jueves, 10 de noviembre de 2016

DISCURSO IMPERSONAL DEL DISCURSO DEL PODER

Discurso impersonal del discurso del poder

Este es un discurso del discurso del poder. La vida en todo su sentido y significado debe ser gobernada por mí. Diré, pues, qué es lo que es y lo que no es. Usaré método y técnica. Seré objetivo y veraz.

Veras la realidad con la cosmovisión de mi ser. A  pesar de tener dos ojos, con una sola visión, forma, orden, ley, obedecerás sin razonar. Impongo así mi voluntad. Toda forma de vida caerá bajo el juicio de mi lenguaje, e idioma según la edad de mi historia. Diré qué es la verdad y qué es la falsedad. Nadie aprenderá nada fuera de lo que yo permita. Dividiré el mundo en tantas clases me sea posible. Nadie hablará verdad por fuera de mi verdad, pues, nada, por fuera de mi verdad, es verdad. Soy pues el camino, el único. El camino a la verdad, la que varía cada vez que necesita variar, en un momento con cruz, en otro con números, en otro con medios de comunicación y ahora o después  con ciber-discursos impositores. O, que más me da, todos a la vez. Ya sea para salvar, alcanzar la verdad, crear estereotipos, imponer clichés como formas de vida.

(imagen tomada de:
 http://sistemapenalencolombia.bligoo.com.co/eficacia-simbolica#.WCSjvZR5Ols)


Leer y escribir son simples medios para seguir invirtiendo la naturaleza. Todos a leer y a escribir. Pero  algunos leerán esto y otros aquello algunos escribirán esto y otros aquellos. Las élites decidirán sus cánones, los demás querrán ser parte del canon o formaron otro canon el contra canon. Pero yo decidiré al fin el orden de la cultura real. La escuela será mi centro de multiplicación y división. Multiplicaré mi sometimiento y dividiré las clases, las culturas, los saberes y así los haceres. En la antigüedad, en el medioevo, en el renacer, en la modernidad, en la contemporaneidad, yo, de diversas formas. Algunas veces vestido de buscador de sabiduría, en otros de santo, en otros de científico, en otros de positivista. Haciendo intrascendente la existencia de los seres humanos. Manteniendo el sin sentido de la existencia. La ausencia de la esencia. La falta de conciencia y la inanición de la emancipación. Encadeno la libertad y la someto a la ciega destrucción de mi ambición de dominación. Buena o mala, que más me da, mi dominación. La  vanguardia no es vanguardia. Puede ser la cola del gusano que se sigue a sí mismo en círculos pensando que progresa. Soy rival de la práctica táctica, deseo ser siempre la práctica estrategia  que mantenga mi ser. Yo predigo como dios. Y maldigo el hacer sin teoría. Pues no genera estadística. Bendigo la veracidad del dato y prohíbo la narración de la experiencia que brinda sentido propio de sí en el mundo, prohíbo hacer cultura por fuera de la cultura que yo determino bajo los tantos medios que poseo. La política, la economía, la escuela: como pasión inútil. Prohíbo el lema de la Ilustración. E impongo la edad de la oscuridad, del sometimiento, de repetir el discurso y evitar las implicaciones y consecuencias de la emancipación, ya tan solo como ideal.

Callaré pues ciertas palabras en ciertos oídos receptivos y revolucionarios podrían generarme ciertas angustias.

De ninguna manera afable: El discurso del poder.


QUINCHE

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