sábado, 27 de mayo de 2017

EDUCACIÓN Y ÉTICA DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA

EDUCACIÓN Y ÉTICA DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA La batalla contra la normalización, una misión de afirmación “El ser humano […] es también aquel que puede tomar actitudes negativas respecto de sí. […] el ser humano niega una trascendencia futura. […] Hasta hay hombres cuya realidad social es únicamente la del No, que vivirán y morirán sin haber sido jamás otra cosa que un No sobre la tierra. Otros, por llevar el No en su subjetividad misma, se construyen igualmente, en tanto que persona humana, en negación perpetua: el sentido y la función de lo que Scheler llama <> es el No.” (Sartre. El ser y la nada. Pág. 81) Cuando se piensa en educación se piensa en idoneidad. La idoneidad en este escrito se entiende como la práctica armónica de diversas capacidades, destrezas, habilidades, valores y principios. Tanto de la institución en sí, como de los maestros y maestras, que se reflejarán en sus aprendices. Por ello se piensa también en ética. Las realidades actuales, efecto de las realidades pasadas, están basadas en los principios de desarrollo y progreso, en cierta medida. Así como aún son pilares la verdad, la belleza y el bien, desde tiempos socráticos. Aún son pilares de la educación. Pero en el transcurso de la Historia humana se han ido separando tanto que ya hasta se desconocen entre sí, casi que eliminando de raíz su intrínseca relación e interdependencia. Así las ciencias enseñan la “verdad”, se olvida de la belleza y el bien. El arte enseña la “belleza” y se olvida de la verdad y el bien. Y las humanidades quieren abarcar las tres cosas a la vez. Y no en el sentido de acapararlas sino en el sentido de articularlas. Ahora esto no es una afirmación cien por ciento asertiva, pues sé que existen maestros y maestras de ciencias y de artes que sí enseñan dentro de sus posibilidades la belleza y el bien. Y maestros y maestras de humanidades que enseñan todo menos la verdad, la belleza y el bien. Por ello sí afirmo que la lucha de la comunidad educativa es contra el “concepto de consciencia cosificada” (Adorno. 1998. P. 88) que no permite la idoneidad de.... “esta consciencia es, ante todo, una consciencia que se ciega frente a todo ser devenido, frente a toda penetración cognitiva en lo condicionado de uno mismo, una consciencia, en fin, que absolutiza lo que es-así.” (Adorno. 1998. P. 88) la batalla contra la <>, usando el concepto de Morin, es para evitar que sea ya del todo “normal” la realidad que vivimos, llena de tantos acontecimientos tan desgarradores del alma, el sólo pensar en la muerte de niños de la Guajira, en un país donde se bota, literalmente, comida a la basura dice Adorno que “si se lograra romper este mecanismo compulsivo, algo se ganaría. Esa es, al menos, mi opinión”. (Adorno. 1998. P. 88) Creo, dentro de mis límites reflexivos, que es la verdadera misión de los y las maestras, de las escuelas y de la educación en general, desde casa y hacia la sociedad, eliminar los mecanismos compulsivos que llevan a actuar y tomar consciencia de la cosificación de la consciencia para poder romper con el cincel de la educación y encontrar la carne vida del ser humano. Varias veces se piensa en que la educación debe desnaturalizar para socializar. Puesto que: “Si la frialdad no fuera un rasgo antropológico general, esto es, propio de la constitución de los seres humanos tal como estos son realmente en nuestra sociedad, y si éstos no fueran, consecuentemente, de todo punto indiferentes a lo que les ocurre a los demás, con excepción de unos pocos con los que están íntimamente unidos y con los que comparten intereses, Auschwitz no hubiera sido posible; las personas no lo hubieran tolerado. (Adorno. 1998. P. 89) Esto quiere decir que el ser humano es frio por naturaleza. Pero existen excepciones. No de que haya personas que sientan y otras que no sientan, todas sienten, pero por motivos diferentes. La cuestión central aquí es la idoneidad. Hay que superar los límites mismos de mi individualidad, para pasar a ser una “enteridad” con la humanidad. Que mi proyecto de vida englobe a la humanidad. Como una idea directriz que permita ser libre pero a la vez garante de las libertades. La realidad de Auschwitz sigue latente aún en el mundo. Aún existen problemas emanados de dichas realidades que configuran el hoy. Existen sectas nazis que aún piensan que piensan y que sus ideales son la única verdad. Negándose así a la multitud de posibilidades. La escuela debe ser el lugar de las múltiples posibilidades. No de las múltiples restricciones. La escuela como réplica a escala de la sociedad, no debe evitar el contacto con lo que denominaría el <> pues “los niños que nada sospechan de la crueldad y de la dureza de la vida son los que más expuestos se encuentran a la barbarie tan pronto como abandonan su entorno protector. (Adorno. 1998. P. 90) entonces la escuela no debe evitar del todo el conflicto sino en tomarlo como elemento para hacer que en la sociedad se eviten los conflictos o se aprenda a solucionar de la manera más <> posible. Negar el <> es no mostrar el bien. Pues el bien, la belleza y la verdad solo son, en tanto que frente a su negación. Pero la negación no necesariamente debe ser la realidad, sino una idea, un ejemplo, el mismo Auschwitz. Si la conciencia no se “descosifica” reflexionando sobre Auschwitz no se “descosifica” con nada. La educación, así como la ética, es diversa. Las instituciones no son iguales, ni en infraestructura, ni en el contexto socio-demográfico, los y las maestras hacen cosas diferentes en las aulas, y así se configura un mundo de diversidad, por ello es importante recordad que “las inteligencias son desiguales, […] no existen, en la naturaleza, dos seres idénticos. Observen las hojas que caen de este árbol. Les parecen exactamente iguales. Observen desde más cerca y desengáñense. Entre este millar de hojas, no hay dos iguales. (Rancier, J. 2002 P. 28) así la educación debe ser diversa, divergente, conflictiva, contradictoria, y un constante devenir. Por ello no se puedo normalizar la realidad de un ser, de una institución o de unas relaciones docente-dicente. Cada día el sol emite nuevos rayos de luz, que permite hacer cosas diferentes, sin olvidar el camino hacia la mundialización de la humanidad entendida como la idoneidad de armonizarse a sí mismo con el mundo. Descosificar no sólo la consciencia sino también el corazón, pues la consciencia me hace consciente del otro pero el corazón me hace uno con el otro. “De ahí que lo primero que habría que hacer es procurar que la frialdad tomara consciencia de sí misma, de las condiciones que la generaron.” (Adorno. 1998. P. 90) para ser transformada en consciencia de sí y del otro sí, que serían los y las demás, garantes de su libertad y emancipación. La implacable política educativa posmoderna, genera la utopía de la concreción y el realismo (Adúriz-bravo. 1999.) por ello la educación siempre debe ser soñadora, para que las políticas posmodernas de educación no impidan la descosificación de la consciencia. De debe pues reformular la educación basada en pocas ideas, pero agudas y propias. Que no sea <> la transmisión de conocimiento sino que sea armónico la investigación, la duda, la pregunta, el proceso (más que el progreso), la indagación y reformulación constante de la verdad, el aprecio por la belleza de lo que es el mundo, y todo lo que le compone, y el bien hecho realidad en las acciones e interacciones entre la humanidad y el desarrollo de su historia. Así como en la conservación de la naturaleza. La educación está más llamada a la batalla que nunca puesto que “es un deber importante de la educación armar a cada uno en el combate vital por la lucidez.” (Morin. 1999. P. 27) la lucidez, no del saberse la biblioteca entera y seguir siendo la misma consciencia cosa. La lucidez, aquí seria equiparada con la idoneidad. La integralidad de todas esas dimensiones humanas, inteligencias, capacidades, destrezas, habilidades, valores y principios que permiten ser en plenitud la raza humana. Desde Morin se hace el llamado a “cambiar la consciencia cosa por las conciencias: antropológica, ecológica, cívica terrenal y espiritual (noosfera- vista desde la capacidad de reformular las ideas heterogéneas por ideas propias, significativas, autónomas y emancipadoras). Por ello la escuela es el centro por excelencia de la emancipación. La escuela, la educación, los y las maestras, debemos hacer que la escuela sea el trampolín de los sueños, el arco que tire lejos la flecha (estudiante), que genere, motive y fortalezca la idoneidad para poder ser lo que queremos ser, y hacer con los demás, que quieran ser lo que quieran ser, pero sin olvidar que nos une la humanidad, el mundo y sus recursos. Pienso en últimas que es cosa de sentir en el corazón. La educación no puede ser racional. Debe ser lo descosificación de la consciencia. Y el descubrimiento del corazón. Algo así como la consciencia corazón. O el corazón de la consciencia. Hay que luchar para mantener una educación que no olvide los tres pilares mencionados, y que funde a partir de ellos otros más que permitan la comprensión dentro de las capacidades, de sí mismo o misma y del mundo que le hace ser. Para llegar a esa idoneidad esperada para empezar a cambiar el rumbo a la extinción de la Humanidad de la raza humana y los recursos naturales. Por ello la educación debe ser afirmación, del sentir del pensar y del hacer para poder llegar a ser, libre y emancipado, por, desde y para el mundo y la humanidad. BIBLIOGRAFÍA Adorno, Theodor, Educación para la emancipación, Ediciones Morata, Madrid, 1998, págs. 79-92. Agustí adúriz-bravo: GARDNER, HOWARD, La educación de la mente y el conocimiento de las disciplinas, Barcelona, Paidós 2000. 316 páginas. Traducción de Genis Sánchez Barberán. Edición original en inglés: Nueva York, Simón & Schuster, 1999. Morin, Edgar. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Organización de las Naciones unidas para la educación, la ciencia y la cultura. París. 1999. Rancière, Jacques. El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual. Traducción de Núria Estrach. Editorial laertes. 2002.

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