental, partiendo de la propia situación del contrato. (Rawls restaura algunos de estos elementos morales en el planteamiento procedimental a través del velo de ignorancia.) (Nusbaum, 2007, pág. 68)


Es una tarea ineludible de los todos nosotros, no podemos después de descubierto estos problemas dejarlos allí y ya, es necesario que asumamos la responsabilidad, quitarnos el velo, desde cada una de nuestras capacidades, para contribuir en alguna medida a conseguir la justicia válida para cada uno de los seres humanos, sin disponer en condicionalidades o especificidades de norma para que sea tomado como sujeto de derechos y de beneficios sociales por el sólo hecho de ser humano.
La justicia del siglo XXI debe ser tan amplia que quepan los sin-voz y que podamos reclamar como beneficio propio sus derechos, garantizar el bienestar de los necesitados es mantener el bienestar de toda la sociedad. Puesto que si existe inequidad y olvido la sociedad no podrá tener una conciencia tranquila y en paz. Si vemos personas con capacidades diferentes, se les considere deficientes, si vemos personas de otra nacionalidad, creemos que son turistas sin ninguna necesidad social, y si vemos un perro morir atropellado nos da igual, y peor aún existen ancianos habitantes de calle, que sobre-existen por arte de magia, casi como perros.
Desde la escuela con los más pequeños y hasta los más grandes se debe trabajar el pensar de manera crítica y entrometida en los asuntos de la sociedad y su justicia, asumir con compromiso las acciones a emprender para garantizar una justicia absoluta y duradera, responsabilizarnos del mundo, del otro, de mi naturaleza, mis animales, sentirme sociedad para hacer una mejor sociedad justa.






REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Nussbau, Martha. Las fronteras de la justicia. Consideraciones sobre la exclusión. 2007. Paidos Estado y sociedad. Barcelona.

Sartre, Jaen-Paul. El ser y la nada: Ensayo de fenomenología ontológica. 1993. Traducción: Juan Valmar. Altaya. Barcelona

Noticiero cámara de representantes 08 febrero 2018