ACERCA
DE LA PRÁCTICA DESDE DOS MICHELS (Foucault y De Certeau)
Hacia
el campo del Saber Pedagógico
Empezaré por
decir que éste texto sólo es un básico bosquejo de unos conceptos que no están
de por sí separados, sino que están en una constante conjugación,
reconceptualización y mutación. Michel Foucault y Michel De Certeau, son los
gigantes que fundamentan los siguientes cuestionamientos.
El concepto de
práctica es el centro de éste texto. Dilucidado desde los aportes relevantes de
Foucault y De Certeau. No es que éstos dos filósofos estén en conflicto o
contradicción o que sus pensamientos nos lleven a una paradoja. Es más bien ver
los aportes complementarios de sus filosofías. No un ecumenismo. Sino una
ampliación del campo reflexivo del saber pedagógico. Y a su vez de las
prácticas pedagógicas del maestro.
Desde Foucault,
tenemos una estructura, las políticas escolares, que son en sí mismas vacías.
En ésta estructura se encuentran los discursos del poder. Las prácticas
discursivas de subjetivación y objetivación que instituyen dentro de una
institución estatal de poder a cada persona. Foucault busca así las condiciones
en que éste saber dominado por el poder, se convierten en la estrategia o campo
de la estrategia en el que la verdad y la ciencia positivista han aculturizado
e impuesto una cultura, en la que los excluidos justifican la cultura de la que
son excluidos.
No hay que
olvidar que lo que se está presentando en éste texto es la tensión en que vive
la escuela. Tratando de salvar el oficio del maestro que desde el anterior
párrafo es el que replica el discurso del poder. Mientras que desde el
siguiente párrafo es el maestro el creador de las condiciones, no para
aculturizar desde el discurso del poder, sino para hacer cultura desde la
interacción de las personas dentro de las condiciones, espacios y contextos que
determinan así su ser presente y su ser futuro. Tanto del maestro como del
aprendiz.
Entonces. De
Certeau, no es que ponga en juego un nuevo campo contradictorio al de su
tocayo. Sino que amplía el campo de reflexión y reconceptualización, para así
en ese amplio campo el maestro pueda crear las condiciones, posibilitar los
ambientes para motivar las experiencias comunales de construcción de saber, de
cultura y de haceres, las artes de hacer cotidianas de De Certeau. Desde aquí tenemos la contingencia dentro de
las prácticas, las prácticas pedagógicas, que no son discursivas, sino “narrativas”
dentro de sus posibilidades; no ostentan poder y por ello están afuera del
poder o de espaldas a las autoridades como dice Anne Marie Chartier. Aquí
tenemos sujetos constituyentes de sí, donde las tácticas de des-objetivación y
desidentificación que permitan una identificación de sí y de sí en el mundo. Esta
es la resistencia como gesto pedagógico idóneo, no para saber a modo de conocer
sino para saberme y saberme en el mundo o modo de hacer en él. Este es el
espacio propicio para las experiencias que dan sentido y por ello crean cultura
en este caso escolar, pero no así sin más, es una cultura escolar para el
mundo. Es cultura en sentido práctico.
Bueno para
finalizar. ¿La educación qué debe sentir, pensar y hacer para ser, la educación
el campo de lucha del maestro? Ya no es si lo uno o lo otro, ahora es el
contexto, los seres humanos y la mutua emancipación con el otro. Es decir, soy
éste ser humano que siente, piensa y hace, para ser y ser en el mundo, pero
todo en una inevitable interacción en una inevitable relación de culturas
dentro de la escuela ya no como copia del discurso del poder sino como mundo
dentro de la escuela.
QUINCHE
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