lunes, 21 de noviembre de 2016

ACERCA DE LA PRÁCTICA DESDE DOS MICHELS (Foucault y De Certeau)

ACERCA DE LA PRÁCTICA DESDE DOS MICHELS (Foucault y De Certeau)

Hacia el campo del Saber Pedagógico

Empezaré por decir que éste texto sólo es un básico bosquejo de unos conceptos que no están de por sí separados, sino que están en una constante conjugación, reconceptualización y mutación. Michel Foucault y Michel De Certeau, son los gigantes que fundamentan los siguientes cuestionamientos.

El concepto de práctica es el centro de éste texto. Dilucidado desde los aportes relevantes de Foucault y De Certeau. No es que éstos dos filósofos estén en conflicto o contradicción o que sus pensamientos nos lleven a una paradoja. Es más bien ver los aportes complementarios de sus filosofías. No un ecumenismo. Sino una ampliación del campo reflexivo del saber pedagógico. Y a su vez de las prácticas pedagógicas del maestro.

Desde Foucault, tenemos una estructura, las políticas escolares, que son en sí mismas vacías. En ésta estructura se encuentran los discursos del poder. Las prácticas discursivas de subjetivación y objetivación que instituyen dentro de una institución estatal de poder a cada persona. Foucault busca así las condiciones en que éste saber dominado por el poder, se convierten en la estrategia o campo de la estrategia en el que la verdad y la ciencia positivista han aculturizado e impuesto una cultura, en la que los excluidos justifican la cultura de la que son excluidos. 

No hay que olvidar que lo que se está presentando en éste texto es la tensión en que vive la escuela. Tratando de salvar el oficio del maestro que desde el anterior párrafo es el que replica el discurso del poder. Mientras que desde el siguiente párrafo es el maestro el creador de las condiciones, no para aculturizar desde el discurso del poder, sino para hacer cultura desde la interacción de las personas dentro de las condiciones, espacios y contextos que determinan así su ser presente y su ser futuro. Tanto del maestro como del aprendiz.

Entonces. De Certeau, no es que ponga en juego un nuevo campo contradictorio al de su tocayo. Sino que amplía el campo de reflexión y reconceptualización, para así en ese amplio campo el maestro pueda crear las condiciones, posibilitar los ambientes para motivar las experiencias comunales de construcción de saber, de cultura y de haceres, las artes de hacer cotidianas de De Certeau.  Desde aquí tenemos la contingencia dentro de las prácticas, las prácticas pedagógicas, que no son discursivas, sino “narrativas” dentro de sus posibilidades; no ostentan poder y por ello están afuera del poder o de espaldas a las autoridades como dice Anne Marie Chartier. Aquí tenemos sujetos constituyentes de sí, donde las tácticas de des-objetivación y desidentificación que permitan una identificación de sí y de sí en el mundo. Esta es la resistencia como gesto pedagógico idóneo, no para saber a modo de conocer sino para saberme y saberme en el mundo o modo de hacer en él. Este es el espacio propicio para las experiencias que dan sentido y por ello crean cultura en este caso escolar, pero no así sin más, es una cultura escolar para el mundo. Es cultura en sentido práctico.

Bueno para finalizar. ¿La educación qué debe sentir, pensar y hacer para ser, la educación el campo de lucha del maestro? Ya no es si lo uno o lo otro, ahora es el contexto, los seres humanos y la mutua emancipación con el otro. Es decir, soy éste ser humano que siente, piensa y hace, para ser y ser en el mundo, pero todo en una inevitable interacción en una inevitable relación de culturas dentro de la escuela ya no como copia del discurso del poder sino como mundo dentro de la escuela.  

QUINCHE


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